En los tiempos que corren es de lo más habitual encontrarse con que un teléfono móvil dispone de características tan interesantes como la cámara lenta o el disparo en ráfaga. Todos ellos se pueden usar con el fin de sacar una instantánea que sea de lo más interesante, aunque y si te decimos que existe una cámara que solo captura una foto durante 1.000.
Sí, con todos los avances que hay en el mundo, puede que el mero hecho de que exista una cámara que solo haga una foto al año puede parecer absurdo. Pero el resultado de todas las tomas que va a hacer es más que probable que lo vean las generaciones que lleguen más allá de los nietos de tus tatara nietos.
La cámara del milenio, así se ve la progresión de un lugar en el tiempo
Seguro que en alguna ocasión has visto algún video de cómo pasa el tiempo gracias a que alguien se tomó la molestia de documentarlo día tras día. A veces son videos que duran horas y horas resumidas en cuestión de minutos y otras son una superposición de fotos que se suceden desde un inicio hasta el final. De hecho, son de lo más curioso e intrigante cómo pasa el tiempo por un mismo sitio y cómo cambia.
Pero claro, en estas gravaciones nos encontramos con el proceso de unas semanas o incluso meses, haciendo una o varias tomas al día para documentar ese progreso de cambio. Pero y si te decimos que hay un proyecto ya en funcionamiento con el que se pretende hacer una foto al año durante 1.000 años puedes pensar que es una locura.
Sea locura o genialidad es el proyecto que ha empezado Jonathon Keats al que ha bautizado como la Cámara del milenio. Está localizado en Tucson, Arizona, y la intención es ver cómo cambia ese mismo paisaje con el devenir de los años, concretamente hasta la llegada del siglo 31. Lo más probable es que el propio Keats no llegue a ver finalizada su obra, pero su intención es bien distinta.
Según sus declaraciones, lo que busca es una reflexión de las personas y de cómo la sociedad avanza hacia el futuro. En su palabras “es algo bueno, porque si podemos imaginar eso, también podemos imaginar qué más podría pasar y, por lo tanto, podría motivarnos a tomar medidas para dar forma a nuestro futuro”.
De qué está hecha la Cámara del Milenio
Aquí llega lo más interesante. Todo el mundo estamos acostumbrados a ver una cámara todos los días ya sea por televisión, en las tiendas de electrónica o incluso echando un vistazo a la parte trasera o delantera de un móvil. Además, todo el mundo sabe mirar por el visor o pantalla y tirar la foto, pero el procedimiento es mucho más complejo en esta cámara de la que no se ve ni carrete ni batería que la surta de electricidad.
Localizada en una zona de senderismo, justo en una parte donde hay un mirador que apunta a la ciudad de Tucson, se alza un poste hecho de acero con una parte cilíndrica en la parte superior. Como sabrás, las fotos necesitan luz para tomarse y en este caso esta entra por un delgado orificio que va a parar a una delgada lámina de oro de 24 quilates que luego se imbuyen en una pintura al óleo para obtener la instantánea. Así durante 1.000 años.
Una foto fantasmagórica
Como decíamos, el proyecto es de lo más interesante e invita a la reflexión por parte de todos aquellos que llegan a ese punto haciendo senderismo. Sin embargo, muchos se preguntan ¿cómo saldrá la foto del mileno? Pues lo cierto es que hay una ligera idea.
Todas las láminas pigmentadas tendrán que pasar por una fase de revelado antes de ver el producto final, aunque se espera que haya partes que permanezcan y otras que se vean más distorsionadas. Y es que haciendo fotos solo durante los ciclos de Sol, la imagen resultante mostrará de manera más nítida las partes de la ciudad que no hayan cambiado con el tiempo, mientras que las nuevas construcciones se verán más difuminadas y simbolizarán el cambio estructural en el que se ha convertido la ciudad.
Solo queda esperar al futuro para conocer cuál ha sido el resultado y, después, pensar en cómo el ser humano ha sido capaz de cambiar tanto y expandirse en una extensión de terreno, lo que también forma parte de la evolución.
Imagen: University of Arizona
