La conquista del espacio ha dejado de ser una simple fantasía para convertirse en una realidad cada vez más tangible. Y no, no hablamos ni de la NASA ni de la agencia espacial china, ni rusa ni israelí. No, aquí hablamos de empresas privadas que son las que están tratando de llevar al ser humano más lejos de las estrellas.
El ejemplo perfecto lo tenemos en los dos gigantes tecnológicos de nuestra era: SpaceX de Elon Musk (responsable de Tesla) y Blue Origin de Jeff Bezos (responsable de Amazon). Ambas empresas están revolucionando la industria aeroespacial con ambiciosos proyectos que prometen democratizar el acceso al espacio y abrir nuevas fronteras para la exploración humana.
Pero, para hablar de la más nueva, hay que empezar hablando de quien lo soñó todo: Elon Musk y SpaceX.
SpaceX: la revolución espacial de Elon Musk
SpaceX, fundada en 2002 por Elon Musk, fue pionera en el desarrollo de tecnologías espaciales a nivel privado. Gracias a ello la compañía ha podido reducir drásticamente los costes de lanzamiento con su cohete Falcon 9, el primer cohete orbital de gran tamaño y totalmente reutilizable.
El éxito de SpaceX se debe en gran medida a su enfoque innovador y su capacidad para desarrollar tecnologías avanzadas a un ritmo acelerado. Además del Falcon 9, SpaceX está trabajando en el desarrollo del cohete Starship, un sistema de transporte espacial ultrapesado diseñado para llevar humanos a Marte y colonizar otros planetas.
Blue Origin: el sueño espacial de Jeff Bezos
Fundada en 2000, Blue Origin es el compromiso de Jeff Bezos para hacer realidad su pasión por el espacio. La empresa está centrada en el desarrollo de sistemas de lanzamiento reutilizables, como está haciendo también SpaceX, con el objetivo de reducir significativamente los costes de acceso al espacio y hacer más accesibles los viajes espaciales al no tener que eliminar propulsores ni lanzadores, pudiendo estos volver a tierra firma tras el lanzamiento.
De hecho, uno de los proyectos más emblemáticos de Blue Origin es el cohete New Shepard, un vehículo suborbital diseñado para transportar turistas al espacio, que son quienes financian todas estas ideas del CEO de Amazon y, además, ayudar a realizar investigaciones científicas. Concretamente, este cohete, se caracteriza por su diseño sencillo y elegante y su capacidad para asentarse verticalmente en la plataforma de lanzamiento, lo que lo convierte en un sistema altamente reutilizable.
Además de New Shepard, Blue Origin trabajó en el desarrollo de un gran cohete orbital llamado New Glenn, capaz de poner en órbita satélites y transportar cargas pesadas, es decir, un competidor directo de Falcon 9 de SpaceX, del cual se espera que desempeñe un papel clave en la construcción de la estación espacial orbital de Blue Origin, llamada Orbital Reef.
SpaceX vs Blue Origin
La competencia entre Blue Origin y SpaceX no ha hecho más que dar beneficios al conjunto de la humanidad, ya que ambas empresas han logrado un progreso tremendo en industria aeroespacial en un tiempo mucho menor de lo que lo ha hecho la NASA; quien depende de la inversión pública.
Ambas empresas están invirtiendo miles de millones de dólares a nivel privado en investigación y desarrollo y trabajando para ampliar los límites de la tecnología espacial, dando pie a una carrera espacial que beneficia a todos y cada uno de nosotros.
Gracias a los esfuerzos de Blue Origin y SpaceX, el coste de acceso al espacio está disminuyendo rápidamente, lo que permite que un número creciente de empresas y organizaciones participen en exploración espacial, algo que ya se ha hecho, aunque no excesivamente lejos de la Tierra.
Ahora ambas empresas están desarrollando sus últimas tecnologías, no solo en materiales reutilizables para el viaje espacial, sino con la ida de la colonización de Marte, el turismo espacial y la extracción de recursos de los asteroides. Pero estas son solo algunas de las posibilidades que se vislumbran en el horizonte.