Las 6 mujeres programadoras que pocos conocen y a las que les debemos nuestro futuro

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¿Y si te digo que estás leyendo esto gracias a seis mujeres cuyo nombre puede que no hayas oído nunca? Seis mujeres que lucharon día y noche contra un monstruo electrónico de 27 toneladas a lo largo de 9 años para que hoy tú puedas descargarte este artículo en tu terminal con un simple clic.

Lejos de tratarse de una película de fantasía, fueron estas heroínas reales, y no los dos varones a los que se les suele atribuir el mérito del proyecto, quienes lidiaron con ENIAC. Y fueron ellas también quienes se dejaron la piel en la programación y quienes propulsaron el conocimiento digital décadas hacia delante.

La ENIAC, la computadora alienígena

La ENIAC (en inglés, Computador e Integrador Numérico Electrónico) fue una computadora multipropósito diseñada por Presper Eckert y William Mauchly a finales de 1945, e instalada con éxito en febrero del año siguiente.

Su objetivo: computar, obviamente. No importaba qué, dado que este enorme artilugio de 64 m2 de base era el equivalente moderno a una calculadora programable, aunque ayudó al cálculo de trayectorias balísticas, a cálculos relacionados con la bomba de hidrógeno y otros.

Por un lado se la alimentaba con las instrucciones a seguir (esto lo hacían las seis mujeres a las que enseguida recurriremos) y la máquina devolvía los datos procesados. Pero, a diferencia de una moderna calculadora programable, la ENIAC requería (para realizar 5000 sumas y 300 multiplicaciones por segundo) un total de:

  • 1.500 conmutadores electromagnéticos y relés
  • 7.200 diodos de cristal
  • 10.000 condensadores
  • 17.468 tubos de vacío
  • 70.000 resistencias
  • 5.000.000 de soldaduras

La «tabla de funciones portátil Nº1» era un bastidor del tamaño de tres personas juntas (y con el peso de más de siete). Hoy día, un pequeño chip de menos de unos gramos de peso realiza cientos de miles de veces sus funciones.

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Desglose de la ENIAC. Fuente: Museo de Informática de la UPV

Ahora, para programar algo sobre una calculadora basta con presionar unas cuantas teclas. Sin embargo, por aquél entonces era necesario programar físicamente. Es decir, desplazar cientos de kilos de peso de resistencias, tubos de vacío, cables… realizar miles de soldaduras y operar miles de interruptores. Por supuesto, para obtener programas sencillísimos de cálculo.

El proceso llevaba semanas, y era tan solo la primera parte.

El mantenimiento de la ENIAC

La parte divertida de este enorme armario era el día a día una vez se había construido (de manera literal) un programa. Y es que los materiales de la época distaban de ser los fiables ordenadores de hoy día. Por aquél entonces, todos esos componentes mencionados previamente fallaban de una manera que hoy consideraríamos inaceptable.

Panel de control de la ENIAC

La pared de la derecha es el panel de control de la ENIAC. La versión moderna es una virtualización, y se accede por teclado. Fuente: US Army.

Por ejemplo, una de esas miles de válvulas de vacío que se usaban como acumuladores decimales se averiaba cada dos días. Esto obligaba a la ENIAC a detener todas sus funciones, reparar el fallo, y volver a arrancar. Pero para reparar un fallo similar había que buscarlo, algo que llevaba una media de 15 minutos, dado que no siempre la pieza averiada estaba accesible.

Gracias a la tenacidad de las seis de la ENIAC estas reparaciones fueron resultando cada vez menores, y se consiguió el récord de 116 horas operando en 1954. Hoy día podemos tener encendido cualquier PC muchas veces esa cantidad antes de que algún componente se averíe.

Las seis mujeres programadoras de la ENIAC

Abrí el artículo diciendo que probablemente no las conoces, y es que pasaron en la sombra casi toda su vida. A mediados del siglo XX ya era complicado que una mujer tuviese acceso a la tecnología, mucho menos que trabajase en un campo pionero. Sin embargo, estas seis se las arreglaron para ponerse en primera línea de investigación:

Si hoy no las conoces aún es porque en su momento fueron clasificadas como personal administrativo, secretarias, ayudantes, e incluso como modelos que posaban al lado de la ENIAC en las fotos para las revistas y periódicos de la época. No fue hasta finales de 1980 que el mérito de su trabajo se puso sobre la mesa, y se corrigieron algunos errores de la historia.

A saber, que se debe a Eckert y Mauchly el diseño y la construcción original de la máquina, pero que esta hubiese sido imposible de operar, mejorar y programar sin las seis mujeres mencionadas antes. Que, por cierto, corrigieron durante la década que estuvo en marcha.

La ENIAC siendo operada

Operando la ENIAC desde el panel de control principal. Fuente: ARL Technical Library

Una corrección de este tipo no es como en la actualidad, en la que si un componente sale defectuoso basta con ponerse en contacto con el fabricante. Por aquél entonces eran necesarios vastos conocimientos de matemáticas y física para comprender el proceso de ingeniería llevado a cabo, corregirlo y mejorarlo.

Estos conocimientos eran para alguna fruto de sus carreras, pero para la mayoría habían surgido de una dedicación de años al estudio independiente y autodidacta. De hecho, de las 21 titulaciones que tienen entre todas, 12 de ellas (más de la mitad) fueron de carácter autodidacta y fuera de las universidades de aquél entonces.

Cómo de avanzada está hoy la ciencia depende de muchos hechos históricos de nuestro pasado, pero no cabe ya ninguna duda de que habríamos retrocedido décadas si a estas heroínas no se las hubiese dejado trabajar, ni siquiera como sub-trabajadores, categoría laboral por la que fueron contratadas.

Por suerte para nosotros, estas seis mujeres lucharon durante toda su vida contra un sistema asimétrico y trataron de hacerlo más justo para ellas y, a la larga, para el resto de nosotros. Hoy día contamos con potentes procesadores de bolsillo que siguen barajando versiones modernas de las ecuaciones que ellas programaron con 27 toneladas de maquinaria.

Gracias.

Imagen de portada: Wescoff Meltzer y Lichterman Teitelbaum, realizando comprobaciones en la ENIAC. Fuente: Medium.

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