La Luna es uno de los sitios predilectos por las agencias espaciales para que el ser humano haga vida el día de mañana. Son muchas las investigaciones que seguirán a la misión Artemis III, por lo que no es de extrañar que el día de mañana haya cierto tráfico de cohetes que vayan y vuelvan al satélite más cercano a la Tierra. El problema que hay es que para que los cohetes puedan volver a la Tierra necesitan iniciar sus motores un proceso para el que serán necesarios muros antiexplosiones para no deteriorar las estructuras que el ser humano cree en la Luna.
Evidentemente es un proceso que se puede automatizar dado que el ser humano estará ocupado realizando labores de investigación de la roca. De hecho, serán robots de levante un muro con piedras lunares para evitar que se levanten demasiados escombros en la ignición de los motores.
El plan para la vuelta a la Tierra y no dañar las estructuras
La luna será objeto de investigación en los próximos años. Su importancia no será tan grande como la misión a Marte pero lo cierto es que nos ayudará mucho a comprender más cosas sobre los satélites y el origen de los planetas. La recolección de muestras será crucial para los diferentes experimentos que arrojarán luz sobre todas las dudas que las diferentes agencias espaciales tienen sobre la roca y por eso el día de mañana se instalará en laboratorios remotos a los que llevar a cabo todos los trabajos de investigación que ayuden a resolver todos los enigmas.
Sin embargo, uno de los problemas que entraña la llegada del ser humano a la Luna la recolección de material lunar para estudiarlo en la tierra y el transporte dedicado a todas estas acciones tiene que ver con la degradación del suelo lunar. Que la superficie permanecerá virgen hasta que vuelva al ser humano y para todas estas actividades y los motores que propulsarán las diferentes naves espaciales y levantarán multitud de escombros para realizar su proceso de ignición de vuelta hacia la Tierra.
Será entonces cuando una excavadora autónoma se dedique a crear los llamados muros anti explosiones. Como puedes ver en el vídeo que te dejamos justo antes de este párrafo, un robot equipado con un brazo mecánico se encargará de crear muros y lo suficientemente grandes y resistentes como para que la fuerza de los motores no propulse escombros más allá de la zona de ignición.
Como sabrás, en la Tierra los cohetes tienen una trampilla por la que los materiales resultantes de la combustión salen disparados para no comprometer el proceso de ascensión del vehículo. En este caso, estos pequeños muros de contención harán las veces de protección contra todos los materiales y lunares expulsados durante este proceso, evitando que otras estructuras cercanas puedan resultar dañadas antes de que salga hacia la Tierra.
De hecho el proceso es bastante serio y ya se ha examinado la posibilidad de tener dos zonas dedicadas tanto el aterrizaje como el despegue de los cohetes: la meseta de Aristarco y la cresta de conexión Shackelton-Henson. Será aquí donde se construyan unos anillos de 50 metros de radio y una altura de nada menos que 3,3 metros para proteger el resto de estructuras cercanas. Según los estudios, es todo un desafío, ya que se tendrán que recorrer nada menos que 1.000 kilómetros para recolectar todas las piedras necesarias para levantar semejante estructura.