Uno de los estilos de fotografía que más realizamos es seguramente el retrato: selfies, fotos a nuestros seres queridos, etc. ocupan gran parte de nuestros álbumes digitales. Vamos a ver una serie de consejos básicos pero imprescindibles para que nuestros retratos sean casi profesionales, utrilizando ajustes de los que disponemos en el modo “experto” de nuestras cámaras y smartphones pero que no son nada complicados.
Apertura
Para los retratos lo mejor es utilizar una apertura amplia, entre f/2.8 y f/5.6 para capturar una profundidad de campo menor, haciendo que el fondo quede borroso y resaltando a la persona en primer plano.
Velocidad de obturación
En general, la velocidad de obturación debe ser mayor que la longitud focal efectiva (siempre que el sujeto que estemos fotografiando esté inmóvil o se mueva lentamente). Por ejemplo, a 200 mm una buena velocidad de obturación es 1/250 segundos o más rápida. Al ajustar la velocidad de obturación debemos tener siempre en cuenta la distancia focal de la lente ya que, de lo contrario, la cámara se moverá y las fotos saldrán borrosas.
ISO
Si lo que queremos es un retrato espontáneo, una foto “robada” de alguien mientras habla o ríe, seguramente nos saldrá borrosa o, lo que es peor, con los ojos cerrados al parpadear. Para evitar esto lo mejor es aumentar el ISO a 400, por ejemplo, en condiciones de buena luz (por supuesto, a menor luz ambiental, mayor deberá ser el ISO).
Elección de la lente
¡Seamos creativos! No siempre el mejor retrato es un primer plano de alguien, podemos aprovechar el entorno y utilizar, por ejemplo, un gran angular para cambiar el punto de visión: un ángulo bajo para realzar al sujeto, una toma inclinada, etc. En el caso de las cámaras réflex podemos utilizar teleobjetivos para acercarnos mucho al sujeto a retratar.
Composición
Cuando pruebo la cámara de un smartphone, lo primero que yo hago es activar la cuadrícula de cámara. Es una guía para saber cómo encuadrar el sujeto.. y cómo no hacerlo. Teniendo la cuadrícula en pantalla es mucho más fácil “descuadrar” a la persona que queremos fotografiar. Por ejemplo, podemos posicionar a la persona a un lado, mirando hacia el espacio que queda “vacío”, obtendremos resultados mucho más vistosos.
Enfoque
En aperturas más amplias, la profundidad de campo disminuye, lo que da lugar a partes desenfocadas: la nariz, por ejemplo. Para ello deberemos utilizar el enfoque en un solo punto. Lo más cómodo es enfocar una parte (los ojos, la cabeza, etc.) y, con este enfoque fijado, jugar con la composición.
Flash para rellenar
El flash no es simplemente para ocasiones con poca luz. El sol es un gran enemigo de la fotografía: sombras fuertes en partes de rostro, reflejos quemados, etc. Si utilizamos el flash como “relleno” de luz, la cámara capturará la luz de forma más equilibrada al tener dos fuentes de luz.
Juega con los gestos
Si queremos un efecto más vital, podemos hacer que nuestro modelo pose para nosotros con varios gestos: sonriendo, mirando “al infinito”, etc. Capturaremos un buen rango de expresiones para elegir la que más nos guste. Un solo gesto puede cambiar todo un rostro.
Usando un reflector
Un reflector de luz ilumina más los rostros y lo hace de una forma indirecta, dando luminosidad sin “quemar” el objeto de la foto. Si no podemos o no queremos gastarnos el dinero, siempre podemos utilizar un cartón de gran tamaño forrado de papel blanco.
Use un trípode
Puede ser obvio, pero no siempre lo tenemos en cuenta. Hemos hablado de velocidad de obturación de apertura… y estos ajustes siempre requieren de un buen pulso o un trípode que mantenga inmóvil la cámara o el smartphone.
Con estos sencillos consejos enriqueceremos nuestros retratos de una forma sencilla y rápida. Tan solo tenemos que “jugar” con los ajustes para finalmente elegir los que mejor resultado nos den a cada uno de nosotros.