En los últimos meses, ha sido imposible no estar pendientes de lo que ocurría en el cielo por toda la cantidad de variaciones que ha habido a nivel meteorológico. Con un otoño realmente raro y con unos factores realmente imprevisibles en nuestro país hemos tenido que lamentar la llegada de una dama que ha producido graves daños especialmente a la zona de Valencia donde incluso a día de hoy todavía se siguen recuperando de todos los destrozos provocados por las fuertes lluvias y el lodo que han producido. Sin embargo, esto solamente vaticina el principio de una nueva categoría de borrascas, las cuales reciben el nombre de danas de segunda generación.
Aunque el nombre sea el mismo de siempre, estaremos ante la llegada de nuevas borrascas más fuertes con las que se debe tener mucho cuidado y prestar más atención.
Qué son las danas
Se ha oído hablar y mucho de este nombre que se asocia al mal tiempo, sobre todo a unas condiciones meteorológicas extremas que son un problema muy grave según determinadas zonas. El nombre de dana es el acrónimo de Depresión Aislada en Niveles Altos y llega para sustituir a la típica gota fría que se había dicho hasta ahora. Durante un tiempo se había tenido en cuenta como un fenómeno relacionado con tiempo variable, frío y relativamente fuerte, pero ahora hemos comprobado su capacidad destructiva.
Pese a que muchos piensan, precisamente, que se trata de una borrasca por su capacidad de traer frío y lluvias, lo cierto es que tiene una forma muy clara de diferenciarse de estas y no es otra cosa que su capacidad de ser impredecible. Las borrascas tienen la peculiaridad de que pueden permanecer horas en un mismo sitio, pero el carácter de este fenómeno dista mucho de esto. Usando la terminología más específica, estamos hablando de una masa de aire polar en altura que se separa del flujo atmosférico y puede generar fuertes tormentas al chocar con el aire más cálido y húmedo. Este efecto consigue que haya lluvias torrenciales intensas, que se hacen más frecuentes con este tipo de fenómenos.
Una segunda generación más intensa
Ahora que ya tenemos en cuenta de lo que son capaces y lo que son las danas, puede que pienses que no puede llegar nada peor a una zona. Ciertamente, hay fenómenos mucho más fuertes, pero, lo cierto es que en nuestro país la gran preocupación vendrá de la mano de lo que se llaman danas de segunda generación. Si ya pensabas que eran suficientemente fuertes, puede que en los años venideros nos encontremos con fenómenos más potentes.
Y esto es un problema importante para todo el mundo, pero en especial para todas las localidades ubicadas cerca de una masa de agua. Si atendemos a lo que ha pasado en Valencia, esto tiene una clara explicación por la cantidad de calor acumulado en las aguas del Mediterráneo que se van sumando por el proceso de condensación.
Este mar guarda más calor del que te imaginas y este efecto hace que el efecto de condensación no solo aumente, sino que también genere más energía que desate estas lluvias que cada vez serán más torrenciales y localizadas. Según las declaraciones que elTiempo recoge de Jorge Olcina, Catedrático de Análisis Geográfico Regional en la Universidad de Alicante, esto trae consigo otro punto importante y es que “no está lloviendo de manera uniforme o moderada, sino de forma torrencial, lo que dificulta la absorción del agua y aumenta los riesgos de inundaciones” como ya hemos visto.
¿Es un efecto del cambio climático?
Para muchos, la respuesta de esta evolución de las danas es un claro sí. El hecho de que cada vez la Tierra sufra temperaturas más altas está directamente relacionado con los gases nocivos que llegan a la atmósfera y crean el tan temido efecto invernadero. Aunque es cierto que todavía se tienen que realizar diferentes estudios, los expertos tienen claro que el problema puede ser más grave de cara al futuro con las futuras danas de segunda generación, por lo que no solo es necesario poner medidas para evitar estos cambios repentinos del clima en una zona como es la del mar Mediterráneo, sino que también se deben tomar medidas para que las poblaciones potencialmente expuestas a este fenómeno no sufran sus efectos tan catastróficos.
Imagen|Enkantari