Pese a que es bastante probable que tu smartphone utilice un procesador de la familia ARM para funcionar, la realidad es que no siempre es igual de sencillo que los usuarios de la tecnología actual conozcan a la persona responsable de esta arquitectura: Sophie Wilson. Te contamos todo lo que tienes que saber.
Sophie Wilson nació en Reino Unido en el año 1957 y pese a que su contribución ha sido más que determinante en el campo tecnológico, la realidad es que su trabajo no es tan conocido cómo debería.
Su vínculo con la electrónica y la tecnología se remonta a la década de los 70 y de los 80, cuando formó parte del equipo de Acorn Computers, una empresa que es clave en el desarrollo de la informática en UK. Esta experiencia le ayudó a sentar las bases para todo lo que vendría a posteriori, un trabajo que le sirvió para definir un punto de inflexión en la industria.

El primer procesador ARM
Como decíamos, su mayor contribución a la industria tecnológica llega en el año 1985 de la mano de Steve Furber, compañero de profesión. Juntos, diseñaron el conjunto de instrucciones para el microordenador BBC Micro y, con él, lideraron el desarrollo del primer procesador ARM.
El objetivo era el de ser capaces de diseñar un procesador que fuera mucho más eficiente que todos los que existían hasta este momento en el mercado y, además, fuera más sencillo. Una idea bastante revolucionaria si tenemos en cuenta que las empresas que hasta ese momento lideraban el mercado, como Intel, apostaban por recorrer el camino inverso.
Uno de los motivos por los que, desde su primera versión, la arquitectura ARM se convirtió en un importante cambio de rumbo en la industria fue la eficiencia energética que tenían estos procesadores. Las primeras pruebas que realizaron ya demostraban que los procesadores eran capaces de rendir a un nivel muy optimizado sin necesidad de requerir un gran recurso energético.
Un diseño que marcó una época
No es habitual que en el campo de la electrónica y de la tecnología un diseño que se haya llevado a cabo hace varías décadas, todavía hoy permanezca presente. Sin embargo, el trabajo llevado a cabo por parte de Sophie Wilson se ha convertido actualmente en el estándar de la fabricación y desarrollo de dispositivos. La inmensa mayoría de smartphones del mundo utilizan procesadores que están basados en esta arquitectura.
Pese a que Wilson no es tan reconocida públicamente como muchos otros compañeros de profesión que tuvieron un impacto similar en la industria, la realidad es que su aportación ha marcado un antes y un después. En el año 2011, su nombre fue incluido en el Salón de la Fama de la Computación. Antes de dicha distinción, y también después, ha recibido una gran cantidad de precios por la carrera que ha tenido. Uno de los más destacados llegó en el año 2020, cuando se le distinguió como miembro de la Royal Society.
Sin duda, todo reconocimiento parece poco si tenemos en cuenta que gran cantidad de los dispositivos electrónicos que hoy en día pasan por nuestras manos tienen la impronta de Wilson en su interior.











