Estamos en un momento en el que la ciencia está trabajando con ahínco para mejorar el mundo de la automoción. Los diferentes fabricantes han llegado a un punto en el que creen que el coche eléctrico puede ser la solución para evitar todo tipo de desastres naturales causados por la emisión de CO2 a la atmósfera, pero a día de hoy todavía existen muchas dudas respecto a este tema. Es por eso que se están buscando constantemente vías alternativas al uso de la electricidad como único medio de alimentar un motor y es aquí donde entra el juego el hidrógeno. Por suerte, este elemento es muy abundante en la naturaleza y el MIT ha logrado obtenerlo de tres fuentes distintas.
Lo mejor de este proyecto es que a futuro tiene mucho potencial y que los elementos de donde se saca este material son tan comunes que la obtención podría ser masiva y casi infinita.
El experimento para alimentar los motores de hidrógeno del futuro
Como decíamos, el motor eléctrico es simplemente una de las opciones que tiene el ser humano para evitar la huella de carbono todo lo posible. Sin embargo, los retos que plantea este tipo de coches es mucho mayor que los beneficios que trae. Uno de los ejemplos más claros tiene que ver con la extracción del material con el que se crean las baterías que es el litio el cual es cada vez más escaso y su tratamiento supone en muchos casos un problema grave a largo plazo por algunos casos de explosiones que ya se han producido en dispositivos más pequeños.
Es por este motivo por el que la búsqueda de un sistema que no dependa tanto de una pila de litio se ha convertido en una necesidad que a medio plazo debería ser el futuro de la automoción. La primera respuesta que muchos científicos y fabricantes dan a este problema es el uso del motor de hidrógeno, un elemento muy presente en la tierra y que el MIT ha logrado extraer de tres elementos diferentes y muy comunes en el día a día.
Según el estudio de una de las entidades más importantes a nivel de tecnología en todo el mundo, el estudio liderado por Aly Kombargi ha dado como consecuencia que las latas de aluminio, el agua del mar y el café pueden convertirse en el combustible del futuro. La combinación de los materiales líquidos hace que el aluminio entre en una reacción química de la que se puede obtener hidrógeno. Concretamente, de unas pastillas de aluminio tratado se puede obtener 400 ml de este material y que de un gramo se obtendría hasta 1,3 litros de gas en esta reacción
Solo un problema: el resto de componentes
Pues sí, por desgracia hay un problema grande en toda esta ecuación y que impide de alguna manera que la producción de combustible de hidrógeno para los coches de este material sea un procedimiento sencillo. Resulta que a toda esta mezcla se le tienen que unir otros materiales como son el galio y el indio los cuales son raros y caros de obtener. Por eso, aunque el proyecto aparece prometedor, podría suponer el gran escollo que en el futuro tendrían que superar los fabricantes de este tipo de combustible y que evitaría que fuera viable este tipo de coches a nivel de economía.
No cabe duda de que es un paso importante hacia adelante sobre todo por el aprovechamiento y el reciclaje de uno de los objetos más comunes en el día a día y que se desecha con mucha facilidad como puede ser el aluminio presente en las latas de refrescos y en otros productos que se utilizan a diario para contener alimentos o líquidos. Tendremos que esperar para conocer cómo avanza esta tecnología y sin el futuro tendrá una implementación mucho más sencilla y sobre todo económica.