sol parker

La NASA confirma que la sonda Parker ha sobrevivido en su misión al Sol

Operativa hasta que se le acabe el combustible.

Hace unos días hablábamos de que la NASA tenía prevista la llegada de una de sus sondas a uno de los lugares del Sistema Solar más accesibles posibles. Si, estamos hablando del Sol, un astro al que es prácticamente imposible acceder ni poner una sonda en su superficie, al menos hasta ahora. Y ahora podemos decirlo así gracias a que la agencia lanzó una sonda que tenía que llegar el día de Nochebuena lo máximo posible a la superficie. 

Las noticias no podrían ser mejores ya que por fin se ha confirmado que el dispositivo ha cumplido con su misión y además ha salido ileso de la difícil misión de sobrevolar la superficie del Sol.

Un nuevo récord en el Sol

El sol es el astro más importante del sistema solar no solamente por colocarse en el centro del conjunto de planetas que orbitan a su alrededor, sino por ser una fuente de energía y de luz prácticamente inagotable que ha permitido en gran parte que haya vida en nuestro planeta. Es cierto que su actividad tiene sus cosas buenas y malas, pero lo cierto es que sigue siendo un gran misterio para los astrónomos. Pese a que sabemos mucho sobre su composición y capacidad energética, lo cierto es que su superficie sigue siendo en parte una gran incógnita y es muy difícil acercarse a ella. 

Parker Solar Probe: Humanity’s Closest Encounter with the SunParker Solar Probe: Humanity’s Closest Encounter with the Sun

El motivo es bastante claro y es debido a su capacidad calorífica hace que cualquier cuerpo que se le acerque quede vaporizado en cuestión de segundos. Sin embargo, hay un elemento que ha podido poner a prueba esta capacidad hace y no ha sido otra cosa que la sonda Parker. Lanzada en 2018 tenía como objetivo acercarse todo lo posible a la superficie solar y parece que lo ha hecho a una velocidad de casi 700.000 kilómetros por hora. 

A esta velocidad podrías pensar que la sonda iba directo hacia el fracaso pero lo cierto es que el intento de orbitar a su alrededor y hacerlo lo más cerca posible. De hecho ha conseguido llegar nada más y nada menos que a soportar una temperatura de 1400°C, suficiente para derretir cualquier metal pero no el gran escudo que le ha protegido en esta aventura.

Una sonda al borde de derretirse

Puede que muchos se pregunten cómo ha sido capaz semejante hazaña para el mundo de la astronomía y lo cierto es que todo tiene que ver con el escudo y la composición de la sonda. Iban en el frontal está hecho de cerámica y es lo suficientemente grande como para desviar el calor e incluso absorberlo para mantener el resto de los componentes colocados justo detrás de él a una temperatura ambiente. Dicho de otra manera, sin la presencia de dicho escudo todo el instrumental invertido en esta misión hubiera quedado reducido a nada de no ser por este primer elemento.

Sin embargo, su destino acabará siendo este, ya que durante la vida útil de la sonda empezará a recopilar datos y enviarlos a la NASA con el fin de estudiarlos una tarea que ya ha empezado y que dependerá exclusivamente del tiempo que dure el combustible que lleva en su interior. Una vez consumido casi en su totalidad, la agencia espacial dará la orden de que utilice el sistema de propulsión para girar la sonda y autodestruirse con la fuerza calorífica del sol.

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