Árboles plagados de rojizas hojas, bellas tonalidades crepusculares llenas de marrones y amarillos diferentes… el otoño es una de las estaciones más bonitas del año, por su vistosidad y colorido, por el cambio de tonalidades con respecto al verano… Y eso es algo que siempre hemos querido recoger en nuestras fotografías. Vamos a ver algunos consejos para captar mejor el otoño en nuestras cámaras.
Retratos otoñales
Una foto ideal (y muy típica) para esta época del año es rodear a nuestro modelo de varias hojas cayendo. Dar patadas a un montón de hojas, o lanzarlas hacia arriba, da la sensación de alegría y felicidad que buscamos en nuestras tomas, pero para que la postura no resulte forzada debemos ayudar con algo de técnica. Lo mejor es establecer el modo de Prioridad de Apertura en la cámara y que usemos una abertura poco profunda, sobre un f/4. Así las caras estarán bien enfocadas, pero manteniendo las hojas en primer y último plano, ligeramente desenfocadas. Para congelar las hojas al caer podemos utilizar una velocidad de obturación rápida, como de 1/200 segundos, aunque tal vez prefiramos un efecto ligeramente borroso, para lo que bajaremos progresivamente esa velocidad hasta conseguir el resultado deseado.
Paisajes en otoño
Lo ideal es esta época del año es buscar ese tono dorado que se produce en la hora justa, un momento después de la salida del sol o un momento antes de la puesta. Conseguiremos una luz suave y cálida muy apreciada por los fotógrafos. En el caso de los atardeceres, debemos situarnos con el sol detrás de nosotros, hacia un lado para capturar las sombras algo más alargadas. Si queremos fotografiar el amanecer, en cambio, deberemos situarnos de cara al sol. Una buena idea es utilizar filtros de graduación neutra, para evitar problemas de exposición por la diferencia de brillo entre el cielo y la tierra.
Fotografiando la niebla matinal
Esas frías noches seguidas de días más cálidos, y la variación de temperatura consiguiente, hace que la niebla sea más abundante y espesa estos días. Aunque es difícil predecir cuándo se darán las condiciones de niebla y luminosidad ideales, normalmente el mejor momento es alrededor de la salida del sol, teniendo en cuenta que su dispersión será rápida y nuestro tiempo para hacer fotografías será muy limitado. Teniendo esto en cuenta, deberemos buscar un lugar elevado, sobre un valle o un campo bajo. Si podemos, es ideal hacer que algunos objetos “rompan” la niebla: colinas, árboles, ruinas… Por último, la niebla se suele formar mejor sobre grandes extensiones de agua, así que buscar un lago sería una buena idea. También necesitaremos un trípode, porque dispararemos con velocidades de obturación lentas, debido a la baja luminosidad del amanecer. Por último, tal vez el brillo de la niebla engañe al sistema de medición de la cámara, por lo que para evitar una subexposición deberemos verificar el histograma y subir ligeramente la compensación, alrededor de +1 o +2 será suficiente.
Reflejos
Una de mis visiones favoritas en esta época del año es la de esos árboles con hojas rojas reflejadas en un lago (o un gran charco tras la lluvia). Debemos tener varios puntos en cuenta: elegir una posición lo más ventajosa posible, algo alejada para reflejar la mayor parte de la escena posible; debe ser un día sin viento, para que el agua no se mueva; dejar el sol a nuestra espalda para aprovechar la luminosidad de los colores y el brillo del agua; aprovechar el cielo si está despejado.
A contraluz
Gracias a que la luz de otoño es más baja y débil, esta estación es la ideal para realizar fotografías a contraluz. Por ejemplo, podemos hacer una foto al sol “a través” de una hoja, que a medida que cambia de color también se hace más traslúcida. O una foto a un bosque, con un tiro más amplio, dejando que los rayos de sol se filtren a través de los árboles.
Ahora ya estamos mejor preparados para captar toda esa paleta de colores que nos regala el otoño para que la tengamos siempre en nuestro álbum.