El mundo de los videojuegos es, quizá, la vía más rápida para vivir una realidad totalmente distinta en primera persona y poder tomar nuestras propias decisiones en un mundo que se rige por sus propias normas, algo que los diferencia claramente de otras fuentes de fantansía o realidades paralelas como las películas o los libros.
El buen guión es la base para que esa experiencia sea inolvidable, pero parece ser que muchos usuarios prefieren tirar de entretenimiento llano y que muchos desarrolladores no se arriesgan más allá de cumplir unas expectativas económicas. ¿Es el guión la clave para encumbrar definitivamente a los videojuegos como un arte mayúsculo?
Las limitaciones técnicas
Hubo una época, concretamente los primeros años de existencia de los videojuegos, en los que desarrollar un guión que fuese más ambicioso que la idea de mostrar a un personaje que realizara determinadas acciones físicas básicas como saltar o golpear, era literalmente imposible.
Mario no se pensó como un fontanero italiano que vestía de color rojo y tenía bigote por caprichos de su creador, sino como una forma elaborada e imaginativa de solventar las limitaciones técnicas de las máquinas de la época.
Con el tiempo se impulsan las mejoras de las características técnicas de las nuevas consolas y ordenadores, empezaron a aparecer tarjetas de memoria para salvar partidas y soportes aptos para almacenar muchos datos: los juegos por fin podían comenzar a desarrollar una historia y unos personajes más profundos.
Aquí es donde, al menos los nostálgicos, comentan que comenzó a perderse progresivamente el nivel de dificultad a la hora de afrontar un nuevo juego: pasamos de juegos que suponían un reto personal e intenso durante un par de horas, a “paseos virtuales” que se podían vivir con la mayor simpleza y pausa posible.
Las sagas y el bucle de ideas
En las décadas de los 80 y de los 90, compañías como LucasArts, Sierra, Nintendo, entre muchas otras, iniciaron un despunte gracias a sagas de juegos que ofrecían historias elaboradas cercanas a lo propuesto en los guiones cinematográficos, personajes carismáticos y técnicas informáticas muy atractivas en algunos casos.
Todo ello propició la aparición de todo tipo de secuelas e imitaciones que, lejos de aprovechar todas las bondades de la evolución tecnológica, se acababan estancando en ofrecer lo mismo repetido una y otra vez.
Juegos como la saga Assassin’s Creed son uno de los ejemplos más polémicos de la industria en este aspecto actualmente: la gran variedad de títulos de esta franquicia y el mínimo y reiterativo desarrollo argumental de los mismos, han puesto a muchos sus propios admiradores en contra de la empresa que lo desarrolla.
También se ha extendido en la actualidad el fenómeno de los DLC y la poco sana costumbre de lanzar varias entregas de una misma historia abarcando un hilo argumental que claramente se podría tratar en una sola entrega.
¿Cantidad sobre calidad?
No olvidemos que los videojuegos, al igual que las películas, son un negocio, y, como todo negocio, depende del ingreso que le proporcionen sus consumidores más fieles. Aquí es donde encontramos la brecha más importante entre cantidad por encima de calidad.
Aunque todos los jugadores demandan un mayor trabajo en todos los aspectos artísticos de un videojuego, sobre todo en lo referente a los guiones, las listas de ventas suelen estar lideradas, casi sin excepción, por juegos como “Fifa” o “Call of Duty”, que ofrecen un guión más bien nulo.
Desarrollar un guión elaborado para una propuesta jugable única, o desarrollar todo un mundo comenzando desde cero para crear la mejor experiencia virtual del año, o de la década, es mucho más costoso y elaborado que partir de un producto que requiere menos horas de desarrollo y es sencillo de hacer al no partir desde cero, además de tener ventas millonarias aseguradas gracias a su propia fama (sin importar la calidad final del juego en muchas ocasiones).
No todo el monte es orégano
A pesar de este panorama, en principio, desolador para los amantes de los videojuegos elaborados, no todo lo que se publica hoy en día son sagas reiterativas o juegos sin transfondo, aunque por sus géneros aparenten lo contrario.
Se da el caso de algunos videojuegos que marcan un punto y aparte en la industria, sobre todo, gracias a su increíble guión. Tenemos el caso de “Bioshock”, un juego que en su día maravilló a propios y extraños, ante todo, gracias a su trabajo artístico y a su historia. “Bioshock 2” no tardó en aparecer, pero, lejos de ser una continuación lanzada para aprovechar la fama de la primera entrega, se atrevió a explorar la historia desde otros puntos históricos. Algo parecido hizo su tercera entrega, que refrescó la propia saga.
Otra saga que se ha ganado “el cielo” en el mundo de los videojuegos ha sido “Portal”, una propuesta de puzles y habilidad en primera persona que apareció en el mercado como una especie de “experimento”, y se ha acabado convirtiendo (sobre todo con su segunda entrega) en uno de los referentes de toda la industria, en mayor medida, y aunque parezca mentira, por sus divertidos guiones y carismáticos protagonistas.
Incluso sagas best-seller, como la archi-conocida «Grand Theft Auto«, se afanan por mimar, mejorar y refrescar al máximo posible su más que conocido estilo de juego y sus guiones únicos y distintivos.
Lo indie pega fuerte
Últimamente muchos jugadores suelen dirigir sus miradas a la escena independiente. Los desarrolladores independientes, lejos de contar con los presupuestos de una gran empresa que se dedica a lanzar sagas a diestro y siniestro, aportan un valor añadido muy añorado por los jugones más clásicos: la creatividad.
Juegos como “World of Goo”, “Thomas was alone”, “Limbo”, “The Stanley Parable” o “Trine” hacen de recursos limitados tanto en cantidad como en tiempo, maravillas llenas de talento que despuntan por su inventiva narrativa.
¿Existen premios en el mundo de los videojuegos?
La respuesta a si existen premios en el mundo de los videojuegos, como una especie de alegoría a los conocidos Oscars del mundo del cine, es afirmativa. Es más, al menos en Reino Unido, los BAFTA se entregan tanto a películas y series, como a juegos. Aunque existen muchos colectivos y organizaciones que otorgan premios a videojuegos a lo largo y ancho del planeta.
Por supuesto, los premios no solo se otorgan al guión de un videojuego, en estas listas de ganadores también entran otro tipo de consideraciones: mejor diseño, mejor música, mejor multijugador…
Pero podemos decir, sin miedo a equivocarnos, que los usuarios, aunque disfruten de su Call of Duty y de su Fifa entre horas, siempre esperarán un videojuego que les robe horas y que les transporte a universos únicos, porque en el fondo, las ideas, y por consiguiente, los guiones, son el alma de todo esto que es nuestra admiración por el mundo de los videojuegos.
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