Cualquier ser humano querría ponerse en la piel de un astronauta solo por el mero hecho de saber cómo es la Tierra desde fuera. Pero esta no es la única cosa que le gustaría a más de uno ya que con todas las misiones que hay en desarrollo es imposible no pensar siquiera en que es posible llegar a la Luna o a Marte. El problema está en que las misiones que se llevan a cabo en el espacio pueden traer consigo algunos problemas para la salud de las personas, ya que una investigación sugiere que con pasar 30 días en el espacio es más que suficiente para sufrir un deterioro en el corazón.
Aunque no te lo creas, el estudio no ha tenido como objeto de ensayo un corazón humano, sino un simple chip que simula el tejido del corazón para comprobar el comportamiento de este a una exposición de microgravedad durante 30 días.
La microgravedad, el gran enemigo de los músculos en el espacio
Es innegable que la experiencia de ir al espacio solamente está hasta el alcance de unos pocos quienes pueden experimentar lo que es tener un cuerpo realmente liviano. Con la ausencia de la gravedad es muy sencillo desplazarse ondulado al otro simplemente flotando aunque la estación espacial Internacional son conscientes de que se necesita algún método para poder moverse de un lado a otro lado la plataforma general de alguna clase de impulso.
Pero esto que parece tan divertido tiene una pega muy grande y es que la ausencia de gravedad hace que el cuerpo se comporte de manera diferente a como lo haría en la Tierra. Como estamos acostumbrados a que haya una fuerza constante y que influye en nuestro cuerpo los ejercicios son más intensos y permiten tonificar y mantener un cuerpo saludable. Sin embargo, en microgravedad no existe esa resistencia y hace que el cuerpo se ejercite menos y las condiciones internas de este cambien. Al menos esto es lo que sostiene este nuevo estudio que han realizado un equipo de investigadores de la Universidad Johns Hopkins en Baltimore, Maryland.
Estos han diseñado un tejido con células madre pluripotentes a las que han dado las capacidades y características de células musculares humanas. Estos se han colocado en una muestra con un sistema que les permitía simular un latido, de tal forma que ha conseguido unos efectos similares para comprobar cómo funciona un corazón en el espacio.
Un bombeo la mitad de eficiente en casi dos semanas
Este sistema se ha enviado a la ISS con el fin de estudiarlo y los resultados han sido un tanto alarmantes de cara a los 30 días que ha pasado en el interior de la nave. El problema está en que las pruebas demostraron que a los 12 días de mantenerse en el espacio, la fuerza de contracción de los tejidos se redujo prácticamente a la mitad.
Sin embargo, esto no tiene que ser un problema a la vuelta de la Tierra. A los astronautas les puede costar la vuelta a la vida terrestre, pero sus corazones empezarán a notar cambios a los 19 días de tocar suelo. Durante ese periodo de recuperación, durante nueve días todo parecía que la fuerza de un corazón humano sería igual que cuando estaba en el espacio (es decir, muy inferior a la normal), pero saber que se puede recuperar el ritmo es de alivio para todos.