Las misiones espaciales no son nada fáciles y eso lo saben todos y cada uno de los miembros que forman parte del personal de las agencias espaciales. Son muchos los cálculos que deben realizarse, pero hay uno que resulta más que importante y no es otro que el del aterrizaje. Y es que hoy te vamos a contar cómo la NASA es capaz de hacer una estimación de cómo y dónde va a aterrizar una sonda.
Se trata de un sistema que ayuda a tener una estimación aproximada de cuál es el sitio donde aterrizará el aparato y cómo queda la zona una vez colocado en tierra.
Un sistema que ayuda a que el aterrizaje lunar sea un éxito
Las agencias espaciales invierten mucho tiempo y recursos de todo tipo para que los lanzamientos sean un completo éxito. Todas las pruebas que involucran el hardware son de las más exigentes y tienen en cuenta todo tipo de aspectos físicos con los que se va a encontrar el dispositivo antes de tocar tierra. Es más, hay que tener en cuenta todos los aspectos importantes en el momento del lanzamiento que es uno de los más críticos.
Hay que tener en cuenta cosas como las vibraciones y la fuerza del cohete en el momento del despegue, así como las resistencias que impiden que el fuselaje se desintegre por la fricción de la atmósfera. Esto se puede lograr con ciertas máquinas colocadas en laboratorios que hacen posible comprobar el comportamiento de los materiales, lo cual es de gran ayuda para los científicos.
Cuando el hardware falla, las simulaciones ayudan
Sin embargo, no todo lo que se puede hacer en la Tierra para simular un aterrizaje es suficiente para recrear ese momento. Y esto lo saben las agencias espaciales, por lo que no queda otra que valerse del software para tener claro que es lo que tiene más probabilidades de pasar.
Para eso se utilizan los simuladores, capaces de recrear diferentes situaciones con las que muy probablemente se encuentre la sonda en un momento determinado. Cosas como el aterrizaje o entrar en la órbita lunar son algunos de los ejemplos más claros en los que se impone el software para dar soluciones a incógnitas más que frecuentes.
De hecho también ayudan a saber qué es lo que puede pasar en los casos en los que hay problemas. Situaciones críticas como un fallo en el sistema de aterrizaje pueden ser claves para solucionar problemas antes de que pase o encontrarlas en el caso de que no se pueda hacer nada más que encontrar alternativas. En estos casos se estudian situaciones como la de recuperación de trayectorias o incluso simular la toma de control del módulo en caso de que este no funcione.
Es importante destacar que todas las situaciones no se conocen en el momento, como cuentan en Nature, por lo que muchos de esos datos tienen que hacerse sobre el terreno.