Alimentarse correctamente, realizar actividad física, dormir bien o controlar el estrés son factores que ayudan a combatir la obesidad. Sin embargo, los genes también influyen en nuestro peso corporal.
Investigadores del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO) y del Instituto IMDEA Alimentación han descubierto una nueva variante genética que hace que quienes la portan tiendan a acumular menos grasa. Es especialmente frecuente en Europa, pues se estima que está presente en casi el 60 % de la población del viejo continente.
El trabajo se ha publicado en la revista Genome Biology y supone un avance en la comprensión de los componentes genéticos de la obesidad que puede ayudar en futuros tratamientos contra esta pandemia de tipo no infeccioso, tal y como la cataloga la OMS.
Charlamos con una de las autoras del estudio, la investigadora del Grupo de Oncología Molecular de IMDEA Alimentación Lara P. Fernández.
El blog de Lenovo (EBL): ¿En qué ha consistido la investigación y cuáles son sus resultados más destacados?
Hasta la fecha se han hallado muchas variantes genéticas que influyen en el peso corporal en estudios en los que se ha visto todo el genoma, que han llevado a cabo grandes consorcios internacionales y en los que se ha analizado a centenares de miles de personas.
Lo que nosotros hemos hecho es un estudio más dirigido, es decir, centrado en los genes implicados en la señalización nutricional de la célula -en lo que estas comen- y en población europea, más concretamente española. Fuimos al detalle y en este análisis encontramos una variante en el gen FNIP2 que predispone a la delgadez y que portan casi el 60% de los europeos.
Esta variación tiene que ver con el Índice de Masa Corporal (IMC) y otros factores relacionados con él, además del peso, el porcentaje de grasa total, de grasa visceral y de masa muscular. Aún tenemos que profundizar en el mecanismo exacto de por qué se produce esto.
(EBL): Después estudiasteis el efecto de esta variante en ratones, que previamente habían sido modificados genéticamente para que la expresaran.
Efectivamente, y esa es una de las diferencias de nuestro estudio respecto a otros anteriores. Tras identificar la variante del gen en humanos, tratamos de validar el hallazgo en modelos animales, concretamente en ratones. Y lo que vimos fue que, con solo introducir ese cambio en la genética del ratón, disminuyó el porcentaje de grasa total entre un 10 y un 15%.
(EBL): ¿Cuál es el siguiente paso?
Otro dato llamativo de la investigación es que vimos que las personas con esa variación en ese gen tenían una menor expresión de dicho gen, lo que puede ser muy interesante, ya que la expresión de un gen se puede regular con estrategias de nutrición de precisión. Es decir, no podemos cambiar nuestra genética, las letras que tenemos en nuestro ADN, pero sí que se puede llegar a modificar la expresión de ese gen, aunque esto es para otro estudio, y en ello estamos trabajando ya los equipos de IMDEA y el CNIO.
(EBL): Esto podría tener, por tanto, importantes implicaciones.
Así es, la expresión de ese gen puede llegar a ser modificable con una determinada dieta, o con un determinado suplemento nutricional o fármaco, y esto abre la puerta a la implementación de estrategias nutricionales de precisión para luchar contra la obesidad, que son estrategias nutricionales concretas para grupos nutricionales concretos. Además, esto puede ayudar, no solo a combatir la obesidad, sino enfermedades metabólicas asociadas, como el síndrome metabólico, la diabetes o incluso a luchar contra el desarrollo de ciertos tipos de tumores.
(EBL): En nuestro peso corporal, ¿cuánto es genética y cuánto ambiente?
Según los estudios realizados hasta el momento, se estima que la obesidad se debe en un 80% al ambiente y en un 20% a los genes. Son varios genes los que participan en este 20%, pues la obesidad es una enfermedad multigénica, además de ser multifactorial, porque también influye el ambiente. De esos genes que contribuyen a ese 20%, solo se conocen aproximadamente un centenar de ellos, que representan un 2,7% de los genes que se considera que contribuyen a la obesidad, de modo que aún nos queda mucho camino por recorrer.
(EBL): Aunque el peso del estilo de vida es mucho mayor que el de la genética, avances así también ayudan a desterrar prejuicios sobre el peso de los demás. Se trata de una cuestión más compleja de lo que a simple vista pudiera parecer.
En la actualidad, excluyendo el África subsahariana y probablemente algunos países de Asia, la obesidad es una pandemia, un gran problema de salud, especialmente en algunos grupos poblacionales en los que hay un incremento alarmante, como es el caso de la obesidad infantil. Por eso es importante profundizar en las causas concretas de esta patología y realizar estudios en determinadas poblaciones y subgrupos poblacionales porque es una enfermedad compleja, multigénica y multifactorial. Son muchos los ángulos en el abordaje del problema: hay que profundizar en conocer nuevos genes implicados en la obesidad, la interrelación que existe entre todos ellos y la interrelación de estos genes con el ambiente.
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Imágenes | Sangharsh Lohakare (Unsplash) | Vitolda Klein (Unsplash)
