Google caído

¿Y si algún día desaparece Google? Esto es lo que pasaría

Google quedó en silencio. El 14 de diciembre millones de personas perdimos acceso a servicios, cruciales para muchos, como Gmail, la suite de Google Drive o Google Fotos, YouTube y Meets. La caída no fue a causa de ningún ciberataque. El problema estaba dentro de la propia Google. Comenzó sin el menor aviso, tras una interrupción en el sistema de autenticación que bloquea (por seguridad) la pasarela de login, dejando sin enviar algunos correos, impidiendo el acceso a nuestra cuenta de YouTube.

Y poco a poco fue escalando, país por país, congelando servicio por servicio, hasta desembocar en una terrible glaciación digital: ¿qué pasaría con todas esas estaciones meteorológicas que están conectadas a los datos de sus servidores? ¿Qué hay de todas las cámaras de videovigilancia, cerraduras digitales y sensores Nest o qué sucede con los cientos de gigas en datos que algunos usuarios acumulan diariamente?

Qué es Google en nuestras vidas

Ya vivimos otra situación semejante la pasada primavera —con caídas parciales en distintos servicios durante todo el verano—, cuando el uso de internet se disparó a raíz del confinamiento internacional. Y ya entonces se especuló con que podrían perderse las “últimas horas” de uso en nuestros servicios. Al tratarse de un evento mundial, hablamos de millones de horas de trabajo.

En la actualidad, Google ha pasado a ser una entidad ubicua. Para muchos, representa algo distinto a lo que Larry Page y Sergey Brin concibieron en 1998: simboliza cierto poder estable, una especie de presencia invariable, eterna, que indexa nuestra realidad. Solo hay que fijarse en un dato clave: esta caída, tan terrible, apenas tuvo impacto en Bolsa. La confianza es total.

Y es que está presente cada vez que abres el navegador y buscas cualquier cosa. Da igual si es a través de Chrome, no pocos resultados de nuestras búsquedas responden a los acuerdos comerciales de AdSense (empresas de publicidad de Google) con terceros. Hay quien vincula todas sus tareas a Calendar, quien siempre viaja con Maps abierto y trabaja durante todo el día sincronizando sus hojas de cálculo, infografías y docs de texto con Drive. Yo soy una de esas personas.

Qué sucedería si Google dejase de funcionar, de prestar servicio o cerrase

https://twitter.com/Joshbradford/status/1338461612009656320

Pero aún hay más: quienes tienen todas las luces de su casa conectadas a enchufes inteligentes, ante un apagón se quedarán literalmente a oscuras. Las bombillas responden a una orden de voz pero esta orden no se procesa sin Google Assistant, cuyo funcionamiento depende, a su vez, de los servidores remotos. El Internet de las Cosas, las smart homes llenas de cachivaches interconectados se supeditan a una nube que debe permanecer encendida permanentemente.

Aquel 14 de diciembre muchos profesores tuvieron que cancelar sus clases online avisando por WhatsApp y Telegram que Google Classroom no funcionaba. Los que estaban jugando mediante Google Stadia a ‘Assassin’s Creed Valhalla’ o ‘Cyberpunk 2077’ se quedaron con dos palmos de narices, esperando a poder jugar de nuevo. Pero, ¿y si nunca pudiesen volver a jugar?

Si Google cae, con él va detrás el 23 % de la infraestructura web. Aunque el mercado del hosting se reparte esencialmente entre tres agentes —AWS, de Amazon; Azure, de Microsoft y la propia Google Cloud, a los que habría que sumar otros como Red Hat de IBM—, Google posee las “llaves” de acceso de miles de servicios, desde la nube pública de empresas privadas a su contrario, la nube de datos privados de empresas públicas. Una carga que mueve miles de millones y que exige ciertas responsabilidades.

Aunque parece algo inusual, gracias a los sistemas de backup redundante y la protección contra “apagones” de los servidores de Google, en términos económico-sociales, perder el acceso a Google supondría unas pérdidas terribles.

