Ya casi podemos acariciar los envoltorios de los regalos de este año. Para muchos jugadores, la Navidad es el momento que llevan esperando para estrenar ordenador o ser agasajados con esa expansión tan deseada, pero para muchos otros es un periodo de recogimiento y nostalgia. De recordar tiempos pasados que en algunos aspectos incluso fueron mejores. También en lo que se refiere a diversión y videojuegos de la infancia. Y es que hay miles jugadores entrados en años que no cambiarían un Doom 2 por el nuevo Eternal.
Para muchas personas que vivieron su adolescencia con el salto de MS-DOS a Windows, los antiguos conceptos de los años 90 representan la cúspide del entretenimiento. Hay mucho de nostalgia ahí, por supuesto, pero también mucha verdad. Eran juegos que ya empezaban a brindar mecánicas modernas y ciertos niveles de complejidad a los que ahora estamos acostumbrados, resultando al mismo tiempo sencillos y accesibles, con una jugabilidad imperecedera. Son títulos por los que no han pasado los años como pueden pasar para un Call of Duty.
Y ahora que llegan unos días de relax y añoranza, se presenta una excelente oportunidad para recuperar todos esos clásicos fruto de un periodo revolucionario en la historia de los videojuegos. En nuestra lista hemos querido señalar algunos ejemplos paradigmáticos, títulos legendarios que funcionan estupendamente sin necesidad de recurrir mecanismos de compatibilidad (que suele ser el caso del abandonware) y que incluso siguen recibiendo actualizaciones décadas después de su lanzamiento. Juegos que ya no tienen que demostrar nada, y que tú echas mucho de menos… aunque todavía no seas consciente de ello.
‘Blood’: humor negro, acción y mucho gore
Blood es un clásico de culto. Y aunque pueda parecer increíble, sigue tan vivo como cuando salió a la venta en 1997. Desarrollado por Monolith Productions, este FPS de tintes lovecraftianos y emplazado en unos años 30 extrañamente anacrónicos nos pone en la piel de Caleb, un pistolero adorador del archidemonio Tchernobog, que un día es traicionado por su dios. Años después de su muerte, Caleb regresa del más allá para obtener su venganza.
Son muchas las razones por las que Blood es casi en secreto uno de los mejores FPS de todos los tiempos. Basado en una de las versiones más avanzadas del motor Build (compartido con Duke Nukem 3D), posee unos mapas increíblemente detallados y complejos, así como soporte para modelos 3D reales mediante voxels que no desentonan nada frente a unos sprites compuestos a partir de miniaturas digitalizadas.
La acción es grotesca, sanguinaria y tremendamente satisfactoria, presentando numerosos ítems y multitud de armas con disparo alternativo, toda una innovación en su época. También es destacable su humor negro, trufado de referencias a la literatura clásica y el cine de terror.
Si tienes el CD original de Blood, es posible jugarlo en Windows usando algunos de los ports caseros existentes, como NBlood o BloodGDX, aunque hace poco Night Dive remasterizó el juego bajo el subtítulo Fresh Supply. Esta versión no solo funciona muy bien, sino que fue desarrollada para que funcionara sin problemas la enorme cantidad de mods existentes y que siguen apareciendo, incluyendo Death Wish, una increíble expansión de calidad profesional que lleva una década en desarrollo y que cada año suma nuevos mapas.
‘Quake’: y con él cambió todo
Es posiblemente el segundo FPS más influyente de todos los tiempos, solo por detrás de Doom. Por supuesto, hablamos de Quake, la otra gran obra maestra de la compañía Id software. Su desarrollo no fue sencillo (inicialmente iba a ser un pseudo-RPG con toques medievales), y por poco terminó haciendo saltar el estudio por los aires, pero el resultado encumbraría a John Carmack como una de las leyendas de la programación.
Los méritos de Quake son tantos como sus logros. Demostró la viabilidad de los motores 3D complejos en PC para juegos de acción en primera persona, impulsó las primeras tarjetas aceleradoras 3D y reformó las bases de todo un género igual que en su día lo hizo Doom, haciendo imprescindible el dominio de la verticalidad gracias al uso de una cámara y unos mapas, ahora sí, auténticamente tridimensionales. También llevó el multijugador online y la escena mod a nuevas alturas.
