bacterias de color verde

Cómo destruyen los antibióticos las bacterias

No es magia, es naturaleza.

Los tenemos tan presentes en nuestra vida que, muchas veces, no paramos a pensar cómo los antibióticos han sido una de las mayores revoluciones de la medicina. Ellos son los que mantienen a salvo de infecciones y graves problemas de salud, aunque los tomemos en formato diminuto.

Gracias a ellos, infecciones que no hace mucho tiempo podrían ser mortales, ahora mismo simplemente nos hacen pasar un mal trago y requieren de unos pocos días de reposo acompañados de estas pastillas o polvos ‘mágicos’.

Pero no todos funcionan igual: algunos rompen la pared que protege a las bacterias, otros impiden que produzcan las proteínas que necesitan para vivir o bloquean la copia de su ADN.

Ahora, un grupo de científicos arroja algo de luz en el tema.

¿Cómo funcionan los antibióticos?

Expertos de la University College London y del Imperial College London acaba de descubrir algo fascinante sobre un tipo muy especial de antibióticos: las polimixinas, los llamados “fármacos de último recurso”. Este es un tipo de medicamento que se usa solo cuando nada más funciona, porque atacan a las bacterias más duras de eliminar, las llamadas gramnegativas que tienen una especie de armadura exterior que bloquea la entrada de la mayoría de los antibióticos.

Hasta ahora se sabía que las polimixinas podían dañar esa armadura, pero nadie entendía cómo lo hacían exactamente. En este nuevo estudio, los investigadores lo observaron en directo, con la ayuda de una técnica que permite ver las bacterias casi a nivel de átomo. Lo que vieron fue sorprendente: en apenas unos minutos, las bacterias de E. coli empezaban a llenarse de bultitos y a perder trozos de su capa exterior, como si su piel se desprendiera.

bacterias con bultos ante antibióticos
Bacterias de E. coli dañadas. / Foto: Science Daily

El descubrimiento fue aún más curioso cuando se dieron cuenta de que el antibiótico no destruye directamente la armadura. Lo que haces es obligar a la bacteria a fabricar esa armadura de forma repetida y rápida, consiguiendo su autodestrucción. En su intento por repararse, la bacteria deja huecos en su superficie, y por esos huecos entra el antibiótico, que acaba matándola.

Pero esto solo funciona cuando las bacterias están activas y creciendo. Si entran en un estado de reposo dejan de fabricar su armadura y las polimixinas dejan de hacer efecto. Esas bacterias dormidas pueden sobrevivir al tratamiento y, cuando se reactivan, causar nuevas infecciones.

Para comprobarlo, los científicos añadieron azúcar, una fuente de energía, a las bacterias dormidas. En cuanto “despertaron”, el antibiótico volvió a funcionar y las eliminó en cuestión de minutos.

Este hallazgo no solo explica por qué algunas infecciones regresan después del tratamiento, sino que también abre nuevas posibilidades. En el futuro, los médicos podrían combinar antibióticos con sustancias que activen a las bacterias dormidas, o que estimulen la producción de su armadura, para que el medicamento pueda hacer su trabajo.

De esta forma, se explica el funcionamiento de los antibióticos. El objetivo de nuestras medicinas es atacar los puntos débiles de las bacterias para adelantarnos a su resistencia y, en poco tiempo, eliminarlas por completo.

Pero no todo está descubierto y, cuanto mejor comprendamos cómo actúan los antibióticos y como se defienden las bacterias de ellos, más eficazmente podremos usarlos y menos probabilidades tendrán las bacterias de volverse invencibles.

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