Nos hemos acostumbrado a convivir con la presencia del móvil en todas partes. Lo llevas en tu bolso, en el bolsillo, lo dejas encima de la mesa durante las comidas… vamos, que está muy presente y siempre cerca de ti por lo que pueda pasar. El problema llega cuando empiezas a oír cosas que no son, momento en el que se puede decir que padeces el síndrome de la llamada fantasma.
Aunque se trata de algo que nos pasa a todos a lo largo del día, es innegable que en ocasiones puedes pensar que te pasa algo, como si fuera una obsesión constante de estar conectado o de que algo puede pasar en cualquier momento.
¿Qué es el Síndrome de la llamada fantasma?
A lo largo del día seguro que recibes cientos de notificaciones en tu dispositivo. Te llegan mensajes directo de Instagram, un aviso de nuevos seguidores en TikTok, WhatsApp del grupo de la familia y correos importantes, cada uno con un sonido diferente que ya te pone en alerta de recibir todo tipo de contenido tiene preparado el teléfono para ti. El problema llega cuando estás haciendo cosas y hay un sonido que te recuerda directamente al de una de estas notificaciones, momento en el que te sorprenderás al ver que en el teléfono no hay absolutamente nada.
Lo mismo te puede pasar con una llamada telefónica, y en ese momento debes saber que lo que te pasa es que has padecido los efectos del síndrome de la llamada fantasma. Y es que no hay mejor forma de describirlo más allá de una notificación o timbre que no ha acontecido o que no existe. Es ese momento en que te extraña haber recibido algo, miras la pantalla y no hay rastro de esa supuesta alerta en tu pantalla de bloqueo.
Y la causa puede ser cualquier cosa, pero en esencia es una respuesta de nuestro cuerpo cuando ha tenido la percepción de que ha sonado el teléfono. Puede que hayas escuchado un sonido raro en la casa o en el trabajo, o incluso tener la sensación de que has sentido una vibración, pero lo cierto es que en ese momento el cerebro hace un ‘clic’ que pone en alerta a cualquiera hasta el punto de mostrar la imperiosa necesidad de ver el teléfono cuanto antes.
Las consecuencias más graves de la llamada fantasma
En los tiempos que corren, las notificaciones se han convertido en avisos, y si son de redes sociales no es de extrañar que más de uno sienta la necesidad de ver esa novedad o incluso contestar ese mensaje cuanto antes. Esto es lo que se conoce como FOMO, o tener la sensación de que te estás perdiendo algo importante que Internet te tiene que ofrecer.
Como te hemos comentado en alguna ocasión, en el peor de los casos, este problema es capaz de producir una sensación constante de ansiedad por recibir mensajes o incluso por tener la imperiosa necesidad de mandar un mensaje que tú crees que no puede esperar. Esto también se puede transformar en problemas mucho más graves de las que te puedes imaginar más allá de la propia ansiedad como es la falta de sueño, el insomnio y así hasta llegar a un momento en que no eres capaz de rendir a lo largo del día.
En definitiva: el síndrome de la llamada fantasma puede llegar hasta un punto de provocarte una dependencia al teléfono móvil constante cuando en realidad lo que necesitas es evitarlo o, simplemente, no cogerlo.
¿Tiene alguna forma de tratarse?
Como puedes ver, el síndrome de la llamada fantasma es más difícil de llevar de lo que parece. Es verdad que los mensajes de redes sociales o apps de mensajería son importantes para los usuarios de hoy en día porque es el medio principal de conexión con el mundo, pero lo cierto es que no puede llegar hasta el punto de dominar tu día.
Por lo tanto, lo mejor que puedes hacer es activar las herramientas de bienestar digital que tienen muchos terminales con los que es posible limitar el uso del teléfono durante ciertas horas. De esta manera, el móvil solo priorizará las llamadas en vez de las notificaciones de todas las aplicaciones de tu terminal, lo que te puede aportar algo de tranquilidad para dejar el teléfono a un lado durante un tiempo.
Tampoco es cuestión de que encierres el terminal en una caja de Faraday, pero lo cierto es que si la cosa va a más lo mejor es consultarlo con un especialista. En los tiempo que corren, los psicólogos son la mejor solución para tomar cartas en el asunto y olvidarte de este problema que puede suponer un problema muy difícil de manera en el día a día.
