Actualmente volcamos gran parte de nuestros datos personales y profesionales en los dispositivos digitales, reuniendo una importante cantidad de información sensible: direcciones, tarjetas de crédito, etc. Por eso cada vez es más importante proteger bien estos datos ante los posibles hackers, para lo que no hace falta que utilicemos complicados métodos. Vamos a ver una serie de consejos para blindar nuestros dispositivos.
Utilizar una contraseña diferente para cada servicio
A pesar del evidente esfuerzo que supone tener decenas de contraseñas diferentes, el riesgo de utilizar solo una para todo es muy grande. Al tener varias evitamos que, en el caso de que nos hackeen una cuenta, puedan acceder al resto de nuestros datos. Una forma sencilla de no tener que memorizar todas las contraseñas es utilizar programas como mSecure, donde podremos almacenar y ordenar todas y acceder a ellas (mediante una contraseña general) desde cualquier dispositivo: ordenador, smartphone, etc.
Crear una contraseña segura (de verdad)
La primera tentación para recordar cómodamente nuestra contraseña es crearla en base a datos personales: fechas de nacimiento o de celebraciones, el nombre de nuestra mascota, etc. Es un gran error. Quien más, quien menos “comparte” su vida en las redes sociales y va contando, poco a poco, su vida: dónde vive, fotos con la mascota, nuestras fiestas de cumpleaños, etc. El hacker lo tiene fácil para encontrar estos datos, por lo que la contraseña nunca debe remitir a ellos. Por otro lado, una contraseña debe ser larga (nunca menos de 9 caracteres) y compuesta de una mezcla de letras, números, símbolos y mayúsculas y minúsculas. Cuanto más complicada, más difícil será de hackear. Un consejo: utilizar la letra “Ñ”, no pertenece al abecedario latino y no está utilizado en muchos idiomas.
Cámbialas periódicamente
Por muy segura que sea, la contraseña debe cambiarse cada poco tiempo. A pesar de que nos acostumbremos a ellas, cuanto más cómodos no sintamos con ellas, más vulnerables serán. Casi todos los servicios recomiendan cambiarla cada seis meses aproximadamente.
Mantener las contraseñas a salvo
Si no queremos utilizar un administrador de contraseñas y optamos por el poco seguro documento (de texto o en hoja de cálculo), debemos tener en cuenta que alguien puede acceder a nuestro dispositivo y acceder a todas. Por ello deberíamos cambiar el nombre del archivo por algo que no indique qué es exactamente o, mejor aún, encriptando el archivo.
Crear nuestra propia fórmula para crear contraseñas
Nada como algo totalmente personalizado para que nadie más pueda adivinarlo: cambiar letras por números, eliminar las vocales, etc. ya está muy visto, pero si mezclamos estos (y otros) métodos será mucho más complicado adivinarlas. Por ejemplo, creando frases fáciles de recordar (Yo quiero estar seguro), cambiando vocales por números (Y0qu13r03st4rs3gur0) e introduciendo relleno, por ejemplo el servicio que utilicemos, como Facebook. El ejemplo quedaría así:
Y0qu13r03st4rF4c3b00ks3gur0
Con estos consejos tendremos una contraseña mucho más segura y difícil de hackear.