Cada vez más empresas están concienciadas de su compromiso con el medio ambiente. Europa es una de las regiones cuyas empresas están muy al corriente de todo lo que está pasando con el cambio climático y por eso hay un término que está rondando de manera permanente entre todas las compañías que aspiran a ser cada vez más respetuosas con el planeta. Seguro que tú ya conoces lo que es la huella de carbono, pero lo cierto es que muchos se hacen preguntas sobre cómo se mide para hacernos una idea del impacto de tu compañía en el entorno.
Puede que por ser una firma pequeña no sea algo que tenga mucha relevancia, pero te interesará saber que esto no solo te puede ayudar a mejorar tu imagen de cara al público, sino también a cumplir con las exigencias actuales para enviar menos gases nocivos a la atmósfera.
Qué es la huella de carbono
Puede que nos hallamos venido arriba al dar por sentado que conoces lo que implica este término, pero lo cierto es que aunque lo hemos escuchado en muchas ocasiones, nos encontramos con que hay un gran número de la población que no sabe que significa este término.
Lo primero que debes saber es que la huella de carbono es la herramienta de medición que se encarga de recopilar todas las emisiones de gases invernadero que pueden tener un efecto directo o indirecto en la atmósfera. Esto tiene en cuenta todas las actividades de la empresa, desde lo que cuesta transportar su mercancía hasta la emisión del calor de los servidores y lo que cuesta mantener a nivel energético los diferentes elementos que los mantienen a una temperatura estable.
Evidentemente, cuanto mayor es la empresa y dependiendo del segmento en el que se mueva, esta emisión es diferente, pero es una labor de todos cumplir con un mínimo para ser productivos respetando el medio ambiente. Para eso existen una serie de normas con las que las diferentes compañías deben concienciarse del impacto de su actividad y velar por mejorar en la medida de lo posible la contaminación derivada de su actividad.
La fórmula para calcular la huella de carbono
En un mundo como el actual en el que los números importan y mucho, también existe una forma de calcular la huella de carbono mediante una sencilla operación. Y lo decimos de esta manera porque simplemente es una multiplicación de lo más sencilla entre dos elementos que son relativamente fáciles de obtener. Por un lado, tenemos el dato de actividad que es un parámetro que se ajusta al nivel de la actividad con la que se genera la emisión de gases de efecto invernadero. Es importante tener en cuenta que este factor se divide en tres tipos de lo que se consideran alcances que son las emisiones directas, que son las que controlan la organización, las indirectas en que tienen que ver con los productos que consume la propia empresa, y un tercero que son otras indirectas que tienen que ver con actividades de las organizaciones como pueden ser los viajes realizados dentro de dicha empresa.
Por otro tenemos lo que se conoce como factor de emisión, que no es otra cosa que la cantidad de gases de efecto invernadero emitidos por cada dato de actividad.
Con todos estos datos sobre la mesa solamente tienes que hacer la multiplicación pertinente para obtener este dato que cada vez más preocupa a las empresas. A la hora de comprenderlo simplemente tienes que compararlo con los valores que otras empresas hacen públicos y comprobar si tus baremos están mejor o peor.
Aun así, es importante saber que una vez encontrados los diferentes segmentos y los que divide su actividad lo mejor es echar un vistazo a cuáles son los que más altos están y tomar diferentes medidas para reducir la huella de carbono justamente en esas zonas donde los valores son más altos.
