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Williamina Fleming, la creadora de la asignación de estrellas

Un aporte esencial para la astronomía.

Son muchas las mujeres que a lo largo de la historia han impulsado una parte muy importante de la ciencia y de la tecnología. Y es que hay grandes nombres de mujeres que deben ser conocidos porque también se les debe mucho. El caso de hoy es especial, ya que gracias a Williamina Fleming se tiene constancia del primer catálogo estelar. 

La vida de esta mujer nacida en Escocia estuvo dedicada casi íntegramente al mundo de la astronomía y puede que sin ella no se hubiera avanzado tanto en este campo como lo hizo en una época de descubrimientos más allá de nuestro planeta tan importantes.

Astrónoma coraje

El caso de Mina Fleming como también se la conoce, no es una mala historia de aporte a la ciencia y a la tecnología, sino también una historia de superación y sobre todo mucho coraje. Su historia comienza en Dundee, en 1857, una localidad escocesa donde pasó sus primeros años hasta que casi obtuvo la mayoría de edad. Y es que fue con veinte años cuando se casó con el hombre del que heredó simplemente su apellido: James Orr Fleming.

williamina fleming

Esto lo tenemos que decir así por qué en apenas dos años de matrimonio, Mina tuvo un hijo al cual tuvo que criar sola ante el abandono de su marido. Esto ocurrió cuando ya estaba viviendo en Boston ciudad en la que tuvo que buscaron trabajo como fuera para mantenerse a ella y a su hijo. Por casualidades de la vida acabó como empleada del hogar en la casa de un famoso profesor de astronomía del Harvard College Observatory llamado Edward Charles Pickering.

Resulta que el profesor no estaba pasando un buen momento con su investigación ya que su asistente parecía incapaz de realizar las tareas que le pedía hasta el punto en que el propio Pickering afirmaba que incluso su empleada del hogar podía realizar los cálculos mucho mejor que él. Lo que no sabía es que iba a estar en lo cierto, ya que Fleming pasó de ser empleada del hogar a realizar tareas de oficina en el observatorio además de algunos cálculos matemáticos que por cierto se le daban muy bien.

Tal fue su relevancia dentro del observatorio que no tardó en hacerse un hueco en lo que más tarde llamaron las computadoras de Harvard un grupo de mujeres a las que ella lideraba y que eran capaces de hacer cálculos matemáticos con gran precisión y rapidez un trabajo que ahora es una competencia de los ordenadores y también de los miles de mujeres que los controlan en estos organismos.

La elaboración del primer catálogo estelar

Todo esto forma parte de la historia de Williamina Fleming, pero puede que lo más importante de su carrera es su contribución al catálogo Henry Draper. En él se recogían los diferentes cuerpos celestes y nebulosas que se vean encontrado hasta la fecha en el que se encontraron algo más de diez mil estrellas y unas cincuenta y nueve nebulosas gaseosas entre otros, siendo una de sus grandes aportaciones el descubrimiento de la nebulosa Cabeza de Caballo como se le sigue conociendo hoy en día y que encontró en 1888. 

nebulosa cabeza caballo

Gracias a su sistema de clasificación que utilizaba letras para categorizar los diferentes astros en función de la cantidad de hidrógeno que tenían. De hecho, con esta nueva categorización pudo dar nombra a la  40 Eridani B, la primera estrella de categoría enana blanca en categorizarse como tal y a la que se le atribuye su descubrimiento.

Un final lleno de reconocimientos

Como puedes ver, la historia de Fleming ha estado llena de altibajos, pero al final su esfuerzo y dedicación la han posicionado como una de las mujeres más importantes en el mundo de la astronomía. Tanto es así que en mil ochocientos noventa y nueve fue galardonada con el título de conservadora del archivo de fotografías astronómicas de Harvard qué para que no lo sepa fue el primer galardón de la institución que se concedía a una mujer.

Con el paso de los años el catálogo astronómico que ayudó a elaborar se fue actualizando y ya en 1908 su nombre aparecía otorgándole todos los créditos que como trabajadora astrónoma y observadora se merecía por su gran labor y trabajo. Sin embargo a pesar una de una vida llena de pasión por la astronomía, una neumonía truncó su carrera en 1911.

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