Estamos acostumbrados a hablar sobre tecnología y ante todo lo relacionado con el mundo de la informática sobre todo cuando se trata de elegir ordenadores. Es cierto que también hemos puesto en valor las tablets las cuales son cada vez un elemento más imprescindible dentro del uso laboral de cualquier empresa o autónomo. Sin embargo, en el mundo de los ordenadores es importante saber diferenciar entre una placa base tradicional y una dedicada al mundo industrial.
Probablemente, nunca te habías parado a pensar la existencia de otro tipo de placas base que no fueran las tradicionales más allá de los diferentes tipos existentes según su tamaño o forma. Pero para eso estamos nosotros aquí para que aprendas un poco más sobre el mundo de los dispositivos que son utilizados en esas empresas donde la maquinaria pesada debe ser controlada por un ordenador.
Esto es lo que hace tan especiales a las palancas industriales
Estamos en un momento en el que cada usuario tiene claro que si no compra un PC prefabricado se lo tiene que montar él según sus necesidades. Esto se ha convertido en algo habitual ya que muchos consideran que aunque se gasten algo más de dinero, tendrán un dispositivo equilibrado o por lo menos ajustado a sus necesidades con los elementos que necesita para trabajar o jugar.
Pero en el mundo no todos los ordenadores están dentro de una oficina. De hecho, el espacio de trabajo de muchos usuarios está directamente ligado a condiciones externas donde la resistencia a diferentes elementos, ya sean físicos o medioambientales, es crucial para mantener en funcionamiento cualquier dispositivo.
No vale solo con tener una carcasa ultra resistente preparada para recibir todo tipo de golpes, o una ventilación lo suficientemente potente como para que todos los elementos internos de la caja no sufren el deterioro del calor interno. En ocasiones se necesita simplemente empezar por una base electrónica competente, como es utilizar una placa base de clase industrial.
Probablemente, es la primera vez que escuchas hablar de que este tipo de elementos electrónicos existen, pero lo cierto es que para todos aquellos que trabajan en entornos algo hostiles y con ordenadores no les resulta nada raro este término. De hecho, ofrecen algunas características que otras placas no tienen. Estamos hablando de dispositivos pensados para soportar grandes rangos de temperaturas que en ocasiones solamente hay un elemento de tu ordenador que llega a ese límite. Pero estamos hablando de que esa temperatura es constante y por eso las placas industriales son capaces de soportar desde los -40ºc hasta los 85°c o incluso más en función del fabricante y las necesidades del usuario.
Otro punto importante de la resistencia de estos dispositivos tienen que ver directamente con un elemento que cualquier usuario teme y es el polvo. Al estar en un entorno difícil estas placas deben tener sistemas de enfriamiento que funcionen incluso sin ventilación lo cual ayuda a disipar el calor a través de algún dispositivo de refrigeración pasiva para gestionar todo el calor de su interior sin comprometer su integridad a la exposición de otros materiales que podrían causar graves daños.
Además de pensar que es una placa que debe durar muchos años los fabricantes piensan en que el reemplazo de otros materiales o hardware puede ser más o menos constante y tiene que estar preparada para este tipo de situaciones y eso por no hablar de los problemas físicos que puede sufrir a lo largo de su vida útil.
Aquí estaríamos hablando directamente de una resistencia realmente importante frente a elementos como los golpes o incluso las vibraciones cosas que en otras situaciones no recibe porque en casa no hay ninguna amenaza como puede ser un golpe de un brazo robótico o la vibración de un motor cercano
Que une a todas las placas base
Ahora que ya sabes que existe este tipo de placas bases industriales, lo cierto es que hay cosas que no difieren mucho de una placa base tradicional. Quienes compran un ordenador con estas características no solamente piensan que la base de todo el hardware sea resistente y disponga de garantías de funcionamiento para el entorno en el que se instala, sino también de que disponga de elementos necesarios que cualquier usuario necesita.
Un ejemplo claro es la presencia de diferentes conexiones externas de entrada y salida, como pueden ser los USB y los puertos ethernet o incluso bahías de expansión con los que añadir nuevo hardware si es necesario.