Son muchos los misterios del mundo de la medicina que la gente desconoce. Evidentemente, los médicos, enfermeras y cirujanos entre otro personal sanitario conocen todos los secretos de todo el instrumental que tienen a su disposición, pero eso no quita que haya ocasiones donde un paciente se enfrente a la visión de estas. Y no, no estamos hablando de algo como es el caso de una sierra, sino de algo tan curioso como son las agujas intravenosas.
No es habitual el uso de este tipo de agujas, pero la realidad es que existen y tienen una característica muy llamativa que las hacen más que especiales: se doblan después de utilizarlas.
La composición química de las agujas es más que importante
En ocasiones, la capacidad de los objetos que utilizas tienen mucho que ver con las propiedades de los elementos que lo componen. En el caso de la medicina, los materiales hechos de titanio son perfectos para garantizar que una parte del cuerpo no rechazará inmediatamente una nueva pieza de apoyo para una articulación.
Sin embargo, en el futuro podríamos ver otros elementos importantes que no solo ayudarían a cumplir con las tareas más habituales, también impedirán procesos de mal uso, especialmente en el uso de las agujas. Estas se usan para la extracción de líquidos del cuerpo, principalmente sangre, pero el día de mañana podríamos ver que esta parte de la jeringuilla se dobla por sí misma.
Resulta que un nuevo estudio ha dado con la posibilidad de añadir aleación de galio a la mezcla con la que se crean, algo que llama la atención de cara al futuro. Se trata de un metal líquido, el cual puede mantenerse en estado sólido en temperaturas inferiores a los 29 grados. Esto hace que sea fácilmente maleable a la hora de usarlo, pero lo que llama la atención es que puede ser el próximo material del que estén hechas las agujas.
Por qué sería tan importante para la medicina
Como te hemos dicho, la utilización del galio en las agujas promete revolucionar en parte la forma en la que se hacen extracciones de sangre u otros líquidos. Como te hemos dicho, su uso depende directamente de la temperatura ambiente, ya que al mezclarlo con otros elementos lo que hace es dotarlos de cierta flexibilidad al entrar en contacto con una temperatura alta.
El ejemplo más claro es que el personal sanitario dedicado a la extracción de sangre empleará la aguja como siempre y realizará su trabajo con presteza, pero en el momento de sacar la aguja del cuerpo de paciente nos encontraremos con que esta está blanda. Esto se debe a que el cuerpo humano está por encima de su punto de fusión, haciendo que esta se doble por la variación de temperatura y se vuelva a endurecer al cambiar los grados a los que está expuesto el ambiente.
Esto favorece en gran medida a que no se vuelvan a usar las mismas agujas en posteriores procesos de extracción, que si bien está prohibido por todos los riesgos que eso supone, no se puede llevar a cabo esta práctica debido a que la aguja ha perdido su forma y no se puede usar de nuevo.
Pero los pacientes experimentarán otras cosas para su bien y es una reducción del daño sufrido durante la intervención. Es cierto que esta tarda apenas unos segundos en realizarse, pero en aquellos que tienen unas venas muy finas podrán inyectarse medicación sin que estas sufran ningún tipo de daño.
De momento, este proyecto está en vías de probarse de cara al futuro, aunque puede que para muchos suponga una ayuda y para otros un problema para evitar la malformación de la aguja en situaciones donde la temperatura ambiente puede estar por encima de las necesidades del galio para mantenerse firme. Vemos cómo avanza este proyecto en el futuro, que si bien aporta grandes mejoras, todavía tiene retos a los que prestar mucha atención.
