El verano está a la vuelta de la esquina y, con él, las altas temperaturas. Es probable que te hayas encontrado en más de una ocasión con tu móvil demasiado caliente durante los últimos días. Y es que, ¿estás seguro de que es una buena idea llevar una funda en esta época del año?
A medida que el precio de los smartphones ha ido subiendo durante los últimos años, las fundas se han convertido en un elemento imprescindible para proteger el mismo. De hecho, suele ser una de las primeras compras que realizamos en cuanto nos llega nuestro terminal, junto con el cristal templado para proteger la pantalla. Si nos hemos comprado una funda de buena calidad, podremos estar seguros de que la mayoría de los golpes fortuitos que puede recibir nuestro móvil van a ser absorbidos por dicha funda y nuestro dispositivo va a quedar intacto. Sin embargo, cuando llega el verano tenemos que mirar más allá. Concretamente, al impacto de la temperatura.
Como sabes, el calor es uno de los grandes enemigos de cualquier dispositivo electrónico. Y la funda, incluso cuando nos la compramos de la mejor calidad posible, pueden llegar a sumar unos cuantos grados de temperatura a nuestro móvil cuando lo usamos bajo el sol o en días de demasiado calor. Y no solo eso, sino que también va a dificultar la correcta disipación del mismo. Entonces, ¿es una buena idea?
Es una buena idea, pero no siempre
Si lo que quieres es proteger tu smartphone para evitar que una caída fortuita pueda romper algún componente, la funda siempre es nuestra mejor aliada. Sin embargo, la principal precaución que debemos tener en esta época del año, en comparación con cualquier otra estación, es que en los días de más calor siempre debemos valorar quitarla de nuestro dispositivo.
La razón es simple: la funda de nuestro móvil, como ocurriría con cualquier otro elemento que pongamos sobre él, hace que el calor se disipe peor. Por lo tanto, a medida que acumulamos una mayor cantidad de horas de uso en nuestro dispositivo, la temperatura va a ser cada vez más alta.
Si únicamente ocurre una vez durante todo el verano, no hay ningún problema, bastará con dejar reposar el móvil en el bolsillo para que se enfríe. Sin embargo, si nos vamos de vacaciones a algún lugar para ir a la playa y disfrutar de unos días de descanso, es más que probable que usemos nuestro móvil durante varias horas bajo la luz directa del sol. En estos casos, la exposición prolongada podría tener consecuencias muy negativas. Por lo que lo mejor que podemos hacer es quitar la funda para mejorar la disipación del calor.
Reduce el brillo y activa el modo avión
Si notas como tu móvil está cogiendo demasiada temperatura, lo mejor que puedes hacer es dejar de utilizarlo de inmediato para que pueda recuperar una temperatura normal. En estos casos, son varias las opciones que tenemos a nuestra disposición para ayudar a la disipación del calor.
La primera de ellas es reducir el brillo en el caso de que no tengamos más opciones que continuar utilizándolo. De este modo, reduciremos el consumo energético y, como consecuencia, también la temperatura del terminal. Acto seguido, siempre que sea posible, activa el modo avión. A través de esta sencilla opción, conseguirás reducir al mínimo el consumo energético de tu smartphone.
La última opción es apoyar el dispositivo en superficies frías. De este modo, reducirás el tiempo que tarda en volver a recuperar la normalidad en su funcionamiento. No obstante, no debes confundir esto con aplicar un cambio drástico de temperatura, como ocurriría si lo dejas justo debajo del aire acondicionado o intentar tomar alguna otra decisión peor. Los cambios drásticos podrían tener los efectos contrarios al deseado y esto podría comprometer la vida útil de tu dispositivo móvil.