caminar mientras trabajas

¿Es posible trabajar mientras caminas? Cintas de caminar de escritorio

La pandemia hizo que muchos trabajadores de oficina desplazasen su mesa de trabajo al domicilio. El teletrabajo creció hasta cotas nunca vistas y las ventas de portátiles también registraron picos más que interesantes. Y es que no fueron pocos los que buscaron un equipo todoterreno y a buen precio como el Lenovo ThinkPad E14 o el Lenovo Yoga 7i.

No obstante, la falta generalizada de movilidad personal también ha traído índices de obesidad preocupantes. Por ello, algunos trabajadores se han hecho una pregunta poco común: ¿es posible trabajar mientras caminas? Desde la experiencia: es posible.

Las redes sociales han puesto de manifiesto la creatividad de muchos teletrabajadores, que optan por elevar sus escritorios a una altura adecuada para manejar el equipo de pie e incluir una cinta para caminar debajo. De esta manera, dedican algunas de las horas de su trabajo frente al ordenador a pasear a una velocidad moderada que les permita realizar tareas básicas y, sobre todo, activar la circulación.

¿Por qué merece la pena moverse unas horas al día?

Trabajar de pie ya era algo de lo que se hablaba antes de la pandemia. Muchos empleados, con el objetivo de no estar sentados en una silla ocho horas seguidas, habían invertido en mesas motorizadas que se desplazaban hacia arriba hasta una altura que les posibilitaba desarrollar su actividad de pie. ¿El motivo principal? La salud.

Hace mucho que se sabe que pasar más de seis horas al día sentado aumenta el índice de masa corporal, eleva el perímetro de la cintura, incrementa la presión arterial, sube el riesgo de muerte en adultos mayores y, además, se relaciona con una mayor resistencia a la insulina. Ahí es nada.

Si tenemos en cuenta que tendemos a trabajar ocho horas diarias ( a lo que se suma la hora que pasamos sentados comiendo y el tiempo en el sofá) y que el confinamiento ha hecho que el poco ejercicio diario que hacían algunos disminuya, parece evidente que necesitamos movernos más. Y estar menos tiempo sentados.

Como dato, solo el 34 % de la población española dedica dos horas y media a la semana a practicar deporte. Pero incluso dedicando tres horas diarias a realizar una actividad física, eso implica que pasamos casi la totalidad de las horas del día sentados o tumbados. Igual conviene alternar el tiempo de silla y paseos.

Las mesas elevables desde las que trabajar a diferentes alturas

Las mesas elevables, combinadas con cintas para caminar, son una alternativa interesante frente a la inactividad física que supone estar diez o doce horas sentado. Basta cambiar tres o cuatro horas de sedentarismo por tres o cuatro horas de paseos a velocidad moderada para empezar a notar un mayor bienestar físico y ahuyentar algunos de los peligros del estancamiento.

Con respecto a las mesas elevables, un elemento indispensable si se quiere usar una cinta para caminar, es importante tener en cuenta varios puntos, empezando por el económico:

  • Suelen ser costosas. La mayoría no baja de los 300 euros, lo que supone una inversión seria que debemos considerar. Eso sí, inversión, en lugar de gasto, es la palabra clave.
  • Existen dos modalidades: motorizadas y manuales. Las primeras, además, tienen la posibilidad de almacenar una memoria con la altura. Son más interesantes si vamos a subir y bajar varias veces la mesa al día, pero también son más caras.
  • Al tener partes móviles, sufren un desgaste mucho mayor que una mesa estática. Pero comparado con desgastar el único cuerpo que tendremos jamás, es posible que ese mantenimiento nos resulte asumible.
  • No requieren más espacio que las mesas convencionales, ya que las hay de todos los tamaños.
  • Aunque pueden cargar con todo tipo de equipos como torres más pantallas, all-in-one, portátiles, etc., hay que tener en cuenta que los cables de alimentación o red necesitarán cierta holgura.