En agosto de 2013, un apagón en YouTube y Analytics duró apenas 5 minutos. El tráfico de internet cayó hasta poco más de la mitad y, según el experto Danny Sullivan, la empresa perdió más de medio millón de dólares. No podemos imaginarnos qué supondría dejar sin servicio durante 49 minutos —según estimó la propia Google— en pleno horario de oficina y, mucho menos, saber ante qué nos encontraríamos en un mundo postGoogle.

Servicios que presta Google

Como ya hemos adelantado, Google actualmente presta un conjunto de servicios que van mucho más allá de su motor de búsqueda. Veamos cuáles son:

  • Google Web Search, el citado motor de búsqueda de Google, que incorpora mapas, calculadora, rastreo en los mercados de divisas y otros muchos servicios, como tablas comparativas o recomendaciones.
  • Google Books, el buscador de libros digitalizados, cuyo motor también ofrece lecturas de las primeras páginas.
  • Google Image Search, el inmenso buscador de imágenes de Google alimentado con IA.
  • Google Scholar, el buscador independiente de documentación de tipo académica y científica.

Y solo hemos hablado de su apartado como metabuscador. Por otro lado, podemos destacar la suite ofimática y herramientas para empresa, autónomos o freelance. En términos de comunicación, producción y publicación cabe destacar:

  • Blogger, la plataforma gratuita de creación y publicación de blogs.
  • Google Cloud, toda la infraestructura cloud de los productos y servicios; desde las bases de datos, las APIs, hasta las redes, pasarelas de pago y herramientas de productividad.
  • Google Suite, el citado paquete de herramientas que incorpora Google Calendar (perfecto para programar reuniones, reservas de salas, recordatorios…); Google Chat y Google Meet, herramientas para videochat, llamadas compartidas y demás; la pizarra colaborativa Google Jamboard y el bloc de notas Google Keep; la herramienta para crear webs Google Sites; el sistema de copias Google Vault (del cual deberíamos escindir el sistema de copias automáticas y administración de seguridad para dispositivos móviles).

Y aún apenas hemos rascado la superficie. ¿Tu smartphone Android y la Play Store? También dependen de Google. ¿Los servicios de geolocalización, aquellos que nos ayudan a saber qué línea de metro coger o dónde encontrar una buena cafetería o restaurante por un precio competitivo? No solo hablamos de Google Maps, también del control de tráfico con Google Transit y de la herramienta Google Earth, recientemente ampliada con Google Mars y Google Moon.

Y todavía deberíamos mencionar Google Marketing Platform, la agrupación de todos los servicios de analítica de Google; el Google Code, que aglutina todos los servicios de codificación y validación… o el mismísimo YouTube, plataforma de vídeo que representa, por sí misma, el 5 % de todo el tráfico de internet y uno de los principales pagadores del planeta. Y es que el verdadero problema reside en su actitud monopolística.

Qué alternativas a Google tenemos


“A rey muerto, rey puesto”, dice el refranero. Como es evidente, existen alternativas. En cuanto a buscadores podríamos apostar por la navegación privada de DuckDuckGo y el motor de cifrado Tor, o por otros más conocidos como los buscadores Bing y Yahoo y los navegadores Safari, Firefox o Edge.

Si Google Maps deja tirados a miles de conductores, aún podríamos usar Navmii, Here WeGo o el propio Bing de Microsoft —sin olvidar el sistema independiente incorporado en dispositivos TomTom—. Si nos quedamos sin la cuenta de correo Gmail, hay herramientas tan completas como Pangea o ProtonMail que serían un perfecto sustituto. Outlook incluso vincula el correo a otra suite ofimática, la más popular del mundo, Office 365, la cual incorpora Word, Excel, PowerPoint y Teams.

Para la agenda, hay decenas de alternativas y, para guardar archivos, siempre podemos recurrir a Owncloud o Dropbox. La mensajería instantánea es más fiable en Signal y Telegram y, si la Play Store de Android se queda congelada, F-Droid es una apuesta segura. Para Google, el usuario es el producto y YouTube su gallina de los huevos de oro. Para esto también existen alternativas: Vimeo, Newpipe, Twitch o Dailymotion, cuyo motor aloja vídeos de YouTube como alternativa. Que no cunda el pánico.

Imágenes | Unsplash (1, 2, 3 y 4)

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