Thomas Midgley, el inventor que intoxicó a miles de personas

Él inventó la gasolina, pero también provocó muchos daños en la salud.

¿Has escuchado hablar en alguna ocasión de Thomas Midgley? Ha llegado a decirse que él solo ha causado más daño en la atmósfera terrestre que cualquier otro ser humano. Él fue el creador de la gasolina, pero hizo mucho más a lo largo de su vida. Sigue leyendo, porque su historia no tiene pérdida.

Thomas Midgley nació en el año 1889, en Pennsylvania. Su padre era dueño de una fábrica de papel, su madre descendía de una familia de fabricantes de maquinaria, y esto marcó a Midgley. Ya desde joven se mostró muy interesado tanto por la química como por la mecánica, y en esta última decidió enfocar su vida. Tanto es así que estudió Ingeniería Mecánica en la Universidad de Cornell, donde se licenció en el año 1911.

El legado que nos ha dejado tras años de estudio e investigación es, cuanto menos, complejo. Si bien es cierto que inventó productos que hicieron avanzar a nuestra sociedad, también es el inventor de la gasolina con plomo y de los conocidos clorofluorocarbonos o CFC. Es decir, dos de los productos más contaminantes que hemos conocido hasta el momento.

El legado de Thomas Midgley

En el momento en el que Midgley se graduó, la gasolina era de mala calidad. No solo eso, sino que provocaba daños en el motor con el paso del tiempo, averías y hacía que la vida útil de los coches fuese bastante baja. Eso preocupaba mucho a Charles Kettering, el reputado inventor del motor de arranque eléctrico. Para solventarlo, acudió a uno de sus trabajadores y le hizo un encargo bastante complejo: tenía que encontrar un aditivo que hiciera que la gasolina funcionará mucho mejor. Y es aquí donde entra en juego Midgley, puesto que fue él quien recibió el encargo. Era 1916, tenía 27 años y estaba casi recién salido de la carrera.

Midgley comenzó a trabajar con diferentes sustancias. La primera de ella fue el etanol, pero había un problema: no podía patentarse. Y eso implicaba que muchas personas podrían producirlo y, por tanto, no podría proporcionar tantos beneficios.

Tetraetilo de plomo

Midgley y Kettering se encontraban trabajando para General Motors en aquel momento, 1921, y ambos decidieron olvidarse del etanol. No obstante, continuaban teniendo el mismo problema, así que siguieron trabajando. En diciembre de ese mismo año, Thomas Midgley propuso otra alternativa: el tetraetilo de plomo. Era barato, hacía desaparecer ese golpeteo del motor y podía patentarse. ¡Era la respuesta definitiva!

El TEL se convirtió entonces en la apuesta principal, y a partir de 1923 comenzó a comerciarse esta gasolina con plomo bajo la marca Ethyl. Nunca se habló del plomo, ni siquiera se mencionó, puesto que se conocía que podía afectar de forma negativa a la salud de las personas.

Ethyl Corporation: las muertes por TEL

General Motors comenzó a trabajar mano a mano con la nueva empresa Ethyl Corporation, y con distintas petroleras. Midgey era el vicepresidente, y no dudó en insistir de forma reiterada en que el TEL era totalmente seguro tanto para las personas como para el medioambiente. Pero los primeros en sufrir las consecuencias del plomo fueron los trabajadores de la propia fábrica. Comenzaban con alucinaciones, a las que les continuaba un estado de demencia y, posteriormente, morían.

En 1924, Midgley inhaló los vapores del TEL durante sesenta segundos en una conferencia en directo. De esta manera, quería demostrar que no había ningún problema. Todo esto continuó, e incluso en 1925 señaló que el TEL era el único material que podían usar con estos fines. Tal fue la presión que incluso el Director General de Salud Pública de Estados Unidos cedió, creyendo que los daños del plomo serían mínimos en comparación con los beneficios económicos. A partir del 1936, casi la totalidad de la gasolina vendida en Estado Unidos tenía TEL. Y, poco después, acabó por ser la norma mundial. Tanto es así que dejó de usarse a principios de este siglo.

La catástrofe del TEL

Esta gasolina ha causado daños irreparables a nivel mundial. El plomo no solo es tóxico para nuestro organismo, sino que ataca el sistema nervioso de forma especialmente preocupante. En el caso de los más pequeños, por ejemplo, hace que sus cerebros no terminen de desarrollarse e incluso puede provocar pérdida de inteligencia y un aumento de la agresividad. Thomas Midgley, quizá sin ser del todo consciente de lo que hacía, o sin querer verlo con tal de amasar una fortuna, acabó dañando de forma increíble a toda la sociedad. Hay incluso investigadores que achacan al TEL los altos niveles de criminalidad que hemos llegado a ver.

Thomas Midgley: luces y sombras

Junto al TEL, Midgley inventó los clorofluorocarbonos, que acabaron desencadenando un increíble agujero en la capa de ozono. En este caso, sí es cierto que no era consciente de lo que provocaba… Aunque no se puede decir lo mismo del TEL, cuyos efectos estaban claros desde el primer momento.

Tuvo muchos más inventos, tanto que contaba con más de 150 patentes cuando falleció. Estas le hicieron recibir grandes premios, y ser considerado uno de los grandes inventores del siglo XX. Murió en el año 1944 e, irónicamente, fue a causa de uno de sus inventos fallidos. Enfermó de polio en el año 1940, y ya no podía continuar moviendo su cuerpo; para solventarlo, diseñó un complejo mecanismo de poleas. No obstante, quedó enredado en este y falleció estrangulado.

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