Si te decimos que en el universo hay miles de fuerzas que funcionan con independencia de lo que ocurra a lo largo y ancho de este, probablemente este es más que de acuerdo. Puede que parezca que haya cierto orden, pero eso se debe a las condiciones físicas y científicas que promueven el movimiento de los astros y también su comportamiento. Pero lejos del conocimiento que se tiene de las condiciones de esos astros que se han formado por el paso de los tiempos, como es el caso de los campos magnéticos.
Puede que no te lo creas, pero estos existen desde tiempos pretéritos probablemente desde el origen del universo aunque la forma el ha sido una de las grandes dudas de la comunidad científica.
Los campos magnéticos no son exclusivos de la Tierra
Todo el mundo tiene más o menos claro que en la tierra operan una serie de fuerzas que hacen que sea posible regirse por una serie de normas que son prácticamente indiscutibles. Hablamos precisamente de todos los terrenos físicos que han dado una explicación práctica y directa A todos esos fenómenos que de otra manera solamente podrían ser explicables por fuerzas sobrenaturales como pasaba en la antigua Grecia o en otras civilizaciones anteriores.
Uno de ellos son los campos magnéticos, que son regiones que ejercen cierta fuerza magnética con los elementos que están cerca de ellos o en su interior. En el caso de la tierra hablamos de los hemisferios norte y sur, los cuales se han utilizado para aportar indicaciones de todo tipo, pero sobre todo para entender cosas como puede ser la rotación de la Tierra.
Pero como te hemos dicho al principio de este epígrafe la presencia de estos campos magnéticos no son algo exclusivo de la tierra y los podemos encontrar en el resto de los cuerpos celestes que se mueven alrededor del universo. Lo que llama aún más la atención es que la creación de estos campos magnéticos es prácticamente tan antigua como el propio universo.
De dónde nacen los campos magnéticos
Lo primero que hay que tener en cuenta es que los campos magnéticos que hay a lo largo y ancho del espacio no tienen la misma relevancia que puede tener el de la tierra al menos para el ser humano. Su presencia no es fácil de detectar a simple vista, sino que se necesitan una serie de aparatos capaces de percibirla sobre todo porque algunos de ellos son realmente débiles como pueden ser los que conforman algunas galaxias, pero en otros casos son extremadamente fuertes precisamente por la naturaleza del astro en el que se colocan.
En ocasiones se requieren elementos ferrosos a mucha velocidad y eso es algo que se puede demostrar fácilmente si tienes por casa un dispositivo electrónico que funcione con una dinamo. Al generar movimiento esto genera un campo electromagnético que hace posible la generación de electricidad y todo precisamente por ese campo que se ha generado. En el universo pasa es exactamente lo mismo, ya que la rotación de los diferentes elementos junto a su movimiento dentro de una galaxia o pequeño cúmulo de planetas es lo que genera este campo aunque hay casos como puede ser el de los agujeros negros en los que por sí solo ejerce cierta atracción directamente.
Diferentes teorías por los orígenes de estos campos magnéticos
No cabe duda de que el movimiento de los cuerpos y como interaccionan estos en su entorno son clave para entender el nacimiento de los campos magnéticos, pero para muchos es una duda realmente grande ubicarlos en la línea temporal de la creación del universo. Todo esto se debe a las diferentes teorías que intentan arrojar luz también sobre la creación del universo.
Y es que uno de ellos podría tener en cuenta un origen muy primitivo el cual empezase a funcionar unos segundos después del origen del universo cuando se empezaron a concebir las primeras estrellas y galaxias. Otra opción tiene que ver con los agujeros negros que como seguramente sabes son astros de una gran capacidad de atracción y succión hacia su interior y que hayan propiciado la generación de estos campos magnéticos en primera instancia
