Google siempre ha sido una de las compañías más punteras del mundo de la tecnología. Es cierto que se le conoce especialmente por el desarrollo de software siendo Android una de las piedras angulares de sus servicios. Sin embargo, a lo largo de su historia nada le ha impedido coquetear con el mundo del hardware y a principios de la década del 2010 sorprendió al mundo con un proyecto que apuntaba maneras: las Google Glass. Han pasado los años y parece que la compañía ha puesto sus ojos en otros campos más allá de la realidad aumentada.
Lo que al principio parecía un proyecto prometedor, poco a poco se ha quedado diluido en la nada. Pero eso no quita que a día de hoy muchos se pregunten qué fue lo que pasó, con lo que parecía un proyecto a futuro de lo más interesante.
Google Glass, la revolución de la realidad aumentada
En pleno 2024 a nadie le extraña la forma en la que la realidad ha tomado diferentes dimensiones. Esta te puede sonar a un diálogo sacado de la película Matrix pero lo cierto es que además de la realidad en la que vives existen otras formas de concebirla. Por un lado, está la realidad virtual la cual experimentan todos los usuarios que tienen un equipo adaptado para ver e interactuar directamente con los elementos que no existen en el plano real pero sí en el que genera Internet o un ordenador. Por otro lado, está la realidad mixta que es la forma en la que un equipo interpreta el espacio real y es capaz de modificarlo o adaptar el mundo virtual a lo que tienes delante.
La otra forma podríamos hablar de la capacidad que tiene un dispositivo de interactuar con la propia realidad para ofrecerte mucho más de lo que tus ojos pueden ver. Esto es lo que se conoce como realidad aumentada, que no era otra cosa que la característica que planteaba en 2012 en Google con lo que en aquel entonces fue considerado como uno de los inventos del año.
Hablamos de las Google Glass, un dispositivo que constaba de una montura de unas gafas con un visor que era capaz de poner en tus ojos toda la información que solicitarás al dispositivo sin tener que recurrir directamente a tu móvil. Seguir un camino trazado por Google Maps tener información sobre el tiempo con solo mirar por una ventana o incluso descolgar llamadas sin mirar la pantalla del smartphone eran algunas de las características que los de Mountain View prometían con este proyecto.
Con el paso de los años esta tecnología fue utilizada en el ámbito educativo prestando a los alumnos conectados por videollamada el plano subjetivo de lo que el profesor quería enseñarles.
Un futuro brillante… hasta que llegaron los problemas
Todos apuntaba a que Google tenía en sus manos el elemento que podría sustituir al teléfono en los años venideros. Y es que una montura que se podía adaptar incluso para aquellos que ya de normal llevaban gafas era algo sumamente interesante en un momento en el que la tecnología estaba creciendo como la espuma. De hecho, la compañía lanzó en 2013 la Explorer edition de las Google Glass las cuales estaban pensadas para que los primeros desarrolladores pudieran trabajar con ellas y desarrollar aplicaciones que el día de mañana podrías ver directamente en el visor y todo por el módico precio de 1.500 euros.
Sin embargo, los problemas y dudas no tardaron en salir. Por un lado, muchos dudaban de la privacidad del aparato, ya que estar conectado todo el día y ver todo lo que veía un usuario suponía un problema con la gestión que la compañía podía hacer de los datos que cualquier persona tomaba del exterior, y todo eso más allá de lo que ofrecía con las diferentes aplicaciones que se gestionaban en tiempo real.
Y precisamente todos estos elementos fueron un cúmulo de problemas para los de Mountain View. Los desarrolladores detectaron con presteza diferentes fallos que la compañía debía de pulir si querían que el dispositivo: por un lado, la batería era escasa lo que no invitaba a utilizarlas durante largos sesiones de uso. Por otro lado, la gran cantidad de problemas que se encontraron durante el desarrollo del software diferentes problemas que no invitaron a continuar con el proyecto por parte de muchos.
Ni el enfoque empresarial lo pudo salvar
La compañía pasa mucho tiempo pensando en cómo darle la vuelta a su proyecto de las Google Glass y finalmente dio con una solución que fue venderlas como un elemento destinado al ámbito profesional. Probablemente, la idea de tener un dispositivo con el que se podían realizar diferentes tareas de logística, recepción de notificaciones o incluso tener reuniones en las que el resto de usuarios podía ver lo que estabas haciendo tal y como decíamos antes en el ámbito de la educación sonaba también interesante y de ahí nace la idea de lanzar las Google Glass Enterprise edition.
La firma parecía haber aprendido de sus errores dotando al dispositivo de una mayor batería y el aspecto de unas gafas más convencionales que no llamaban tanto la atención como las anteriores, pero por desgracia este aparato quedó en el olvido después de cinco años.
Parece que la edición para empresas de este gadget supuso el culmen del proyecto que Google tenía entre manos el cual decidió dar carpetazo en 2023 cuando la propia compañía daba la noticia de que no habría más actualizaciones.
Puede que a día de hoy en Google mantenga este aparato en el olvido ya que los proyectos actuales de hardware de la sede píxel están dando buenos resultados y en un momento en el que la inteligencia artificial está en su apogeo no cabe duda de que la firma tiene cubierta toda su atención para los próximos años, por lo que no parece que intente realizar ninguna nueva actualización por el lado de sus gafas AR.