Que la tecnología ha llegado a las aulas es algo que ya no se puede poner en duda. En las pizarras ya no se escribe con tiza, sino con lápices electrónicos, los alumnos toman notas con tablets u ordenadores y muchos libros de papel están siendo reemplazados por libros digitales. Pero ¿cuál es la mejor opción?
Probablemente no exista la opción tecnológica ideal. Cada alumno en edad escolar tiene unas necesidades diferentes dependiendo de su edad, además cuando se realizan estudios universitarios o especializados las necesidades particulares de cada materia pueden variar enormemente, pero es evidente que hay algunos puntos en común a tener en cuenta a la hora de escoger dispositivo.
Los portátiles y chromebooks tienen algunas ventajas indiscutibles sobre las tablets, la más evidente es su teclado físico, mucho más cómodo para trabajar y tomar apuntes que el teclado de una tablet; aunque esto se puede solucionar adquiriendo un teclado bluetooth para la tablet. Otra ventaja de los portátiles es que sus pantallas son más grandes, suelen rondar entre 12 y 17 pulgadas, cuando las tablets se quedan entre 7 y 10 pulgadas, y además tienen más capacidad de almacenamiento, lo que en general consigue que sean más cómodos para trabajar.
En este apartado los Chromebooks son un caso especial. Se trata de unos portátiles que únicamente llevan instalado el navegador, nada más. Cuando se lanzaron al mercado a muchos les pareció un producto sin sentido pero se han hecho un buen hueco en los colegios gracias a su bajo precio, y también porque la mayoría de las aplicaciones de trabajo están disponibles online, pero sobre todo porque los Chromebooks para educación son fácilmente gestionables por profesores y equipos técnicos y por Classroom, un espacio compartido entre profesores y alumnos que facilita el trabajo en las aulas.
Pero las tablets también tienen sus ventajas, son mucho más ligeras lo que hace que sea más cómodo transportarlas; la batería dura bastante más, lo que les da autonomía para aguantar toda la jornada; pero sobre todo tienen un precio que de media es mucho más asequible que los portátiles.
Además las tablets tienen una ventaja que las diferencia de los portátiles, y es la posibilidad de tomar notas a mano, incluso incluyendo fotografías tomadas al momento o notas de voz. La pantalla táctil y la potencia de aplicaciones como Penultimate, Papyrus o Note Everything consiguen aunar lo analógico y lo digital otorgándoles una versatilidad que no tienen los portátiles.
Para tener lo mejor de ambos mundos también están surgiendo versiones híbridas, portátiles con pantallas táctiles a los que les puedes eliminar el teclado si necesitas una versión más ligera y con sistemas operativos de ordenadores de sobremesa. De nuevo, uniendo los dos mundos parece que se obtienen los beneficios de ambos.
En cualquier caso no existe una opción mejor que otra, sino que existen situaciones en las que escogeríamos uno u otro. Por ejemplo, muchos profesores alaban los beneficios de utilizar tablets en la educación primaria. Su interfaz intuitiva y versatilidad las hacen muy recomendables para la educación de los más pequeños. En cambio cuando hablamos de alumnos más mayores muchos padres se decantan por el portátil, en parte para que se vayan acostumbrando a una estación de trabajo similar a la que se encontrarán cuando se incorporen al mundo laboral.
Sea cual sea la interfaz que se escoja, existen aplicaciones para gestionar las clases, las tareas y el trabajo en equipo. Como hemos dicho los Chromebooks para educación vienen con Classroom, pero existen otras aplicaciones multiplataforma como ClassDojo o Showbie que permiten gestionar las tareas de los alumnos, su comportamiento, eliminar el papel de las aulas e incluso gestionar la comunicación con los padres.
Es evidente que la tecnología ha entrado en las aulas para quedarse, pero es difícil que una de ellas reine sobre toda las demás si no hacemos divisiones por edad o materias estudiadas. En cualquier caso cada alumno o profesor escogerá para su clase el formato con el que se sienta más cómodo trabajando, y es justamente este punto el más importante a tener en cuenta.
Imagen | Brad Flickinger