Nuestro ordenador cuenta con una gran cantidad de componentes vitales para su correcto funcionamiento. Su procesador es algo así como su corazón, y el disco duro, su cerebro, entre otros como la memoria RAM o la tarjeta gráfica.
Pero otro componente importante que se nos puede pasar por alto y debemos cuidar y conocer, es la fuente de alimentación. De aquí sale la energía eléctrica necesaria para que todos esos componentes puedan funcionar, además, a una potencia adecuada. Vamos a conocer qué principios básicos debemos tener en cuenta para su buen funcionamiento y cambio en caso de ser necesario.
La fuente de alimentación: saber escoger una es importante
La fuente es uno de los componentes cuyo mal funcionamiento es más fácil detectar. Si el ordenador, repentinamente, no enciende (ni hace el más mínimo amago de funcionar), posiblemente la fuente “haya muerto”.
También pueden existir casos en los que una fuente de alimentación comience a funcionar erráticamente, se sobrecaliente e incluso provoque pequeños incendios. Evidentemente, estos casos son poco deseables y pueden estar provocados por un mal uso o una mala calidad de construcción de la propia fuente.
Es importante hacernos con una fuente de alta calidad y evitar a toda costa esas fuentes de alimentación excesivamente económicas: a simple vista podemos notar que los materiales y acabados son muy pobres, y eso no es recomendable, sobre todo para un dispositivo que tiene que trabajar con corrientes eléctricas de forma constante.
También es importante tener en cuenta el consumo de los componentes de nuestro equipo. Un equipo actual, de media, puede consumir unos 400 W de potencia aproximadamente (a pleno rendimiento).
Si vamos a jugar con nuestro equipo, las cifras aumentan debido al consumo de la tarjeta gráfica, por lo que podremos necesitar fuentes que ronden los 600/800W de potencia para solventar cualquier escasez de potencia.
Es importante hacernos con una fuente que supere la potencia que necesitamos usar, es decir, si nuestro equipo cuenta con un consumo aproximado de 400 W, hacernos con una fuente de 500 o 600 W será importante para evitar que la carga de la fuente sea del 100% siempre, y que pueda aportar energía cómodamente siempre por debajo de su tope de potencia. Provocaremos menos calentamiento y tendremos energía de sobra para conectar futuros dispositivos.
Los tipos de fuentes y la forma de conectarla
Normalmente podemos encontrar dos tipos distintos de fuentes: las fuentes que incluyen un gran surtido de conectores y las fuentes modulares, algo más caras, pero que permiten conectar o desconectar los cables a usar según nuestras necesidades.
El formato (tamaño) de la fuente más habitual es el denominado ATX, compatible con este tipo de torres. Una fuente de alimentación de otro tamaño o tipo (las de los miniordenadores) suele ser mucho más compleja de sustituir.
También podemos encontrar fuentes con los cables mallados (con una pequeña tela que los recubre), que nos puede venir bien estéticamente, a la hora de proteger los cables, a la hora de repartirlos por el interior de la torre.
Los conectores habituales en una fuente de alimentación varían según su potencia, precio y calidad. Como es lógico, a mayor precio, mejores conectores. Encontraremos un conector de 22 o 24 pines, el principal que se suele conectar a una placa base para proporcionarle energía, uno (o dos) de 4 pines (8 si son dos), que también aporta energía.
Los conectores variables en cada fuente pueden ser los conectores Molex de 4 pines (los más usados hasta hace unos años) para conectar discos duros y unidades ópticas (y en progresivo desuso), así como los conectores de energía SATA. También encontraremos conectores de energía de tarjetas gráficas, que cuentan con 6 u 8 pines.
En la imagen superior podemos verlos todos ordenados numéricamente:
- (1) Conector Mini molex para FDD (usado en disqueteras, obsoleto).
- (2) Conector Molex universal: para dispositivos IDE, HDD y unidad de disco óptico.
- (3) Conector para dispositivos SATA.
- (4) Conector para tarjetas gráficas de 8 pines, separable para 6 pines.
- (5) Conector para tarjeta gráfica de 6 pines.
- (6) Conector para placa base de 8 pines.
- (7) Conector para CPU P4, combinado para el conector de la placa base de 8 pines a 12V.
- (8) Conector para placa ATX de 24 pines.
La tarjeta gráfica es muy sencilla de reemplazar, tan solo tendremos que desatornillarla de su zócalo (que puede situarse en la zona superior o inferior de la torre), desconectar todos y cada uno de sus cables de los componentes, y proceder a realizar el proceso inverso con la nueva fuente, es decir, acoplarla al zócalo y proceder a atornillarla y conectarla correctamente a todos los componentes.
Los equipos de alta gama necesitan las mejores fuentes
Si estáis pensando en haceros con un equipo de alta gama, destinado, sobre todo, al gaming, debéis pensar en adquirir fuentes de alimentación que ronden los 700 u 800 W. Los nuevos procesadores Intel Core i7 consumen realmente poco, pero las gráficas, aunque cada vez son más eficientes, suelen contar con el consumo más elevado de todo el conjunto. Quedarnos cortos de potencia puede suponer el apagado repentino del equipo y posibles daños de hardware en los distintos componentes del mismo.
Otra opción muy interesante es hacernos con todo un equipo de gaming, como el Lenovo Ideacentre Y900, un equipo puntero, diseñado para jugar usando los últimos componentes (procesadores Intel Core i7, gráficas Nvidia GeForce GTX) y también una fuente de alimentación acorde a toda la potencia necesaria para mover tus juegos a máxima potencia.
Imágenes | tomshardware | computerhoy | pcactual | mrgadget | playtool | luisllamas | ccm
