Muchos de nosotros somos conscientes de cómo el lenguaje cambia la realidad en la que vivimos, motivo por el que la RAE pasa a veces meses o años para incluir un nuevo término en su diccionario, y por el que la revisión de términos antiguos se realiza cada muchas décadas.
Hace tiempo os hablamos de cómo la definición de Wikipedia cambió para expresar la igualdad entre mujeres y varones, y en esta ocasión haremos referencias a las definiciones que dio la RAE a la palabra mujer, desde antes de 1714 (año en que se fundó la Academia) hasta nuestros días.
Nuevo Tesoro Lexicográfico de la RAE
Aquellos que buceamos a diario entre las letras del pasado, y a los que nos encanta el olor a libro viejo, disfrutamos al saber cómo la RAE había abierto una web llamada Nuevo Tesoro Lexicográfico. Al estilo de la Biblioteca Nacional de España, la RAE ha digitalizado numerosos documentos, que ha puesto a disposición de todos, a un clic de distancia.
La mayoría de los textos son imágenes o .PDF, ya que parece que el captcha todavía no las ha digitalizado en formato texto, y el formato de la web es todo menos intuitivo, pero es un modo interesante de acercar la cultura pasada a la ciudadanía presente.
Este repositorio supone un avance enorme no solo para los estudiosos de la lengua sino para quienes, desde un punto de vista cultural y haciendo uso de la tecnología, nos gusta asomarnos al pasado y ver los avances realizados. Así hemos visto a la mujer durante los últimos cinco siglos.
La mujer, según la Real Academia Española
Nota. Todos los diccionarios mencionados se pueden consultar a través del portal NTLLE.
Hay decenas de definiciones oficiales de mujer desde que en 1505 el lexicográfico de Pedro de Alcalá viese la luz en el Vocabulista arauigo en letra castellana. Es muy interesante que tanto mujer como muger estaban admitidas, pero también cómo se guardaban otras expresiones: muger varonil, muger de marido o muger machorra, términos que hoy consideramos despectivos.
En 1617, el Vocabularium Hispanicum Latinum et Anglicum copiossisimum, una edición del inglés John Minsheu, decía que mujér y mugér podían ser usados indistintamente pero, como el anterior, no incluyen definiciones. No se sabe seguro cuándo mugér perdió la tilde, pero sí cuándo la g pasó a mejor vida, gracias a estas herramientas digitales.
Entre 1726 y 1739, la RAE publicó su primer repertorio lexicográfico (un diccionario, vaya) titulado Diccionario de la lengua castellana, en que se explica el verdadero sentido de las voces, su naturaleza y calidad, con las phrases o modos de hablar, los proverbios o refranes, y otras cosas convenientes al uso de la lengua… (recortamos algunos títulos porque son frases enormes) . Tiempo ha.
Si buscamos una definición distinta hemos de saltar a 1787 y al Diccionario castellano con las voces de ciencias y artes… de Esteban de Terreros y Pando, quien definió mujer como «la hembra del hombre, ó de la naturaleza humana».
Es curioso que en la segunda acepción Terreros y Pando diese con una tan cercana a la que ahora conocemos y que, sin embargo, registrase también usos que ahora no admitiríamos, como mujer como calificativo de desprecio hacia un «hombre afeminado».
En 1832, la RAE, en su séptima edición del Diccionario de la lengua castellana por la Real Academia Española, registraba el término mujer con muchísimo más contenido como «f. Criatura racional del sexo femenino», pero atribuye más de veinte definiciones más, algunas de las cuales «…de su casa. La que tiene gobierno y disposición para mandar y ejecutar las cosas que le pertenecen…».
Los diccionarios oficiales de 1837, 1843, 1852, 1869, así como los diccionarios como el Nuevo diccionario de la lengua castellana de Salvá (1846), el Diccionario Nacional de Domínguez (1853), el Diccionario Enciclopédico Gaspar y Roig (1855), conservan la misma definición; hasta que la RAE publica en 1884 que la mujer es una «persona del sexo femenino».
Curiosamente, es aquí cuando el término mujer se asocia directamente a las personas. Y esto es importante, ya que se asocia esta palabra directamente a la especie humana a la cual pertenece, haciendo una diferencia grande con las hembras que es como se cataloga directamente a los animales. Es cierto que esta última palabra todavía se usa para hacer referencia al sexo de una persona, pero a nivel léxico es un paso importante.
Hemos recorrido una a una todas las ediciones de la RAE desde entonces (1899, 1914, 1917, 1925, 1927, 1936, 1939, 1947, 1950, 1956, 1970, 1984, 1984, 1989, 1992); así como diccionarios como el Nuevo diccionario enciclopédico ilustrado de la lengua castellana de Toro y Gómez (1901), o el Gran diccionario de la lengua castellana de Pagés (1914). Y el cambio del que te hablábamos antes ha tenido una repercusión enorme, ya que desde entonces hemos visto cómo se ha aplicado en los diferentes diccionarios.
A día de hoy, nos encontramos con fomras un poco extrañas de definir a una mujer. El caso más extravagante si cabe es el que propone el Diccionario general y técnico hispano-americano de Rodríguez Navas y Carrasco (1918) donde aparece todavía el nombre de hombra para definir a una mujer. Lo más curioso es que la definición de hombre también queda poco clara cuando hablamos de género, ya que según la definición de este documento se refiere al «ser animado racional, varón o mujer». Evidentemente, se refiere a la terminología racial, es decir, la que por definición tienen todos los hombres y mujeres en el mundo, aunque lo cierto es que para una mejor aclaración existen otros términos como pueden ser Humano, que aun teniendo la posibilidad de convertirlo en femenino aclara mejor la raza con independencia de sexo y procedencia.
Si hablásemos de otro término como macho podríamos hablar de cierta confusión, aunque en ocasiones es el uso popular que se le dé es lo que determina si se entiende correctamente o si, por el contrario, acaba siendo más lioso de lo que parece. Sea como sea, estos términos acaban siendo utilizados por las personas de una u otra manera y depende de cada uno hacer un buen uso para la correcta comprensión de las palabras a nivel personal y colectivo como sociedad.
Los recursos digitales de la lengua, a nuestro servicio
Los diccionarios y enciclopedias son todavía frecuentes en muchas casas, pero la Wikipedia o el Diccionario [Online] de la Lengua Española han logrado que la cultura quepa en nuestro bolsillo y sea, por tanto, transportable de un lugar a otro.
El Diccionario Panhispánico de Dudas o el Diccionario del Español Jurídico son dos recursos web disponibles más; que junto a los sabios consejos de la Fundéu en el uso del español se encuentran a nuestra disposición. Esta última es una institución creada por la agencia EFE con el fin de aportar soluciones a las dudas más recurrentes en lo que a vocabulario y gramática se refiere. De hecho, si hay cambios en la RAE lo más seguro es que dediquen un artículo a esos cambios que, sin lugar a dudas, te aportarán conocimiento y más nociones de cómo usar el idioma de Cervantes.
Tenemos una suerte inmensa al poder trabajar con un acceso privilegiado a la cultura que nos precedió gracias a la tecnología, para así poder conformarnos una idea sobre la sociedad pasada. Animamos a comprobar en estos y otros diccionarios digitalizados otros términos interesantes, además de todos los nuevos que cada año forman parte del vocabulario habitual que usa la gente en su vida cotidiana