Durante mucho tiempo la humanidad ha permanecido ignorante sobre el mundo que le rodeaba. Esto hizo que creásemos mitos y leyendas que han perdurado antes nuestros días, algunas muy recientes.
Pero allí donde ilumina la ciencia, la oscuridad de la ignorancia se repliega. Despejamos las siete grandes mentiras que la sociedad creyó como ciertas, algunas de las cuales todavía nos persiguen.
La Tierra es plana, y si navegamos podríamos caer por el borde
A menudo aparece en los libros históricos que la Tierra es plana. Es normal, con la tecnología de hace muchos siglos, que la gente pensase que vivía sobre un disco. Después de todo el suelo que nos rodea siempre es más o menos plano desde nuestra perspectiva.
Pero hay muchos argumentos para demostrar que la teoría de la Tierra plana es una falacia:
- El Sol ilumina solo un hemisferio en un momento dado. De ser plana, toda la Tierra se iluminaría al mismo tiempo.
- La bóveda celeste cambia a medida que viajamos por el mundo, mientras que en un mundodisco esta debería permanecer constante y con las mismas estrellas en todas partes.
- Desde el hemisferio norte vemos las estrellas girar (en realidad somos nosotros los que giramos) en un sentido, pero en el sur lo hacen en el sentido opuesto. En el ecuador, lo que vemos son estrellas caer o ascender. Aquí lo explica muy bien Quantum Fracture.
- Desde el espacio vemos algo parecido a una esfera, no un disco.
- Los vuelos desde el hemisferio sur duran casi lo mismo que en el hemisferio norte, pese a que una Tierra plana tendría más longitud en el sur. (La longitud total de la corona de la proyección de abajo es de 0 km).
La humanidad convivió con los dinosaurios
El 30,5% de los españoles creen firmemente que la humanidad convivió con los dinosaurios. De esto la culpa la tienen las películas sobre monstruos del siglo pasado, en la que se observa cómo personas de la prehistoria huyen de los dinosaurios e incluso se comen sus huevos.
Hoy sabemos, gracias a distintos métodos (datación por radiocarbono, conocimiento de los procesos geológicos, ADN mitocondrial, grandes extinciones, registros fósiles…) que los dinosaurios aparecieron en el período Triásico (hace 251 millones de años) y desaparecieron a finales del Cretácico (66,4 millones de años). Nunca convivimos, ni remotamente.
La Tierra es el centro del universo, todo gira a nuestro alrededor
No hace demasiado que la gente pensaba que la Tierra es el centro del Sistema Solar y, por supuesto, del universo. Es más, un 27,5% de los españoles cree que el Sol gira alrededor de la Tierra. Ese es el nivel de alfabetización científica que nos indica que hay mucho camino que recorrer en educación.
Estas ideas geocéntricas provienen en buena medida de las religiones monoteístas, aunque sus mitos y leyendas se remontan a muchos milenios atrás. Es una mentira que estaba muy consolidada y que costó echar abajo, pero que hace tiempo que sabemos que no es cierta.
La Tierra es una roca tirando a pequeñita en un sistema solar modesto de una galaxia no muy grande que pertenece a un supercúmulo que no destaca especialmente. Junto a este, hay unos cuantos billones de cúmulos.
Lo cierto es que cuando observamos el universo a nuestro alrededor vemos algo realmente curioso: es isótropo y estamos seguros en un 99,9%. Esto significa que no parece haber ninguna dirección privilegiada, un origen, centro o eje de rotación. Todo es igual en todas direcciones.
Lo sabemos gracias al mapa de fondo cósmico de microondas (arriba) y otras herramientas nos han enseñado que el universo se expande de manera uniforme. No somos tan especiales como pensábamos.
El ser humano apareció de manera espontánea tal y como es
El creacionismo, esa teoría que dice que la vida brotó de golpe tal y como la conocemos, sigue siendo hoy un problema de falta de cultura, pero no en ámbitos con cierto nivel de educación y alfabetización científica. La mayoría de las personas de países del primer mundo ya reconoce que la evolución existió, y admiten el ingente torrente de pruebas que hay a su favor. Aquí una.
Hace miles de millones de años, una bacteria se fusionó con una arquea, dando lugar a las células eucariotas que nos constituyen y que tienen dos cadenas de ADN. Uno está en el núcleo, y es la mezcla del ADN paterno y materno; mientras que el otro está en la mitocondria y es solo materno. Gracias a este último tenemos mapas geniales que muestran los haplogrupos de ADN mitocondrial y cómo nos expandimos por el globo:
El átomo es una bolita, y el electrón gira a su alrededor
Es curioso cómo todavía se sigue enseñando en las aulas ese modelo en que el electrón es una bolita que gira sobre un núcleo atómico perfectamente visible. Y cómo modelos anteriores como el de Faraday, Dalton o Michelson son tildados como obsoletos.
¿La verdad? El nuestro también. Hace mucho tiempo que sabemos que los átomos (la materia, para ser más exactos) no forma bolitas, aunque las seguimos usando porque es fácil visualizarla así.
Deberíamos ver las partículas elementales como estados de probabilidad de aparición de determinadas vibraciones que expresan masa y otras propiedades en tal o cual región del espacio. Pero claro, esto es tan difícil de explicar (y comprender) para una baja alfabetización científica que recurrimos a bolitas.
En el espacio no existe la gravedad
Ya en tiempos de Newton se descubrió que la masa modificaba el campo gravitatorio. A más masa, más gravedad, en una fórmula tal que así:
Sin embargo, buena parte de la población sigue pensando que en el espacio no hay gravedad, cuando lo cierto es que la hay (aunque esta puede ser relativamente baja). Cerca de cuerpos grandes, como planetas o estrellas, los pozos gravitatorios aumentan mucho la gravedad, y comparados con esto en mitad de la nada hay poca (pero nunca nula).
Si usas el 100% de tu cerebro, tendrás poderes posthumanos y podrás controlar la materia
Hace unas décadas se extendió la idea de que los seres humanos solo usamos el 10% de nuestro cerebro (lo cual no es del todo falso) pero que si usásemos el 100% seríamos capaces de poderes increíbles. Seríamos posthumanos, y eso sí que es mentira.
El cerebro, hemos hablado de este kilo y medio de materia orgánica en alguna ocasión, es una máquina que se dedica a procesar información y tomar decisiones. Como cuando le dice al corazón:
—¡Ábrete, aurícula izquierda!
—¡Ciérrate, aurícula izquierda!
—¡Ábrete otra vez, aurícula izquierda!
—…
Realiza un trabajo importante que nos mantiene vivos y, sí, solo el 10% del cerebro suele estar activo en un tiempo dado. Y lo hace porque sería malo, realmente malo, que el cerebro dijese a la vez:
—¡Ábrete, aurícula izquierda!/¡Ciérrate, aurícula izquierda!
—¡Pierna arriba y pierna abajo!
—¡Parpadea!¡No parpadees!
—…
Imagina que el cerebro diese todas las órdenes posibles a todos los músculos posibles a la vez. Si alguna vez has visto un ataque epiléptico, esto es peor, y constituiría una muerte horrible.
De momento, si queremos controlar la materia con el pensamiento tenemos la VR, pero usar más porcentaje del cerebro solo nos dará problemas mecánicos y de comportamiento bochornosos.
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