Ahora mismo, con el auge de la IA, es importante ser conscientes de los riesgos a los que te expones al compartir tu imagen en el mundo digital. Nuestras vidas están cada vez más conectadas a través de las redes sociales, que forman parte de nuestra rutina diaria, pero en raras ocasiones nos paremos a pensar en el uso de nuestras fotos.
Las IA tienen la capacidad de emplear nuestras caras de formas que, en muchos casos, ni siquiera imaginamos. Una de las aplicaciones más conocidas y polémicas son los deepfakes, que permiten reemplazar el rostro de una persona en un video con el de otra y generar clips en los que se nos vea haciendo o diciendo cosas que jamás hemos hecho, pero que parecen increíblemente reales, como ya hemos visto con algún que otro famoso.
Pero la manipulación de imágenes no se detiene ahí. Las IA también pueden generar imágenes completamente falsas, hiperrealistas, de personas que no existen, o modificar imágenes existentes con sutilidad, desde alterar una expresión facial hasta añadir o eliminar elementos de una foto. Además, pueden envejecer o rejuvenecer una cara con una precisión que sorprende usando nuestras imágenes, y otras muchas de otro usuarios, en el proceso.
Además, más allá de para clonar nuestra imagen, la IA puedes estudiar nuestras expresiones faciales en fotos y videos con el objetivo de personalizar la publicidad que se nos muestra y ajustar el contenido que consumimos en la Red. Incluso en el ámbito laboral, este tipo de análisis podría influir en procesos de selección o en decisiones de reclutamiento.
¿Cómo se si la IA está usando mi rostro?
Como poca gente sabe, los datos que usan las IA proviene de nuestras propias publicaciones en redes sociales. Cada foto que subimos, cada video que compartimos, proporciona información valiosa que las plataformas pueden utilizar o vender a terceros a menos que te niegues expresamente a ello, como recientemente ha sucedido con META.
La pregunta que surge es: ¿Cómo saber si una IA ha utilizado nuestra cara? Aunque no es una tarea fácil, existen algunas formas de intentar averiguarlo. Una opción es utilizar herramientas de búsqueda inversa de imágenes como las de Google. Estas herramientas permiten subir una imagen sospechosa y buscar su origen en la web o imágenes similares. Solo debes pinchar y arrastrar tu foto sobre la barra de búsqueda y listo.
También es posible analizar los metadatos de una imagen, que contienen información sobre cuándo y dónde fue tomada, así como sobre cualquier edición que haya experimentado, para saber si se ha hecho por parte de una IA o no.
Pero, sin duda, para detectar deepfakes, lo mejor que puedes hacer es ayudarte de softwares especializados que pueden identificar indicios de manipulación en videos y fotografías. FakeCatcher de Intel es una de las herramientas más conocidas, que, también aprovechándose de la IA y técnicas de aprendizaje profundo, analiza minuciosamente los videos en busca de pistas auténticas que solo se encuentran en grabaciones genuinas.
No obstante, para ver si se ha usado tu cara, no es muy práctica, por lo que lo mejor que puedes hacer es, como hemos dicho, usar la búsqueda inversa de Google