¿Cuántas veces hemos escuchado que, mientras estamos descargando una actualización de una aplicación o instalando un programa en nuestro PC, no debemos utilizar el equipo porque existe riesgo de que algún proceso falle? Probablemente, muchas. Especialmente hace unos años. Pero, ¿es un mito o es una realidad? Te lo contamos.
Instalar un nuevo software en nuestro ordenador requiere, en función del tipo de programa, de la dedicación de una serie de recursos para que todos los procesos que intervienen durante esta tarea puedan realizarse de manera correcta. Este es el principal motivo por el que si se trata de una aplicación que sea muy exigente, es probable que notemos como nuestro ordenador, en función de sus especificaciones, pueda manifestar una mayor lentitud o una experiencia de usuario por debajo de lo que nos tiene acostumbrados.
Durante muchos años, hemos tenido interiorizada la creencia de que mientras instalamos un nuevo programa no podemos utilizar el ordenador. En el caso de hacerlo, era probable que algún proceso de la instalación fallara o que, en su defecto, el propio equipo no fuera capaz de realizar ninguna otra tarea y terminara presentando algún fallo. Pero, ¿debemos seguir teniendo estas precauciones a día de hoy?
Es un mito
La tecnología ha evolucionado lo suficiente durante los últimos años para que nuestros ordenadores puedan ser capaces de soportar tareas que son cada vez más exigentes. Por tanto, en principio, no debería existir ningún problema a la hora de llevar a cabo la instalación de cualquier programa mientras usamos nuestro ordenador con normalidad. El principal hándicap lo podríamos encontrar en el caso de que se trate de un programa específico que consuma una gran cantidad de recursos. Una situación que se puede producir, por ejemplo, si estamos instalando algún software especializado en determinadas áreas, como el campo de la ingeniería o el diseño gráfico, entre otros.
No obstante, en este caso no se estará poniendo en riesgo a nuestro equipo como tal. Simplemente, necesitará dedicar una cantidad de recursos superior a la habitual al proceso de instalación que provocará que nuestra experiencia de usuario se vea perjudicada durante un tiempo determinado. En último término, esto sí que podría derivar en el hecho de que la instalación no se pueda llevar a cabo y tengamos que volver a repetir este proceso. Esta vez, eso sí, tratando de interactuar lo mínimo con nuestro equipo. Sin embargo, como ya hemos mencionado previamente, no es habitual. Especialmente en el caso de que contemos con un ordenador actual.
Presta atención a tu ordenador
Además de todo lo que hemos mencionado previamente, es importante prestar atención a todas las señales que nos va brindando nuestro ordenador conforme lo vamos utilizando mientras se instala cualquier aplicación. Si notamos como la ralentización de los procesos comienza a ser demasiado llamativa, impidiendo que podamos utilizarlo con relativa normalidad, que la temperatura se va incrementando o cualquier otra señal de alerta, lo mejor que podemos hacer es dejar de utilizarlo hasta que se complete la misma. Pero, como hemos advertido previamente, no se trata de un escenario que sea frecuente en la actualidad.
Las actualizaciones del sistema
Hasta ahora, hemos hecho referencia en todo momento a la instalación de nuevas aplicaciones. Sin embargo, la situación cambia considerablemente si estamos actualizando nuestro sistema operativo. En este tipo de casos, es habitual que el propio sistema nos deje utilizar el ordenador mientras la actualización se va descargando. No obstante, cuando debe comenzar a instalar la misma, nuestro equipo comenzará a reiniciarse para poder efectuar la instalación de manera correcta.
Durante el tiempo en el que se está descargando el paquete de actualización, podemos continuar trabajando con nuestro PC con normalidad. Aunque, a modo de precaución, en este caso siempre es recomendable que cualquier modificación que estemos realizando en un archivo o documento, lo guardemos con una mayor frecuencia a como lo haríamos habitualmente, reduciendo el riesgo de perder información en el momento en el que el ordenador se reinicie.
Habitualmente, antes de hacerlo, suele presentar un aviso en el que alerta de ello. Sin embargo, en este tipo de casos, mejor prevenir para evitar males mayores que se traduzcan en perder todos los cambios que hayamos realizado.