la brecha digital

Así es la España a la sombra de Internet

la brecha digital

Hubo un tiempo en que las quejas por los servicios de telecomunicaciones en España eran habituales. Que si son más caros que en el resto de Europa, que si la conexión a Internet es de las más lentas… Sin embargo, en los últimos años, este discurso se ha ido sustituyendo por otro más optimista.

Frases como “somos el país más y mejor conectado” o “hemos cerrado la brecha digital” se repiten insistentemente en los últimos años. Pero, ¿hasta qué punto es verdad? ¿Hemos realmente dejado atrás esa brecha que tantos quebraderos de cabeza nos daba en el pasado?

Vivir al margen de Internet

Avanzado ya el siglo XXI, Internet ha cambiado radicalmente nuestros hábitos. Cada miembro de la familia se sienta en un rincón de la casa y ve su serie favorita vía streaming. O usa la red doméstica para reproducir su música en su smartphone. Consultamos mapas, nos comunicamos, pedimos comida o ropa e, incluso, ligamos, todo a través de una red mágica e invisible de la que depende nuestro día a día.

devocion por internet

Sin embargo, toda esta magia se sustenta en una infraestructura muy real; en unos cables que requieren de una inversión por parte de los operadores de telecomunicaciones; en una red que no llega, ni mucho menos, a todas las esquinas del territorio. O al menos así se recoge en el informe Cobertura de banda ancha en España a mediados de 2016, publicado por el Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital.

Es, precisamente, en estas esquinas, donde la brecha digital parece estar más abierta que nunca. Dos de cada diez hogares de Asturias y Murcia no tienen acceso a banda ancha. Un porcentaje que crece al 30% en Galicia, la comunidad peor parada en los rankings. Y no hablamos de banda ancha de alta velocidad, sino de lo que se ha definido por ley como banda ancha universal, una conexión igual o superior a 2Mbps.

Aunque los casos de estas comunidades destaquen, la peor parte se la llevan los municipios pequeños, independientemente de dónde estén. Las despobladas zonas rurales no tienen tampoco acceso a banda ancha. De hecho, solo un 30% de los municipios de menos de 100 vecinos pueden navegar a más de 2Mbps.

Un paraíso llamado fibra óptica

El polo opuesto está, claro, en las ciudades. La cobertura de banda ancha alcanza el 97% en las poblaciones de más de medio millón de habitantes. De hecho, se sitúa por encima del 80% en todos los municipios de más de 500 vecinos, para caer drásticamente después.

Las ciudades, que concentran el grueso de población, parecen concentrar también la mayor parte de las inversiones. Por pura lógica comercial, más habitantes en un espacio más reducido significa poder alcanzar un mayor número de clientes con una inversión más razonable.

Así, más de un 70% de los hogares de las ciudades de más de 100.000 habitantes tienen conexiones superiores a 10Mbps. Es aquí donde el optimismo parece encontrar datos que lo sustenten. La cobertura con fibra óptica hasta el hogar (o FTTH), que permite, actualmente, velocidades de hasta 300Mbps, es prácticamente total en las grandes ciudades.

Es cierto que estos datos sitúan a las grandes ciudades españolas entre las más conectadas de Europa. Sin embargo, la cobertura de FFTTH baja con fuerza en las localidades por debajo de 50.000 habitantes y en los pueblos más pequeños es nula.

El juego de los números

Los datos de los operadores, además, contribuyen a la lectura optimista. Las compañías de telecomunicaciones contabilizan cualquier punto de acceso a la red como un hogar, con lo que sus números están sobredimensionados.

Así, mientras el número de hogares españoles se sitúa en 18 millones, los operadores contabilizan más de 25 millones. De hecho, según los datos facilitados por las compañías para el informe, existirían ya cerca de 18 millones de hogares con conexión de fibra óptica. En realidad, la cifra era, a mediados de 2016, de 11,3 millones.

Debates numéricos al margen, lo que pocos ponen en duda es la desigual cobertura de las redes de fibra, desplegadas en zonas muy pobladas, donde existen grandes oportunidades de negocio y la competencia es alta. El mapa elaborado por el Ministerio de Agenda Digital deja poco espacio al debate.

fibra optica en espana

Mapa de cobertura de fibra óptica en España / Ministerio de Energía, Turismo y Agenda Digital

La revolución digital se queda en el camino

Los millennials y la generación Z, sus padres e, incluso, sus abuelos, se han ido sumando a la revolución que ha traído Internet. Multitud de potentes herramientas gratuitas y disponibles online, una gran cantidad de conocimiento en un solo clic, la explosión de las opciones de entretenimiento… Los cambios que Internet ha generado en la sociedad son evidentes.

Sin embargo, con una conexión inferior a 2Mbps no se puede acceder en condiciones a la mayoría de estos servicios. Casi dos millones de hogares en España se están quedando al margen de la revolución digital, al menos por el momento.

Así, por ejemplo, un servicio de vídeo en streaming como Netflix recomienda una conexión mínima de 0.5Mbps. Sin embargo, reconoce en su web que para ver el vídeo con un mínimo de definición (SD) son necesarios 3Mbps. Este es un ancho de banda totalmente dedicado a la plataforma, es decir, todo lo que hagamos simultáneamente en Internet (navegar, consultar el correo o usar las redes sociales) restará capacidad de streaming.

Otras plataformas populares como son las de videollamada necesitan, para un servicio de calidad, una conexión mínima de 1.5Mbps. Los televisores conectados, o Smart TV, requieren también una media de 3Mbps para consumo de vídeo a la carta, o 10Mbps si este vídeo es en calidad HD.

Las llamadas plataformas en la nube, herramientas disponibles directamente online, sin necesidad de instalar nada en el ordenador, pueden necesitar conexiones todavía más potentes. Por ejemplo, a la hora de trabajar con vídeo o fotografía, el proceso de subida y descarga de archivos se puede eternizar sin una conexión por encima de los 20Mbps.

internet en la nube

¿Existe, entonces, la brecha digital?

Puede que las conexiones estén mejorando para un amplio sector de la población, pero existe un grupo de personas que se ha quedado fuera del mundo digital. La Unión Europea, a través de los informes Eurostat, insiste en llamar la atención sobre un dato: casi dos de cada 10 españoles nunca se han conectado a Internet.

Aunque el porcentaje no es el más alto dentro de la UE (España está en el puesto 15 de 28), sí que está muy por encima de países como Alemania (9%), Holanda (5%), Reino Unido (4%) o los países nórdicos (2%). Además, según los últimos datos disponibles, España está en el puesto número 13 en el ranking de hogares con acceso a banda ancha.

Factores geográficos, inversiones, demografía, nivel adquisitivo y el propio interés de la persona juegan un papel fundamental a la hora de poder dar el salto al mundo digital. Lo único que parece claro es que, sin puentes de cable que crucen la brecha digital, esta nunca se cerrará por completo.

 

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