Son muchos los avances que la medicina ha recibido y que han sido claves para entender el cuerpo humano. Parece increíble cómo los médicos en la antigüedad sabían de las dolencias de una persona sin saber cómo estaba en su interior, pero en los tiempos que corren gracias a aparatos como los ultrasonidos se ha podido obtener información del paciente. Concretamente, las ecografías son de las pruebas más importantes y se las debemos al físico francés Paul Langevin
Desde pequeño ya demostró que tenía un gran intelecto y grandes capacidades para las ciencias. Su gran aporte ayuda a conocer el estado de los órganos sin necesidad de abrir a una persona.
Un gran ‘amigo’ de la familia Curie
Hablar de Paul Langevin es hacerlo de alguna manera de una de las personalidades más importantes del mundo de la investigación. Pero antes de llegar a este punto, que no tardará en aparecer, vamos a hacer un poco de retrospección de nuestro protagonista de hoy. Nace en el seno de la Comuna de París en 1872 y desde muy joven ya mostró unas grandes aptitudes, tanto que a los 16 años se convierte en alumno de la Escuela Superior de Física y de Química Industriales de París.
Su pasión por este campo es enorme y tiene a Pierre Curie como uno de los grandes referentes, aunque más tarde se convierte en amigo de la familia hasta el punto de mantener un romance con Marie Curie. Esto fue en 1911, cuando ella enviudó, y no duró mucho ya que fueron descubiertos y fue un escándalo en la época. Pero volvamos a su vida profesional, ya que años antes ya hizo su tesis sobre la física de los electrones además de que en 1905 realizó diferentes experimentos con iones atmosféricos.
El nuevo estoscopio
Entre el 1880 y el 1920 ya se estaban haciendo los primeros experimentos con el sonido y las altas frecuencias. Precisamente Jacques y Pierre Curie son los primeros en obtener resultados de altas frecuencias al trabajar con campos electromagnéticos sobre cuarzo y turmalina. Estas frecuencias fueron tenidas en cuenta para otros experimentos posteriores que, por ejemplo, se usaron para detectar objetos sumergidos en el mar con ecos ultrasónicos después del hundimiento del Titanic. Aquí nació el primer sónar, pero esta tecnología podía ser mucho más útil para el campo médico.
Y aquí es donde entran tanto Paul Langevin y Chilowsky quienes creador lo que entonces llamaron piezoeléctrico de ultrasonido. En aquel entonces tenía un cristal que generaba cambios eléctricos para medir vibraciones mediante ondas sonoras prácticamente indetectables por el ser humano. Su aplicación fue para medir la profundidad del fondo marino, pero esta pieza se ha pulido hasta el punto de convertirse en una pieza fundamental de la exploración médica.
Tan importante es la pieza que es la que traduce lo que el transductor, el aparato que emite las ondas sonoras y el ordenador que es el que recibe estas señales y las interpreta de forma gráfica. Es tan efectivo que se pueden ver el estado de los órganos de una persona, aunque el primer uso que se le ocurre a todo el mundo es el de conocer el estado de un bebe en el vientre de una mujer embarazada.
El 3D ya es algo más novedoso
Como puedes ver, uno de los elementos más importantes del mundo de la medicina se lo debemos a Paul Langevin y a su estudio en el campo de la ciencia. Sin su aportación al mundo con la creación del piezoeléctrico de ultrasonido puede que estuviéramos a día de hoy auscultando a los pacientes con el uso de un estetoscopio tradicional interpretando los sonidos directamente con el oído en vez de con los ojos como se hacen las ecografías.
A día de hoy, gracias a los avances tecnológicos, esta tecnología ha avanzado tanto que se ofrecen ecografías en 3D gracias al aporte de Jan Tesarik en el año 2017 que ha dado mucho al estudio de útero con su Histeroscopia ultrasonográfica virtual.
