En la historia del cine bélico hemos escuchado muchas veces eso de los ‘aviones invisibles’. Puede parecer un concepto de ciencia ficción, pero lo cierto es que estos aparatos voladores existen y deben su nombre a su capacidad para pasar inadvertidos a los radares. Sin embargo, puede que alguna vez te hayas preguntado cómo se consigue que un objeto volador no pueda ser detectado por un dispositivo de reconocimiento de altas capacidades.
Todo se trata de una fusión entre tecnología y construcción, y se ha tardado mucho tiempo para dar con la mejor opción para conseguir que un avión pueda volar sin riesgo a ser detectado.
Los radares, una fuente de información para el control aéreo
Como posiblemente sepas, cada país tiene un espacio aéreo que es de su competencia. Son algo así como las fronteras que separan un país de otro desde el aire, para entendernos, y todas ellas están vigiladas por aeropuertos o aeródromos que son los que controlan todo lo que pasa en el aire. Los puestos de control reciben los datos de todos los radares que cubren una forma, teniendo la posibilidad de detectar cada objeto volador para establecer contacto ya sea por radio o simplemente teniéndolo en pantalla.
¿Pero cómo consiguen estos aparatos detectar cada elemento y transferir la información a la pantalla? Resulta que estos dispositivos envían una señal de radio con una frecuencia definida, consiguiendo detectar un avión u objeto cuando esa señal rebota contra este y se recibe de nuevo en la antena que lo envió. Y lo más curioso es que este sistema no solo sirve para los aviones, también es importante para tener controlada la meteorología circundante de la base.
Sin embargo, los encargados de detectar los aviones que tienen cerca son lo que se conocen como radares secundarios. Estos son más específicos que los primeros y son los que son capaces de detectar las ondas que también emiten los transpondedores de los aviones. Estos son aparatos que captan la señal y emiten información para que sean detectados y reconocidos, por lo que si lo tienen apagado solo se reconocerá como un elemento desconocido en el radar y como una posible amenaza.
Hay algo más que apagar un aparato en los aviones indetectables
Tener en cuenta cómo funcionan los radares es fundamental, pero hay más factores que son de gran importancia para que un avión pueda llegar a su destino sin ser visto por ninguno de los radares que hay en el camino. Vamos a ver cuáles son.
La forma de la nave
Por supuesto hay muchas cosas que hacen indetectable a un avión. La primera de todas es su diseño, el cual difiere mucho de los aviones comerciales que tienen una marcada tendencia a las formas circulares frente a las líneas rectas y ángulos marcados de los aviones llamados Stealth. El porqué de esta arquitectura tiene que ver con la reflexión y dispersión de las señales. Además de dar una forma aerodinámica, las señales no rebotan contra la estructura y consiguen que estas no vuelvan a los radares como una señal tradicional.
Evitar el calor del motor
Pero esto no es lo único, ya que hay radares que se toman por algo que es muy difícil de esconder: el calor. Los motores generan grandes cantidades de calor por muy refrigerados que estén y esto se recibe mediante infrarrojos. Sin embargo, el diseño de estos aviones hace que los motores queden por debajo de la estructura y solo tengan de manera visible las tomas de aire que, por cierto, entra y sale frío.
Materiales anti-radar
Pero hay otro punto importante que los convierten en una obra maestra de la ingeniería y tiene que ver con los materiales de construcción. Y es que los aviones indetectables no solo están hechos de metal sólido, ya que disponen de una capa de materiales absorbentes de ondas. Este consigue absorberlas ondas y rebotarlas en su interior haciendo que estas se dispersen hasta perderse en vez de reflejarlas.
Un buen piloto es necesario
Todo esto está muy bien, y se ve que la tecnología juega un papel fundamental, pero hay una cosa que puede hacer que dicho avión sea indetectable y eso es ni más ni menos que las capacidades de los pilotos. Estos son capaces de volar con radares infrarrojos y de baja probabilidad de rastreo hasta el punto de que son capaces de trazar una ruta entre las áreas de detección con el fin de pasar completamente desapercibido. Y esto ya depende de la pericia del piloto y de la capacidad de los equipos de inteligencia que son capaces de trazar la mejor ruta para llegar al objetivo sin ser visto.
Como puedes ver, hay muchos factores para que un avión sea capaz de volar sin ser visto. Puede que en este último punto haya mucha discordia si hablamos de que la inteligencia artificial podría sustituir a un piloto, pero lo cierto es que la capacidad de evaluar la misión es totalmente diferente si es una persona la que está a los mandos. Por ese motivo, es más que probable que sigamos viendo a pilotos de élite usando este tipo de aviones en el futuro.
Imagen: José Luis Causarás Castelló
