Antes de dejar a nuestro bebé con un robot, la tecnología necesita cambiar mucho (y nosotros)

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¿Dejarías que un robot cuidara de tu hijo, especialmente cuando es un bebé? ¿Y de tus padres? O, mejor dicho, ¿te gustaría que, cuando lo necesites, cuidara de ti un una máquina en lugar de una persona?

Un hombre de hojalata en busca de corazón

Como en El Mago de Oz, la imagen que tenemos de un robot es la de una armadura de hierro (u otro tipo de material duro y resistente) sin sentimientos. Por eso, los desarrollos de los robots, especialmente cuando están destinados a ser utilizados por niños o personas mayores, se centran en dotarles de una apariencia humana.

El mejor ejemplo es Pepper. “La gente describe a otros como robots porque no tienen emociones, ni corazón. Por primera vez en la historia de la humanidad, estamos dando un corazón a un robot”, declaraba el director general de SoftBank, Masayoshi Son, en una conferencia de prensa de presentación de este producto.

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Además, casi todos los desarrollos en esta materia se centran en dotar de Inteligencia Artificial a las máquinas para que sean capaces de aprender por sí solas de las reacciones de los humanos.

Bebé, con la tele sí, con el robot no

Sin embargo, sigue existiendo cierto recelo a la hora de confiar el cuidado de los más pequeños de la casa a este tipo de máquinas.

Aunque la televisión siempre ha sido utilizada como una buena niñera para que los menores no “molesten” en determinadas situaciones (y el móvil y el tablet empiezan a ser otros sonajeros para niños más mayores), aún nos echamos las manos a la cabeza si trasladamos esta ecuación a otro tipo de máquinas como robots.

El último ejemplo ha sido con Snoo, una cuna robot que imita el balanceo de los brazos de los padres para que los bebés puedan quedarse dormidos sin intervención humana. Según el fabricante, SNOO ha sido probado en más de 200 bebés y ha demostrado que reduce el llanto y aumenta el sueño de los niños. En los recién nacidos, los efectos se notan en solo un día, mientras que los mayores de 2 meses de edad pueden tardar hasta 5 días para acostumbrarse a su nueva cama, según su fabricante.

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Un Mowgly del siglo XXI

Más allá de si los bebés necesitan estar en brazos de sus padres o no, dejar a los robots a los cuidados de un bebé está generando opiniones y teorías para todos los gustos sobre los efectos que, sobre todo a largo plazo, puede tener en las conductas y personalidades de estos niños.

El psicólogo Harry Harlow tiene una pruebas (famosas y polémicas) sobre la importancia de la atención materna para los monos y, aparentemente, la humanidad: cuando algunos simios fueron amamantados por objetos inanimados, crecieron con disfunciones sociales en la manada y fueron excluidos. Algo que vendría a demostrar la importancia del cuidado maternal y que podría ser extrapolable a los humanos y los robots.

Y aunque expertos en robótica reconocen que los robots afectarán a las personas al igual que lo hacen tecnologías anteriores, como la TV o Internet, prefieren mostrarse cautos antes de alarmar a la sociedad.

¿Sentará Zuckerberg un precedente con su visión?

Hay veces que si existe un modelo en el que basarnos este invita a imitar comportamientos. Si tienes dudas sobre si dejar a tu bebé a cargo de un robot, debes saber que hay otros pioneros que te han tomado la delantera.

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Es el caso de Mark Zuckerberg, quien ya en su día manifestó su intención de construir un robot para cuidar de su casa y de su hija recién nacida. Aunque otros tecnólogos y científicos (como Elon Musk y Stephen Hawking) han expresado su preocupación por si la inteligencia artificial va a tener demasiado poder y podría dañar a la humanidad, el CEO de Facebook se muestra convencido de que “podemos construir la IA para que funcione para nosotros y nos ayude. Algunas personas creen que la IA es un peligro enorme, pero eso me parece inverosímil y mucho menos probable que los desastres debido a la enfermedad generalizada, la violencia, etc.”.

La solución para el aumento de la natalidad y productividad

Para Casey B. Mulligan, profesor de economía en la Universidad de Chicago, si dejáramos el cuidado de nuestros hijos a cargo de los robots, otro gallo cantaría en materia de aumento de la natalidad y la productividad.

“Si cada niño necesitase menos tiempo parental, podríamos esperar que los padres —especialmente las madres- utilizasen su tiempo en otras cosas, como trabajar más fuera de casa, seguir sus propias actividades escolares o de ocio. También es posible que las personas emplearan más tiempo de sus vidas cuidando a los niños y menos tiempo en esas otras cosas porque estarían teniendo más hijos al disponer de más tiempo”.

Este experto cree que, al igual que los robots y otras máquinas están asumiendo una serie de tareas anteriormente realizadas por personas, los robots algún día también cuidarán de los niños. ¿Nos parece inhumano o inmoral dejar a los niños pequeños en casa solos con un robot o dejarlos en una guardería con personal de máquinas? Puede, pero también otros cambios económicos y tecnológicos del pasado han transformado nuestras actitudes y prácticas de crianza de los niños.

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Antes de tener un hijo, practica con un robot

Pero quizá los robots también nos puedan preparar para ser mejores padres. Por eso, también hay empresas que desarrollan muñecos con apariencia realista de ser bebés humanos y que se comportan como tal, de manera que podemos “ensayar” con ellos antes de enfrentarnos a un bebé de verdad.

Es el caso de RealCare Baby 3, un simulador para bebés con capacidades de programación y generación de informes inalámbricos. Este muñeco llora para que le des de comer, le hagas expulsar los aires o le cambies el pañal.

Gracias a sus sensores y comunicación inalámbrica, informa sobre las acciones que se realizan de manera errónea (como apoyarle la cabeza en posición equivocada), si está mucho rato sentado en la silla del coche o si le hemos puesto mal la ropa.

Según su fabricante, es ideal para la prevención de embarazos en adolescentes, prevención del maltrato infantil, mejorar las habilidades de los padres y enfermeras y mejorar la salud y bienestar infantil.

¿Enemigos o aliados?

Dicen los expertos que en esta carrera por la robotización las profesiones menos amenazadas son las que necesitan contacto humano y empatía para ser desarrolladas, porque son sentimientos que las máquinas no son capaces de generar o transmitir.

¿Es poco empático dejar a nuestro bebé al cuidado de un robot? ¿Tenemos menos rechazo cuando la persona a cuidar es mayor? ¿Evolucionará esta sensación con el paso del tiempo? ¿Verán las nuevas generaciones como algo lógico la interacción por igual con hombres y máquinas? ¿Debemos acostumbrarnos más a convivir con máquinas? El tiempo dirá.

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