No todos los planetas presentan la misma composición y eso hace mucho más rica la presencia de nuevas formas de vida en caso de que sea posible que las haya. Pero no solo llama la atención la forma en la que están creados por dentro, por fuera muchos presentan formas realmente interesantes como puede ser el caso de Saturno, los cuales vamos a echar un vistazo a la que sigue siendo una de las cosas más interesantes del mundo de la astronomía como es la formación de sus anillos.
El planeta es uno de los más singulares del Sistema Solar y lo demuestra con un gran cinturón de asteroides que lo rodea algo realmente inusual no solamente dentro del conjunto de planetas sino también en todo el Universo conocido.
Más recientes de lo que parecen
Estamos acostumbrados a escuchar que las edades de los planetas que orbitan alrededor del Sol e incluso otros que están más lejos de su conjunto de planetas se formaron hace millones de años. Curiosamente, con el pasar de los años, la gran mayoría de los cuerpos astrales apenas cambian de aspecto dada su composición interna y también de la exposición energética a una estrella cercana, como ocurrió con la Tierra hace millones de años. Sin embargo, hay elementos que también entran en juego y que hacen que otros planetas sean realmente singulares, como puede ser el caso de Saturno.
Desde su descubrimiento, el planeta ha llamado la atención sobre otros por ese anillo que lo rodea algo realmente singular y que para muchos podría equipararse a lo que ocurre con el sol y el resto de planetas que irritan a su alrededor. La duda ha estado muy presente desde que se tiene constancia de ello, algo que podríamos datar desde su descubrimiento de manos de Galileo Galilei. A día de hoy contamos con la tecnología suficiente como para estudiar todos los cuerpos astrales que se ubican a millones de kilómetros de distancia de la Tierra e incluso a años luz por lo que no es del todo descabellado pensar que es posible echar un vistazo a las rocas que orbitan alrededor del sexto planeta del sistema.
Gracias a la sonda Cassini se ha podido observar de cerca algunos de estos cuerpos rocosos y se ha llegado a la conclusión de que son más jóvenes de lo que parece llegando a tener 100 millones de años. Para un humano esto es mucho, pero hay que tener en cuenta que el Sistema Solar tiene unos 4.500 millones de años por lo que su formación es mucho más reciente de lo que parece.
Qué ocurrió en realidad
A lo largo y ancho del universo hay un concepto que imbuye a todos y cada uno de los cuerpos astrales que lo conforman y es la transformación de la energía. Teniendo esto en cuenta podemos determinar por ejemplo, que la composición de polos material rocoso en un mismo sitio puede explotar de manera violenta y generar una nueva estrella y al consumirse se enfría y se queda como una roca.
Pero en el caso de los anillos de Saturno ocurrió algo diferente y es que por si no lo sabías, el planeta tenía una luna de 160 millones de años de antigüedad. Su nombre era Crisálida y lo decimos en pasado porque después de sesenta años el satélite se volvió inestable. Tanto fue así que en una de sus órbitas acabó por acercarse demasiado a Saturno y con su fuerza gravitatoria acabó por destrozarla en los pequeños trozos de roca que a día de hoy siguen orbitando de manera inclinada alrededor de sí mismo.
Para hacerte una idea es lo que le podría pasar a la Luna si se descompusiera contra la Tierra en millones de pedazos, generando así un cinturón de asteroides que orbitaría de manera permanente alrededor de nuestro planeta azul.
Como curiosidad, tanto Saturno nosotros lo ha tenido a Crisálida como Luna si no que también tiene a Titán que a día de hoy se mantiene girando alrededor suyo como la luna más grande que tiene.