Todo el mundo sabe gracias a las clases de conocimiento del medio que la luna ejerce un efecto directo en las mareas de la Tierra. La gravedad es la que actúa en estos casos, pero lo que nadie se esperaba es que Marte también tuviera influencia sobre nada menos que las profundidades del océano terrestre. Si no te lo crees, lo mejor es que sigas leyendo y te enteres cómo es capaz de tener una presencia tan importante en nuestro planeta.
Y es que un nuevo análisis geológico ha revelado que cada 2,4 millones de años se crea un nuevo ciclo con las corrientes oceánicas más profundas.
Un hallazgo de millones de años
Estamos acostumbrados a ver cambios cíclicos en el Planeta Azul. Esto da como consecuencia que haya estaciones a lo largo del año y que los ciclos de calor y frío se sucedan de unos meses a otros y todo dependiendo del hemisferio en que te encuentres. Todo esto tiene un por qué, pero lo que nadie se esperaba era que Marte tuviera una gran influencia en la Tierra.
Todo tiene que ver con un fenómeno que se ha denominado como gran ciclo astronómico. Y lo de ‘gran’ no es para menos, ya que se ha descubierto que se tarda nada menos que 2,4 millones de años en que la Tierra y Marte alineen sus órbitas. Todo esto se ha sabido gracias a los datos sedimentarios de las aguas más profundas de la Tierra.
Esto lo que consigue es influir en la forma en la que la radiación solar se percibe en la Tierra, lo cual que traduce en un aumento de las temperaturas en nuestro planeta que, por si le estás dando vueltas, no tiene nada que ver con el cambio climático que estamos sufriendo.
Esto también afecta en gran medida a la trayectoria de la Tierra alrededor del Sol Según el geofísico de la Universidad de Sydney, Dietmar Müller, “los campos de gravedad de los planetas del Sistema Solar interfieren entre sí y esta interacción, llamada resonancia, cambia la excentricidad planetaria, una medida de cuán cercanas a circulares son sus órbitas”.
¿Pero cuál es la aplicación real de este evento?
Por supuesto, un evento que tarda nada menos que 2,4 millones de años en cumplir un ciclo es algo histórico, pero lo cierto es que en el presente esto tiene unas aplicaciones más que importantes a la hora de predecir mejor el tiempo que está por venir. Hasta ahora, nos valíamos de las imágenes que los satélites para saber cómo se forman las borrascas y anticiclones, pero esto podría dar muchas explicaciones en el futuro.
Por ejemplo, hay tormentas mucho más fuertes con los climas más cálidos, por no hablar de que los sedimentos del fondo marino se esparcen más por este motivo. También nos daría pistas de cómo es capaz de funcionar el propio océano y sus corrientes, que son las responsables de que el agua no se estanque y siga en constante movimiento.