En muchas ocasiones habrás pensado que las cosas más retro vuelven al cabo de unos años. Esto ocurre en el mundo de la moda e incluso en la tecnología ya que hay elementos que muy pocas personas pensaron que iban a renovarse para hacerse un hueco en la sociedad moderna. Pero en el campo científico también podemos recibir este tipo de novedades y que en ocasiones parecen tan locas como geniales como ocurre con el caso de SpinLaunch.
Y es que en pleno siglo XXI un poco se esperaban que una de las soluciones más ecológicas y baratas para enviar una sonda o satélite más allá de la estratosfera residía en algo tan pasado de moda como podía ser una catapulta.
Una catapulta renovada
Para muchos usuarios estas en palabras le recuerda a algo de la edad media. Concretamente, estábamos hablando de uno de los artilugios de defensa más antiguos de la humanidad con el que se pretendía asediar posiciones desde largas distancias lanzando elementos que podían ser desde piedras hasta guijarros de aceite en llamas. Seguro que las has visto en alguna película o incluso en algún museo, pero puede que en ningún caso te hubieras imaginado que esta tecnología tan anacrónica regresará de alguna manera.
En el plano bélico actual no tendría ninguna cabida sobre todo porque los avances tecnológicos han permitido la existencia de elementos como los lanzacohetes o los morteros de largo alcance, pero en este caso es la comunidad científica la que sabrá dar mucho uso a este nuevo dispositivo que promete ser la solución para la investigación del espacio y de la propia tierra.

Hablamos de spine launch un sistema que promete lanzar todo tipo de elementos lejos de la Tierra a velocidad hipersónica y sin necesidad de ningún proceso de ignición previo. Todo esto puede parecer un disparate sobre todo porque a día de hoy vemos como empresas como SpaceX lanzan cohetes al espacio y todos ellos necesitan de varios motores cargados de combustible para poner en órbita tanto satélites como transbordadores pero este elemento promete revolucionarlo todo.
Para que te hagas una idea hay tres tipos de lanzaderas de este estilo siendo la más grande y la del tamaño orbital que mide nada menos que 100 metros. Su estructura es algo similar a una lavadora con una rampa conectada a uno de sus laterales y esto tiene un porqué.
En su interior se coloca desde cohetes hasta satélites que se quieran mandar lejos de la Tierra siempre anclados a un brazo rotatorio que gira a gran velocidad dentro de una cámara de vacío. Aprovechando la alta velocidad a la que se mueve este brazo y los principios de la fuerza centrífuga se consigue la energía necesaria para que llegado el momento el dispositivo que hay en el interior salga despedido por el túnel de eyección a gran velocidad. A nadie le dará tiempo a ver el dispositivo volando, sino más bien escuchar el sonido de la eyección ya que como decimos lanza estos aparatos a velocidad y hipersónica.
Un proyectil que libera los elementos de su interior
Como puedes ver spin launch es un dispositivo realmente importante para la comunidad científica. Como te decimos la intención es que el día de mañana puede lanzar al espacio satélites y todo tipo de proyectiles que incluyan en su interior todo tipo de carga para poner en órbita. Pero hemos hablado de un proyectil el cual tiene una razón de ser.
Se trata de algo similar a un misil el cual tiene dos cargas de combustible que ayudan a que una vez lanzado coja más altura y coloque los satélites o dispositivos lejos de la estratosfera. Gracias a su diseño aerodinámico no perderá velocidad sino que la mantendrá o aumentará en función de los lejos que se quiera poner la carga. Como ocurre con el resto de cohetes que se mandan al espacio una vez cumplida con la misión de romper la del sonido a una gran altitud se desprenderá de su parte más aerodinámica revelando los dos motores que reaccionarán en dos fases hasta dejar la carga en su sitio y con la fuerza necesaria para dar vueltas a la Tierra.
Se espera que sean este 2025 cuando se ponga en marcha este proyecto que sin duda supondrá un gran ahorro para el lanzamiento de nuevos satélites ya que no se dependerá del uso de cohetes y de sus grandes costes en combustible y materiales.