El final del soporte gratuito de Windows 10 marca el comienzo de una etapa delicada para millones de usuarios que se han encontrado, pese a lo avisos, de que tienen que cambiar de sistema si no quieren exponerse a diferentes riegos. Pero, ¿de qué peligros hablamos?
Aunque la OCU y Euroconsumers lograron que la Unión Europea extendiera su vida útil hasta octubre de 2026, la realidad es que el sistema operativo de Microsoft tiene los días contados. Pero no aproveches para ‘dejar para mañana lo que puedas hacer hoy’ y aprovecha este tiempo para prepararte ante lo que viene.
Al final, cuando esa fecha llegue, los equipos que sigan funcionando con Windows 10 quedarán completamente desprotegidos ante nuevas amenazas.
¿Qué implica perder el soporte?
La pérdida de soporte no significa que los ordenadores dejen de arrancar, pero sí que dejan de recibir parches de seguridad. Es en ese punto donde comienzan los verdaderos problemas.
Cada vulnerabilidad que descubran los ciberdelincuentes quedará abierta de forma indefinida, sin actualizaciones que la corrijan, siendo el campo de terreno perfecto para ataques de todo tipo que exponen tu privacidad y seguridad.
Para que te hagas una idea de la magnitud de la historia, ahora mismo se estima que más de 800 millones de dispositivos siguen dependiendo de Windows 10, y una gran parte de ellos no puede actualizarse a Windows 11 por requisitos de hardware. Y es que Microsoft exige procesadores recientes y el chip de seguridad TPM 2.0, algo que deja fuera a muchos ordenadores comprados hace menos de una década.
Los consumidores se enfrentan a un dilema. Por un lado, pueden pagar 30 dólares (al cambio) al año por las actualizaciones de seguridad extendidas que ofrecerá Microsoft, o intentar compensar ese coste con el programa de puntos Rewards.
Riesgos de usar un sistema operativo ‘caducado’
Por otro, pueden seguir usando Windows 10 sin protección, asumiendo todos estos riesgos:
- Ataques de malware
- Exposición a virus
- Controladores y programas dejarán de ser compatibles con Windows 10.
- Lentitud y problemas de rendimiento
Desde el punto de vista técnico, cada mes que pase tras el fin del soporte es un mes más expuesto a vulnerabilidades que ya no tendrán solución. Los atacantes se centran precisamente en los sistemas desactualizados porque son el objetivo más fácil y rentable.
La prórroga concedida por la Unión Europea da cierto margen, pero no debe ser motivo para alegrarse, sino como una forma de anticiparse a lo que pensábamos que iba a suceder hace unas semanas.
Por eso, la recomendación más sensata es planificar cuanto antes una transición. Si el hardware lo permite, actualizar a Windows 11 es la opción más segura. Y si no, existen alternativas como instalar distribuciones ligeras de Linux para seguir usando el equipo con garantías.
Date cuenta de que lo peor que puede hacer un usuario es confiar en que “no pasará nada”. Cuando Microsoft cierre definitivamente la puerta a Windows 10, los riesgos serán una realidad, serán inevitables, y esperamos que no tengas que sufrirlos por no hacernos caso.
