Estamos acostumbrados a concebir todos los ordenadores como un sistema conformado por hardware y software. Especialmente la primera parte son elementos basados en microchips que requieren de energía eléctrica para funcionar y que cada uno dispone de unas funciones dadas para funcionar dentro de un conjunto de elementos. Probablemente, esta sería una definición perfecta de lo que es un ordenador, pero hoy tenemos que hablar del futuro de estos aparatos cuando hablamos del CL1.
Probablemente, no sea un dispositivo pensado para todos los usuarios, ya que seguramente se utilice en el campo de la investigación y todo debido a su manera de funcionar y a su construcción hecho nada menos que con neuronas humanas.
De la tecnología cuántica a la biológica
El mundo de los ordenadores está sufriendo unos cambios realmente importantes e interesantes cuando hablamos de innovación tecnológica. Cada año los diferentes fabricantes se esmeran para ofrecer a sus usuarios un sistema capaz de ofrecer grandes capacidades a nivel de procesamiento para entretener y trabajar a partes iguales. Sin embargo, todos los ordenadores cuentan con una cosa en común y es que funcionan con elementos electrónicos capaces de desarrollar todo tipo de procesamientos y de cálculos a un ritmo que solo una máquina puede desarrollar.
Esto lo tienen en común desde cualquier ordenador que puedas encontrar en la tienda de Lenovo hasta el Mare Nostrum que a día de hoy es el ordenador cuántico más importante que hay en Europa. Sin embargo, todas estas tecnologías se pueden quedar atrás y todo por los avances que nos ha dejado ver la compañía Cortical Labs con su primero ordenador biológico: el CL1.
El bioordenador ya está aquí
Probablemente, el ordenador CL1 sea uno de los más novedosos que puede haber en el mundo y todo debido a los elementos de que está compuesto. Resulta que no hablamos de un dispositivo con un sistema de procesamiento tradicional, sino que en su funcionamiento cuenta con un sistema compuesto por neuronas humanas reales para funcionar.
Sí, lo estás leyendo bien. Resulta que la compañía utiliza un cultivo de células madre para crear estas nuevas neuronas que son capaces de lidiar con los típicos chips de silicio que se están utilizando ahora incluso en el desarrollo de la inteligencia artificial. A diferencia del sistema de los chips estas neuronas reales contienen un soporte vital interno que las mantiene vivas hasta seis meses y durante ese tiempo son capaces de adaptarse al entorno y crear todo tipo de conexiones como lo harían si estuvieran dentro de un cerebro.
Sin embargo, estas neuronas no son lo único que necesita el ordenador para funcionar. Aunque sí serían el cerebro del dispositivo, requiere de otro hardware para trabajar, como es el caso de una serie de microprocesadores que son los que reciben los impulsos de las neuronas y los interpreta para poner a funcionar el resto de la máquina.
Por eso podemos decir que es el híbrido perfecto entre la tecnología tradicional, tal y como la conocemos con la biología más avanzada, teniendo como resultado un ordenador capaz de hacer grandes cálculos es muy poco tiempo y además utilizando muy poca energía para funcionar.
Además, cuenta con su propio sistema operativo biOS lo que a día de hoy podría ser un pequeño escollo a la hora de trabajar con diferentes programas actuales a menos que se utilice como un soporte de inteligencia artificial para trabajar en un laboratorio
Destinado a la investigación
Cualquier ordenador potente sería un exponente más que interesante para cualquier laboratorio que se precie, ya que cuanto mayor sea la potencia de procesamiento más rápido se obtendrán los datos que el resto de herramientas y dispositivos del sistema de investigación obtienen para dar resultados a los investigadores. Sin embargo, el día de mañana puede que el ámbito de investigación esté gobernado por este tipo de ordenadores que pueden ofrecer una mayor comprensión y velocidad de procesamiento.
Volvemos a la base de este tipo de ordenadores, ya que gracias a la utilización de neuronas humanas cultivadas la información no solamente se procesa, sino que también se puede comprender para mejorar el aprendizaje en tiempo real del sistema y ofrecer soluciones mucho más rápidas y coherentes a todos los usuarios que trabajan con el dispositivo.
La intención del fabricante australiano es conseguir que este aparato se utiliza a nivel comercial pero dentro del campo de la investigación y lo cierto es que no será nada barato, apenas unos 32.500 euros.