El Universo está lleno de misterios con los que maravillarse. Todavía no se han descubierto tantas cosas que muchas veces las que están más al alcance de las sondas que hay esparcidas por el vacío, como es el caso de un agujero negro que absorbe un sol al día. Puede parecer mentira, pero es un hallazgo de esos que sorprende a los propios científicos por lo desapercibido que ha pasado.
El fenómeno astronómico ha llegado hasta tal punto que su brillo le ha permitido esquivar las miradas de los científicos que han echado un vistazo por su zona a través de los diferentes telescopios.
Un quasar de récord
El tiempo pasa de manera muy distinta en el espacio que en la Tierra. Lo que se ve hoy en el espacio puede que ya no sea así en el lugar exacto desde donde procede la energía o la luz que desprende un astro y es muy sencillo perder algo de vista porque no estaba ahí. Es lo que ha pasado con el quasar J0529-4351, el cual está situado a poco menos de 14.000 millones de años luz de la Tierra.
El cuerpo celeste es, para quien no lo sepa, una fuente de energía de gran luminosidad que anuncia el inicio de una galaxia y que en ocasiones puede contener en su interior un agujero negro. De hecho, en este caso resulta increíble ver en el espacio semejante acontecimiento y menos uno que sea capaz de batir récords en lo que a magnitud se refiere.
Y es que según el líder del equipo y astrónomo de la Universidad Nacional de Australia, Christian Wolf, se trata de “un agujero negro de más rápido crecimiento conocido hasta la fecha. Tiene una masa de 17 mil millones de soles y devora poco más de un sol por día. Esto lo convierte en el objeto más luminoso del universo conocido”.
¿Qué ha pasado para que no se haya estudiado antes?
Esta es una pregunta muy interesante, pero según la revista Space el quasar J0529-4351 fue detectado hace nada menos que 40 años en un registro de datos. Sin embargo, al ser un cuerpo astral que desprende mucha energía y brillo, hasta ahora no se ha podido observar con detenimiento.
También tiene que ver la tecnología que hay actualmente, con la que es más fácil que un sistema seleccione los quásares de otros cuerpos astrales con menos potencia. Aunque en la imagen obtenida es una pequeña luz en un mar de oscuridad y otros luceros que podrían ser candidatos mucho más interesantes a la hora de determinar el cuerpo celeste más grande del Universo, no hay ninguno conocido más grande que este.
Todo esto es gracias a una mejor computación de los datos y aun sistema de inteligencia capaz de hacer esa labor de investigación. Será difícil encontrar otro astro similar, aunque hay mucho universo por descubrir.