Así son las cintas para caminar en casa

El segundo elemento imprescindible para trabajar y caminar a la vez es una cinta de caminar. No tiene por qué ser de correr, porque estas últimas están orientadas al deporte de alta intensidad, aunque es posible adquirir una cinta de correr y darle un uso doble, para activar el cuerpo suavemente durante la jornada laboral y, después, someterlo a sesiones más duras de running. Algunos puntos que debemos tener presentes respecto con estas cintas son los siguientes:

  • También tienen un precio elevado en función de sus prestaciones. Las más básicas, sin Bluetooth ni altavoces, parada de seguridad, barra para sujetarse o app móvil y con un control grueso de la velocidad (±0,5 km/h), rondan los 300 euros. Con todas estas opciones al límite, las cintas para andar pueden llegar a los 1.200 euros.
  • Casi todos los modelos se pliegan sobre sí mismos o se recogen en vertical. A pesar de ello, ocupan espacio cuando no se usan y conviene tenerlo en cuenta.
  • Las cintas para caminar consumen energía eléctrica. Unos 300 W. Con una tarifa General 2.0A (0,12 €/kWh) supone unos 36 céntimos cada 10 horas. Y sí, implica un impacto ambiental añadido.

La imagen de arriba muestra una cinta de caminar de 300 euros que alcanza velocidades de 6 km/h con un consumo máximo de 500 W. Se puede almacenar en vertical y dispone de un mando. Es uno de los productos más elementales del mercado, pero cumple con la función básica.

Cómo funcionan las cintas de caminar que te permiten trabajar

La gran ventaja de las cintas para caminar mientras trabajamos es que se pueden regular en velocidad para ajustarlas a las necesidades del momento. Como ejemplo, una persona con una forma física aceptable es capaz de mantener una conversación mientras camina a cuatro kilómetros por hora, por lo que es viable mantener una conversación o hacer llamadas a ese ritmo.

El grueso de las cintas cuenta con un mando a distancia o, en su defecto, hace uso de una app Bluetooth para regular la velocidad. Y este es en esencia su funcionamiento básico para trabajar, ya que opciones como contar calorías, objetivos, programas o regular la pendiente están pensados para un uso deportivo.

De igual modo, alguien cuyo trabajo consista en leer información en una pantalla apenas tendrá dificultades para mantener una velocidad de tres kilómetros por hora, incluso algo más. Los inconvenientes empiezan a manifestarse cuando se hace necesario un trabajo fino: escribir en el teclado, hacer clic en lugares específicos, etc.

Eso significa que redactores, diseñadores gráficos o arquitectos que usen programas de diseño van a tener más complicado hacer caminar sobre la cinta mientras trabajan. Con todo, a dos kilómetros por hora muchas de estas actividades son abordables. Y ya representa una diferencia notable frente a estar sentados.

Pasear a dos kilómetros por hora durante la mitad de la jornada laboral conlleva caminar 40 kilómetros semanales. Teniendo en cuenta que el español medio anda solo durante 138 horas en todo el año, ya es una mejora. Sí conviene anotar estas sugerencias relacionadas con la postura:

  • Que la vertical de la mesa quede en todo momento por encima de la superficie útil caminable, y no hacia delante, con el objetivo de no tener que encorvarse hacia el teclado.
  • Que la superficie libre de la mesa permita apoyar los codos y antebrazos sobre la misma para no sobrecargar los hombros y la espalda con el peso de los brazos hacia delante.

Ventajas de trabajar y caminar a un tiempo

La ventaja más obvia de trabajar mientras se camina, incluso a velocidades tan bajas como 1,5 o 2 km/h, es la de ampliar el tiempo de movilidad. En la actualidad, el 25 % de la población española es obesa o tiene problemas de sobrepeso. Nos va a venir bien movernos más.

Las cintas para caminar permiten combinar dos actividades al mismo tiempo que a menudo han sido excluyentes. Como tercera ventaja se encuentra el hecho de que reducimos el tiempo de inactividad, que muchas veces es más relevante que la falta de ejercicio de cierta intensidad.

La COVID-19 ha cambiado nuestros hábitos. Ahora que buena parte de nosotros estamos trabajando desde casa y nos movemos menos que antes, conviene activarse en la medida de nuestras posibilidades. Caminar y trabajar es posible, al menos durante parte de la jornada.

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Imágenes | iStock/Nataliia Nesterenko, M. Martínez Euklidiadas

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