Entrevista a Alicia Asín, fundadora y CEO de Libelium.

Alicia Asín, cofundadora y CEO de Libelium: “Nos estamos dirigiendo hacia la era de la datocratización”

Alicia Asín y David Gascón todavía no habían terminado la carrera cuando fundaron Libelium. 13 años después, esta empresa ha conseguido situar la ciudad de Zaragoza en el mapa mundial del IoT. Tiene clientes en más de 120 países y proyectos en todos los continentes.

La tecnología de Libelium ha permitido monitorizar los riesgos de una fuga de gas en Alaska, medir los niveles de radiación en Fukushima y hasta prevenir la actividad volcánica en Nicaragua. Y estos son solo algunos de sus proyectos. Hablamos con Alicia Asín sobre su trabajo, el presente y el futuro del IoT y el poder de la tecnología para cambiar el mundo.

¿Qué se siente al estar al frente de esta revolución y poder ofrecer soluciones a problemas tan diversos?

La verdad es que Libelium es un producto apasionante desde que empezó. La seña de identidad de nuestros proyectos, que están alienados con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU, es que todos son de acto impacto. El impacto es el core que tenemos como empresa.

¿Qué diferencia a Libelium de otras empresas de IoT?

Nosotros hacemos que los datos sean capaces de llegar a internet. Esto implica tener dispositivos capaces de extraer esos datos del ambiente y la infraestructura de red necesaria para que acaben llegando a una plataforma de software.

Lo que diferencia a Libelium de otras empresas de IoT es que, al ser tecnología totalmente horizontal y no estar enfocados a un vertical en concreto, podemos adaptarnos a un sinfín de productos y demandas. El de IoT es un mercado muy, muy fragmentado, muy opportunity driven, y la flexibilidad hace que podamos integrarnos en todo tipo de proyectos.

Dispositivo de Libelium, empresa cocreada por Alicia Asín y David Gascón.

¿Qué papel juegan datos y sensores para lograr los retos actuales, como por ejemplo los Objetivos de Desarrollo Sostenible?

Tienen un rol cada vez más importante. Muchas veces digo, de hecho, que nos estamos dirigiendo hacia la era de la datocratización, con todo lo que ello implica. Por primera vez y gracias al IoT, podemos tener datos relativos a muchos procesos o áreas del negocio que antes desconocíamos. Las empresas, por ejemplo, toman cada vez más decisiones basadas en indicadores en sus procesos de digitalización.

¿Hablamos de una revolución tecnológica?

Sin duda. Con el IoT empieza todo. Lo primero que necesitamos es que existan sensores que sean capaces de extraer datos del ambiente. Solo entonces somos capaces de conectar el mundo analógico con el mundo digital. A partir de ahí es cuando otras tecnologías como la inteligencia artificial, el machine learning, la analítica de datos, etc., tienen sentido. Primero necesitamos recabar esos datos.

¿Qué papel pueden jugar en la lucha contra el cambio climático y en la lucha para lograr un futuro más sostenible?

Nos pueden ayudar a tener mucha más racionalización en las medidas que se toman. Muchas veces vemos cómo las medidas ambientales que se adoptan, como poner un peaje de congestión en el centro de una ciudad o cortar el tráfico en unos determinados días, causan un enorme malestar entre la población. Esto se debe a que esas medidas no van acompañadas de datos objetivos que muestren la situación antes y después de implementar la medida. Mostrarlos sería fundamental para que la gente se concienciase y viera su impacto.

Podemos decir que, en general, las aplicaciones IoT pueden mejorar el día a día de las personas.

Efectivamente. Lo vemos con el caso de las aplicaciones de smart parking, un buen ejemplo de los beneficios del IoT en las ciudades. En primer lugar, mejoran la calidad de vida de los ciudadanos: pueden encontrar aparcamiento más rápido, no pierden su tiempo, se reducen sus niveles de estrés y están más felices.

En segundo lugar, contribuyen a ahorrar costes e incrementar ingresos. El conductor reduce el gasto de gasolina y el ayuntamiento incrementa sus ingresos, ya que puede llegar a tener el 100% de sus plazas de aparcamiento ocupadas el 100% del tiempo. Esto se consigue si somos capaces de alinear la oferta y la demanda en todo momento.

En tercer lugar y como resultado de hacer este proceso mucho más eficiente, los coches no están tanto tiempo circulando y se dejan de emitir toneladas de dióxido de carbono que son innecesarias.

Alicia Asín está detrás de Libelium, una empresa especializada en IoT.

De todos los proyectos en los que habéis participado, ¿hay alguno en particular que te haya motivado y gustado especialmente?

La verdad es que es difícil quedarse con uno, pero podría señalar el que realizamos en unas piscifactorías en Vietnam. Monitorizábamos la calidad del agua en la que vivían las pangas para que los piscicultores aumentaran su productividad, reduciendo el número de animales que se morían debido a malas condiciones.

Cuando estábamos realizando el proyecto, surgió la prohibición de la Unión Europea de importar panga de Vietnam, porque se sospechaba que no era de calidad. Entonces tomó una dimensión aún más trascendente, ya que se convirtió en una herramienta para poner fin a los problemas que tienen para exportar su producto.

Creo que es un buen ejemplo, porque se trata de un país en vías de desarrollo en donde la tecnología puede ayudar no solo a mejorar la competitividad e incrementar las fuentes de ingresos, sino también a seguir en el mercado y asegurar su subsistencia.

¿En qué sector vamos a ver los mayores cambios gracias al IoT?