Si todavía no has jugado a este título, considérate afortunado. Hace muy poco Bethesda lanzó una increíble remasterización que va mucho más allá de añadir compatibilidad con ordenadores modernos. No contentos con mejorar la iluminación y otros efectos visuales, en Night Dive Studios, responsables de su reprogramación, han creado nuevos modelos y rediseñado las animaciones, que ahora son más naturales. Por si esto no fuera suficiente, el remaster incluye dos episodios adicionales creados por MachineGames, y hasta recibió hace poco un modo Horde inédito en el original.
‘Command & Conquer’
Si en el género de los FPS siempre fue legendaria la rivalidad entre Id software y 3D Realms, es imposible hablar de estrategia en tiempo real sin mencionar a Westwood y Blizzard. Así como Blizzard prosperaría más allá de los RTS, convirtiéndose en un auténtico titán de la industria, Westwood terminó siendo absorbida por Electronic Arts (EA) y sufrió el sino que parece perseguir a todas esas brillantes compañías adquiridas por el editor, lanzando un par de juegos excelentes antes de desaparecer tras varios estrenos mediocres y una imparable fuga de talento.
Con todo, incluso a día de hoy es imposible hablar de RTS sin mencionar Command & Conquer. A grandes rasgos una versión ampliada y perfeccionada de los planteamientos exhibidos por primera vez en el estupendo Dune 2 para MS-DOS, Command & Conquer nos ponía al frente de dos ejércitos, el ‘civilizado’ GDI o el pseudoreligioso y apocalíptico Nod, en lucha por el control del tiberio, un mineral altamente tóxico y de extrañas cualidades que comienza a aflorar misteriosamente tras el impacto de un meteorito. Le seguiría el igualmente brillante (y menos serio) Red Alert, ambientado en una línea temporal alternativa donde la URSS y Estados Unidos llegan a las manos.
Command & Conquer marcó una época y definió un género por sus brillantes gráficos, excelente banda sonora y ambiciosas secuencias introductorias con actores reales, pero sobre todo, por una jugabilidad a prueba de bombas. Incluso a día de hoy sigue siendo un título tremendamente equilibrado, aunque jugarlo en sistemas modernos era algo complicado… hasta ahora.
Y es que, consciente del clamor de los jugadores, EA lanzó el año pasado un espectacular remaster a cargo de Petroglyph Games, estudio formado por antiguos veteranos de Westwood. El conjunto incluye tanto Command & Conquer como Red Alert y sus respectivas expansiones, ofreciendo gráficos en alta resolución, vídeos escalados, música de mayor calidad a cargo de Frank Klepacki, el compositor original, versión online y una auténtica barbaridad de material extra. Una obra maestra que merece ser disfrutada de nuevo.
‘Ultima Online’
Ultima Online no es una vieja gloria cualquiera. El decano de todos los juegos de rol multijugador masivos en línea (MMORPG) llegó a este mundo allá por 1997 de la mano de la legendaria Origin Systems, que como Westwood y tantos otros estudios, sufrió la maldición de EA y terminó por disolverse. Sin embargo, Ultima Online sigue vivo a día de hoy, por increíble que pueda parecer, con la propiedad intelectual cambiando de manos en varias ocasiones para recalar finalmente en Broadsword, estudio que mantiene su desarrollo.
Se trata de un juego de rol multijugador que se desarrolla en el mundo conocido como Britannia, donde podremos encontrar distintos territorios con sus propias peculiaridades en cuanto a razas, ecología y aspecto. Heredero de un ilustre linaje de títulos de rol muy tradicionales, Ultima Online se distinguía (y distingue) por la apertura de miras. No tienes por qué ser necesariamente un guerrero o un mago, podemos encarnar un simple comerciante, ni tampoco existe la obligación de ser ‘bueno’. De hecho, gran parte del encanto del videojuego reside en aspectos como la compra de terreno para construir nuestra casa y el descubrimiento de aventuras absolutamente prosaicas.
A pesar de su aspecto, un tanto arcaico, Ultima Online sigue teniendo una gran y muy acogedora comunidad de jugadores. Es además 100 % gratuito, puesto que Broadsword ha decidido mantenerlo en un modelo free to play gracias al cual sigue progresando el lore (las subtramas) de un clásico que se resiste a desaparecer. Toda una demostración de que las leyendas nunca mueren.