La Luna es el cuerpo celeste más cercano a la Tierra y resulta anecdótico que se sepa tan poco de ella. Sí es verdad que las agencias espaciales están tratando de volver a la roca y realizarte una investigación mucho más exhaustiva con la tecnología más moderna, lo que permitirá obtener muchos más datos y conocimientos sobre ella. Sin embargo, hay otros científicos que ya desde la tierra hacen su trabajo de observación y han llegado a la conclusión de que hay un cráter concreto desde el que pudo salir un pequeño asteroide.
Es de lo más normal que a lo largo y ancho del espacio una roca más grande se separe de otra, provocando pequeños asteroides que vagan por el espacio y lejos de su parte originaria, aunque no deja de ser curioso que haya sido uno de nuestros satélites.
Kamo’oalewa, el asteroide nacido de la Luna
Como te decíamos, una roca en el espacio solo puede existir si se trata de un planeta que ha dejado de girar o bien porque se trata de una parte de este que se ha espléndido. Es lo que le ha pasado a Kamo’oalewa. El nombre es todo un trabalenguas, pero lo cierto es que se trata de lo que se considera un cuasi satélite de la Tierra. Su descubrimiento fue en 2016 y se trata de un pedazo de Tierra desprendido de la Luna que mide entre 46 y 58 m.
El caso es que en 2021 se hizo un seguimiento de este al comprobar indicios de que podría ser un trozo de la Luna. Según los modelos dinámicos de esta piedra, se intuye que un asteroide tuvo que impactar con nuestro satélite hace años, lo que daba lugar a una teoría que podría se determinante para el estudio. Tanto es así que se hizo un análisis de cuáles podrían haber sido esos asteroides y se encontró uno llamado Giordano Bruno, el cual también da nombre a ese cráter datado de hace cuatro millones de años y que tiene un total de unos 22 kilómetros de ancho
Puede que no fuera el único
Lo curioso de estos eventos es que es posible que no hubiera sido el único pedazo de luna que se desprendiese de ella. Según las palabras de Yifei Jiao, autor principal del estudio, «si bien la mayoría de esos escombros habrían impactado la Tierra como meteoritos lunares en el transcurso de menos de un millón de años, unos pocos objetos afortunados pueden sobrevivir en órbitas heliocéntricas como asteroides cercanos a la Tierra, aún por descubrir o identificar».
Todavía tendríamos que esperar a confirmar más datos, pero lo cierto es que China ya se ha puesto manos a la obra para interceptar esta roca y verificar si en su interior tiene la misma composición que el suelo lunar o se trata de un desprendimiento de otra roca que esté cerca de la órbita de nuestro planeta.