Yo pienso que la industria agroalimentaria tiene un largo recorrido de mejora gracias al IoT. Las aplicaciones de riego inteligente, por ejemplo, pueden ayudar a ahorrar hasta el 20 o el 30% del agua empleada. También es posible reducir el nivel de fertilizantes empleados prediciendo, de una manera más inteligente, cuándo se va a tener una plaga.

Por otro lado, el sector de las ciudades inteligentes también está teniendo mucha atracción Y alcanzando cierto nivel de madurez en España.

“España es el Silicon Valley europeo en lo que a Smart Cities se refiere”

¿En qué sentido? ¿En qué situación se encuentra España en relación a las Smart Cities?

Yo siempre he dicho que España es el Silicon Valley europeo en lo que a Smart Cities se refiere. Durante los años de la crisis coincidieron muchas cosas: en primer lugar, que ingenieros y estudiantes que salían de la universidad y ya no veían tan clara una incorporación al mercado laboral decidieron lanzarse a la aventura de emprender. Gracias a eso se han creado numerosas empresas innovadoras en España, algunas de las cuales son referentes a nivel mundial en torno a las Smart Cities.

También hubo un gran empuje de inversión pública, sobre todo a través de fondos europeos. Las ciudades y las grandes empresas vieron en estos fondos una medida de escape y los canalizaron a través de proyectos de Smart Cities. Smart Santander, que es un proyecto que lideró Telefónica, es un claro ejemplo.

Todo esto generó un ecosistema en el que había empresas pequeñitas e innovadoras, expertas en diferentes partes de la tecnología, y grandes empresas interesadas en estos proyectos, como Microsoft, que se veían forzadas a entenderse con las pequeñas. Y una administración a la que, a la fuerza, le tocó enterarse de qué es esto de las Smart Cities.

¿Cuáles son los retos actuales?

A día de hoy lo que nos falta estabilidad institucional. Que nos duren, o tengamos siquiera, dirigentes, porque el desarrollo de las Smart Cities está relacionado con la financiación pública. Si no hay presupuestos o estabilidad en el gobierno, muchos procesos no se ponen en marcha.

¿Qué valor tiene haber fundado Libelium en Zaragoza? Muchos de sus empleados se formaron en la Universidad de Zaragoza, lo que sin duda tiene un impacto positivo en la ciudad.

La verdad es que es un enorme orgullo haber sido capaces de crear riqueza en nuestra región, absorber parte del gran talento que genera nuestra universidad y repatriar parte del talento que se había ido fuera. También es parte de nuestra responsabilidad social empresarial.

Entrevista a Alicia Asín, cofundadora de Libelium junto a David Gascón.

Empezasteis Libelium con 24 años, sin haber terminado los estudios, y hoy es un referente a nivel mundial. ¿Qué consejo darías a los jóvenes que se plantean emprender en tecnología?

Dos cosas: primero, que cuando se tiene pasión, pero no se tiene experiencia (que es un poco lo que nos pasaba a nosotros) hay que intentar escuchar al máximo número de personas, pero de una manera crítica. No digo que haya que hacer lo que otros digan. De hecho, nosotros escuchamos a mucha gente que nos decía principalmente tres cosas: “no hagáis hardware, no hagáis nada que sea horizontal y sobre todo buscad inversores”. Hicimos justo lo contrario y aquí estamos, 13 años después.

Segundo, que es muy importante mantener la estabilidad emocional de la empresa. Las empresas, como las personas, tienen buenos y malos momentos. Hay que saber abstraerse y tener claro que ni el día que acabamos de cerrar un proyecto podemos dejarnos llevar por la alegría y olvidarnos de que al día siguiente hay que seguir trabajando, ni el día que nos dan un revés es el fin del mundo. Hay que saber calibrarlo.

En el plazo de una semana yo recogí el premio al Joven Empresario de la mano de los príncipes y se nos quemó la nave de producción. Fue una súper crisis. Pero al final, sales adelante, porque ni el día que recogí el premio estábamos más cerca de ser una súper empresa ni el día que se quemó la nave estábamos a las puertas de la extinción.

Gracias a ese premio y muchos otros eres un buen referente para las niñas, y además participas en un programa para dar charlas en los colegios y normalizar el papel de las jefas. ¿Qué importancia tiene normalizar el papel de la mujer en el sector?

Yo creo que es fundamental porque la cifra de las matriculaciones de mujeres en titulaciones STEM se han reducido de forma dramática. En un mundo donde nos estamos digitalizando, los puestos de mayor responsabilidad y mejor remunerados van a estar relacionados de alguna manera con la tecnología. Si las mujeres se excluyen de estos puestos por no tener una formación, la brecha salarial solo se va a agrandar. Además, tenemos tal demanda de perfiles capaces de continuar con el desarrollo de esta cuarta revolución industrial, que no podemos permitirnos perder la mitad del talento.

“Por justicia, necesitamos que las mujeres reduzcan la brecha salarial. Como sociedad productiva, nos interesa tener el mayor talento disponible para ser más competitivos”

Por justicia, necesitamos que las mujeres reduzcan la brecha salarial porque es lo correcto. Como sociedad productiva, nos interesa tener el mayor talento disponible para ser más competitivos en los procesos de selección y contratar a los mejores perfiles. Al final ganamos todos.

¿Y qué importancia tiene motivar a los niños en general, hacer que se interesen por esta rama?

La verdad es que en los últimos años la matriculación en carreras STEM ha descendido en niveles absolutos. En mujeres, la cifra es alarmante, pero en hombres también es preocupante. Es importante promover el interés por estas carreras para poder aprovechar el talento y alinear las necesidades futuras del mercado laboral con lo que estamos produciendo en nuestras universidades.

Imágenes | Libelium

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