Sin esas ondas invisibles que pululan a sus anchas por nuestro alrededor, seguramente no podrías estar accediendo a este artículo donde, valga la redundancia, te explicamos en qué consiste este fenómeno tecnológico. ¿Por qué son tan importantes?
Las ondas de radiofrecuencia, si nos atenemos a su descripción científica, son un tipo de ondas electromagnéticas, es decir, oscilaciones de campos eléctricos y magnéticos que se propagan por el espacio. Aquí es importante señalar que las ondas electromagnéticas tienen diferentes longitudes de onda y frecuencias, que determinan sus propiedades y aplicaciones. Por ejemplo, la luz visible es una onda electromagnética con una longitud de onda entre 400 y 700 nanómetros, y una frecuencia entre 430 y 790 terahercios.
Las ondas de radiofrecuencia tienen una longitud de onda mucho mayor y una frecuencia mucho menor que la luz visible, por esos no se pueden ver a simple vista. Se clasifican en diferentes bandas según su rango de frecuencia, desde los kilohercios hasta los gigahercios y su importancia es capital porque son las que, hoy en día, usamos para transmitir información a través de dispositivos como radios, televisores, teléfonos móviles, satélites o radares.
¿Quién las descubrió?
El descubrimiento de las ondas de radiofrecuencia se atribuye al físico alemán Heinrich Hertz, quien en 1886 logró generar y detectar ondas electromagnéticas en el laboratorio. Hertz demostró que estas ondas se comportaban igual que la luz, reflejándose, refractándose y polarizándose. Sin embargo, parece que este descubrimiento fue más cosa del azar, les el físico apenas le dio importancia. Fue en 1895 cuando el italiano Guglielmo Marconi recogió el testigo una década después, realizando la primera transmisión de señales de radio a través del aire.
¿Y en qué consistía este experimento? Muy sencillo (aparentemente): Un transmisor genera una corriente eléctrica alterna que modula una onda portadora con la información que se quiere enviar. Esta onda portadora se emite mediante una antena al espacio, donde se propaga a la velocidad de la luz. Entonces otro aparato receptor capta la onda portadora con otra antena y la analiza para extraer la información original.
¿Cómo funcionan?
La principal virtud de estas ondas es que pueden atravesar obstáculos como edificios o montañas, y llegar a grandes distancias con poca pérdida de potencia. Además, al tener diferentes frecuencias, se pueden usar varias ondas simultáneamente sin interferirse entre sí. Esto permite enviar múltiples señales de voz, datos o imágenes por el mismo medio.
Para entenderlas, es importante tener en cuenta todas sus características.
- Longitud de onda: es la distancia entre dos puntos consecutivos de una onda que tienen la misma fase, es decir, el mismo estado de oscilación. Se suele medir en metros o sus submúltiplos (milímetros, micrómetros, nanómetros…). A menor longitud de onda, mayor frecuencia y mayor energía.
- Frecuencia de la onda: es el número de oscilaciones que realiza una onda en un segundo. Se mide en hercios (Hz) o sus múltiplos (kilohercios, megahercios, gigahercios…). A mayor frecuencia, menor longitud de onda y mayor energía.
- Modulación de la onda: proceso por el cual se varía algún parámetro de una onda portadora (amplitud, frecuencia o fase) para codificar la información que se quiere transmitir. Existen diferentes tipos de modulación según el tipo de señal que se envía (analógica o digital) y el parámetro que se varía.
- Demodulación: es el proceso inverso a la modulación, por el cual se recupera la información original a partir de la onda portadora recibida. Para ello, se necesita un circuito que sea capaz de detectar las variaciones de la onda portadora y convertirlas en una señal eléctrica que pueda ser procesada por el receptor.
Más allá de todo esto, tenemos que contar con la antena, es decir, el dispositivo que se encarga de emitir o recibir las ondas de radiofrecuencia. Su diseño depende de la frecuencia y la dirección de las ondas que se quieren transmitir o captar y las hay de diferente tipología según su forma, tamaño y orientación.
Fundamentales en el siglo XXI
Las ondas de radiofrecuencia son fundamentales para la tecnología moderna, ya que nos permiten comunicarnos con personas en cualquier parte del mundo, acceder a internet desde nuestros dispositivos móviles, ver canales de televisión por satélite, navegar con GPS, detectar objetos con radares o escuchar música con radios. Todos estos sistemas de interconexión funcionan a través de estas ondas invisibles que lo abarcan todo.
Si pudiéramos verlas, veríamos el cielo lleno de líneas viajando de un lugar a otro y, sin ellas, el mundo sería muy diferente a lo que conocemos hoy en día.
