Con todos los progresos que se están haciendo con los ojos puestos en el espacio es imposible pensar en los ‘¿qué pasaría si…?’. Si, esto puede ser muy agorero, pero es que con un elemento tan grane y cado como un cohete, un transbordador espacial o una estación espacial es probable que te preguntes qué ocurre si una nave se rompe en el espacio.
La pregunta es un tanto escabrosa y, por supuesto, es algo para lo que los integrantes de un transporte de estas características deben estar preparados. Por supuesto, no es una situación agradable para ellos, pero no se puede dejar nada al azar.
Fugas y colisiones, las preocupaciones más graves
Para los que piensen que en el espacio nunca pasa nada, la realidad es completamente distinta. Más allá de la estratosfera puede pasar de todo y más si hablamos de una nave que se manda fuera de la Tierra. Para empezar, hay piezas rocosas provenientes de otras partes del Sistema Solar que entran en la misma órbita que la Tierra atraída por su gravedad.
En la superficie se puede observar cómo estas se convierten en añicos gracias a la atmósfera, pero eso no quita que alguna pueda interponerse en la órbita de la máquina y colisione irremediablemente, dañando la estructura o incluso perforándola en el peor de los casos.
Otro de los eventos no está fuera, sino dentro del transporte. Aquí tenemos que hablar de errores de construcción, piezas que se han deteriorado con el uso o cualquier otro defecto. Cualquiera de estas situaciones son motivo de alarma para cualquier persona, pero los astronautas deben estar preparados. Esto les exigen un entrenamiento en el que deben prepararse para situaciones en las que incluso deben ponerse un traje espacial ante una posible pérdida de presión en la nave.
La seguridad de la estación ante todo
Como puedes ver, hay cosas que pueden salir mal en el espacio, pero siempre hay una máxima: proteger las vidas humanas a toda costa y esto lo tenemos claro con la nave habitada más lejana nuestro planeta: la Estación Espacial Internacional. Aquí siempre tienen un protocolo de actuación en función de la gravedad de los problemas.
Por suerte nunca ha habido ninguna colisión grave o problema importante, ya que el mantenimiento de las piezas es constante y hay partes que se pueden reparar sin problema y con total seguridad. Sin embargo, si uno de los módulos se rompe desde fuera y es grave, lo más probable es que la nave pierda presión y aire, lo que dejaría a los astronautas una única opción de supervivencia: ponerse el traje espacial.
El casco de la nave no es lo único que puede sufrir desperfectos. Los vidrios son también frágiles, aunque una fuerte composición y una buena construcción los hacen duros para aguantar una colisión. Si se diera el caso, el equipo humano debería aislar el apartado afectado para que el problema no se extienda al resto de la nave con todo lo que puede suponer. De darse la situación, hay una cápsula de escape que ayudaría a salvar las vidas humanas.
Supone tomar una decisión drástica en el peor de los casos, pero si la nave quedase afectada por completo se perderían muchas investigaciones registradas y futuras que se hagan hasta que en 2030 regrese la nave.
