Viajar en avión se ha convertido en algo habitual para las personas. Ya sea por negocios o placer, este es uno de los vehículos más solicitados a la hora de desplazarse y cada vez más compañías apuestan por un modelo más respetuoso con el medio ambiente, pero por alguna razón es imposible encontrarse con motores eléctricos en los modelos más nuevos que hay en el mercado.
Esto no significa que no se trata de una aspiración a futuro, pero sí que es cierto que mientras que vemos cómo otros vehículos adoptan este medio de propulsión, parece que en el mundo de los aviones esto se queda en un proyecto a largo plazo.
Los motores de combustión siguen muy presentes
A diferencia de los coches, el mundo de la aeronáutica parece algo estacada en su desarrollo. No podemos decir que no hay modelos de aviones nuevos cada cierto tiempo, de hecho, hemos llegado a un punto que con motores más pequeños se pueden realizar incluso vuelos transoceánicos. Esto era impensable hace unos años, pero es realmente interesante conocer que el día de mañana habrá aerolíneas que ofrezcan más opciones para hacer trayectos como Madrid-Nueva York con más frecuencia o incluso más baratos.
Por eso no podemos hablar de que los diferentes fabricantes de motores tengan en su mente mejorar los sistemas que ya tienen en el mercado, pero parece que la tecnología eléctrica se resiste a entrar de alguna manera. Y es que todo apunta a que se podría aplicar la frase hecha de ‘más vale malo conocido que bueno por conocer’ sobre todo si atendemos a que los motores de combustión siguen siendo eso, un elemento que permite que un aparato se mueva mediante la quema de un combustible.
Pero ¿por qué no hay aviones eléctricos a día de hoy?
Una de las cosas que más llama la atención es que los diferentes fabricantes de vehículos están cada vez más comprometidos con el uso de motores con un consumo bajo o nulo de gasolina o combustible fósil. Es cierto que hay cada vez más coches de este estilo, además de algunos vehículos comerciales que también se impulsan con otros métodos menos contaminantes como es el gas. Pero la gran pregunta está en el aire, y nunca mejor dicho, cuando hablamos de los aviones eléctricos.
El problema es que hay motivos para pensar que estos aparatos no son del todo viables y estos son algunos de los motivos.
El peso y la forma del avión cambiarían
Esto podría no parecer un problema, ya que muchos fabricantes desarrollan modelos totalmente diferentes cuando se trata de fabricar nuevos aviones. Cada uno tiene sus propias características, pero es un hecho que se necesita respetar algunas cosas para mantener una forma aerodinámica y un peso que sea asumible para que la aeronave despegue.
Y esto es un problema para los aviones eléctricos se mire por donde se mire. Resulta que las baterías tiene un gran peso a día de hoy y eso se puede ver en los coches eléctricos actuales. Estos tienen un peso constante porque las baterías pesan lo mismo en todo momento, pero colocarlas en un avión implicaría poner más peso de lo que supondría cargar un depósito de queroseno.
De hecho, habría que pensar cómo distribuir el peso de dichas baterías para no comprometer la funcionalidad de la nave, un punto importante para que funcione a la perfección.
Los costes
A día de hoy, la energía eléctrica no es un problema a la hora de generarla. La tecnología ha permitido sacarla de fuentes renovables como el aire y el sol, por lo que enchufar estos aviones y sacar energía prácticamente gratis no sería un problema. Ahora bien, esto sería de día, pero de noche esto cambia radicalmente, por lo que los aeropuertos necesitaría de sus propios almacenes de energía para surtir de esta a todas las aeronaves y eso tiene un gran coste.
Esto puede variar, pero lo cierto es que el coste de la energía y la gasolina actualmente se mueven en unos valores similares, por lo que tampoco estaríamos hablando de que este cambio supusiera una gran diferencia.
Los motores de gasolina son cada vez más eficientes
Y esto es una realidad. Te lo hemos contado antes de que hay fabricantes que han desarrollado modelos de motores muy eficientes y que ocupan cada vez menos espacio. Esto trae consigo un gasto menor para las aerolíneas, un menor peso para el avión y una eficiencia energética mayor.
Si sumamos todo esto al hecho de que la distribución del combustible está en las alas, nos encontramos con que pasarse a un modelo de motor eléctrico se queda prácticamente en una anécdota comparada con todos los avances que hay hoy en día.