Durante muchos años disponer de un equipo multimedia de grabación era realmente costoso. Necesitabas muchos elementos no solamente a nivel de grabación sino también de edición partiendo de una cámara un sistema de iluminación un micrófono y por supuesto un aparato con el que ordenar todos los diferentes archivos en uno solo para generar los tuyos propios. Con la tecnología actual todos estos elementos se han democratizado bastante hasta el punto en que casi cualquier persona que quiere crear contenido en Internet tiene la posibilidad de tener elementos que hace unos años parecían no solamente profesionales sino también inalcanzables para muchos. Sin embargo la tecnología siempre acaba sorprendiendo como lo han conseguido un equipo de investigación que ha creado el micrófono más pequeño del mundo.
Aunque no te lo creas se ha conseguido reducir el tamaño de este dispositivo de captura de sonido al tamaño de nada menos que una molécula y todo gracias a la nanotecnología.
Un micrófono que no puedes ni ver con los ojos
Seguramente que has consumido mucha televisión a lo largo de tu vida aunque a día de hoy son muchos los que se han decantado por ver vídeos en internet de mayor o menor calidad. A día de hoy todos tienen una cosa en común y es que con un equipamiento óptimo puedes convertir tu casa o incluso la calle en tu plató de grabación. Con la calidad de grabación de imágenes que te dan los móviles actuales, muchos se dedican a grabar sus vídeos con una calidad más que aceptable, aunque a nivel de audio la confianza de un micrófono externo siempre es mucho mejor que la del propio terminal.
Y aunque es cierto que estos dispositivos de grabación son realmente interesantes a nivel de precio y de capacidades, lo cierto es que los de corbata son una opción importante para cualquier usuario. Por si no sabes de lo que te estamos hablando, se trata de esos micrófonos realmente pequeños que se pueden colocar en la solapa de una chaqueta o incluso de una corbata y que apenas llaman la atención a nivel estético, pero cumplen 100% con su trabajo. Además, son de gran ayuda cuando el presentador o protagonista de un vídeo necesita tener las manos libres o simplemente quiere ganar algo de estética realizando gestos para que el vídeo sea más natural o porque necesita manipular diferentes elementos y no puede permitirse el lujo de sostener un micrófono con una de sus manos.
Los fabricantes de estos dispositivos han llegado hasta un punto en el que apenas tienen el tamaño de un pin con el que llaman incluso menos la atención pero en la Universidad de Lund han conseguido algo increíble: crear un micrófono de tamaño molecular.
Una molécula, cristal y luz para captar el sonido
Para todos aquellos que no saben cómo funciona un micrófono, este se encargan de recibir las ondas sonoras del ambiente y las convierte en pulsos eléctricos generados por una bobina y un imán que reciben esas vibraciones en el aire. Hasta aquí sería lo que ocurren en todos y cada uno de los dispositivos que solamente se diferencian en el tamaño ya que la tecnología de transmisión puede ser por cable o incluso sin él como ya hemos visto en muchos casos.
Pero en la universidad sueca han dado y con un elemento realmente interesante cuando hablamos de mejoras tecnológicas, concretamente utilizando las técnicas más delicadas de todas. Estamos hablando de la nanotecnología y de la capacidad de reducir diferentes elementos a la más mínima expresión. En este caso estamos hablando de la creación de un micrófono de tamaño molecular el cual se basa en el uso de una molécula de dibenzotiofeno que se colocó dentro de un cristal.
Esta molécula es sensible a las vibraciones del mismo modo que la bobina y el imán que tienen los micrófonos tradicionales, pero en su caso su misión es la de recibir las ondas de sonido vibrar y cambiar esta frecuencia a un sistema de luz. Esto hace que la captación de información por parte de la molécula sea mucho más rápida y de hecho es un láser el que apunta hacia este cristal para recoger toda la información de dicha vibración.
Solo un problema: la temperatura
Como puedes ver, se trata de un invento realmente interesante que tal vez el día de mañana pueda ayudar al mundo audiovisual a mejorar sus capacidades técnicas, aunque no es cierto es que hay un escollo que salvar antes de que esto suceda. Resulta que esta molécula no solamente es sensible a las vibraciones del sonido, sino también a las del ambiente que la rodea.
Esto significa que su uso solo es posible en entornos fríos, ya que en los que son cálidos las ondas del calor provocan interferencias a la hora de que la molécula interprete las señales sonoras que debería recibir. Es por este motivo por el que se debe trabajar en un nuevo sistema que ayude a reducir las interferencias causadas por las altas temperaturas sobre este pequeño elemento para que pueda funcionar en cualquier estado.